El Rey Del Mar

El sonido del oleaje chocando contra el casco del barco era relajante, casi hipnótico. Daniel qué luego se despertar decidió descansar más, más tarde abrió los ojos lentamente, sintiendo el cuerpo pesado y cada músculo entumecido. Era como si hubiese corrido una maratón interminable. Su cabeza palpitaba ligeramente, pero el hecho de estar despierto significaba que había superado otro obstáculo más.

Se incorporó con dificultad, notando a Josh sentado junto a él, afilando una pequeña daga con una piedra. El brillo de la hoja reflejaba la luz tenue del sol que se colaba por una de las ventanas de la habitación.

—Vaya, ya era hora de que despertaras —comentó Josh sin levantar la vista, aunque una pequeña sonrisa curvó sus labios.

—¿Cuánto tiempo estuve dormido luego de despertar? —preguntó Daniel, su voz ronca por la falta de uso.

—cinco horas completas. Doria estaba preocupada pensó que ibas a dormir dos días más o peor. Yo… bueno, no tanto. —Josh soltó una risa seca antes de añadir—: Aunque debo admitir que fue impresionante verte en acción. Esa cosa que hiciste, el aura roja… fue algo fuera de este mundo. No te lo dije antes porque apenas veías despertando

Daniel se apoyó en la pared detrás de él, tratando de organizar sus pensamientos. Lo último que recordaba era el enfrentamiento en la isla, el aura envolviéndolo y, después, el vacío. Pero había algo más que lo inquietaba, algo que no podía dejar de lado.

—Josh… tengo que preguntarte algo.

Josh dejó de afilar su daga y lo miró con curiosidad.

—¿Qué sucede?

—¿Tú has tenido alguna vez… sueños con el verdadero Naou? —preguntó Daniel con cautela, eligiendo cuidadosamente sus palabras.

Josh arqueó una ceja, claramente sorprendido por la pregunta.

—¿El verdadero Naou? No, nunca. ¿Por qué lo preguntas?

Daniel respiró hondo, preparándose para compartir lo que hasta ahora había guardado para sí mismo.

—Es que… el verdadero Steven ha hablado conmigo. Dos veces. La primera fue cuando estabamos de vuelta en la ruta de la niebla y la segunda… fue más reciente, antes de que lograra usar el aura, esa explosión de energía roja.

Josh lo observó con atención, su expresión cambiando de curiosidad a asombro.

—¿Quieres decir que el verdadero Steven, el dueño original del cuerpo que ahora usas, ha establecido contacto contigo?

Daniel asintió lentamente.

—Sí. Y no solo me ha hablado, sino que me ha dado consejos, aunque siempre de mala gana. Es como si no quisiera ayudarme, pero al mismo tiempo supiera que tiene que hacerlo porque si yo muero, él también lo hará.

Josh se quedó en silencio por un momento, procesando lo que acababa de escuchar. Finalmente, dejó la daga a un lado y cruzó los brazos.

—Eso es… increíble. Nunca había oído de algo así. Quiero decir, todos sabemos que los cuerpos originales tienen cierta conexión residual con nuestras almas, pero que lleguen a hablar contigo… eso significa que Steven tiene una fuerza de voluntad impresionante.

—Exacto —dijo Daniel, inclinándose hacia adelante—. Eso es lo que me preocupa. ¿Por qué tiene tanta fuerza de voluntad? Y, más importante aún, ¿qué significa esto para mí?

Josh estaba a punto de responder cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe. Doria apareció, con una expresión mezcla de emoción y preocupación.

—¡Daniel! Josh! Necesitan ver esto. Es importante.

La Recompensa

Ambos hombres siguieron a Doria hasta la cubierta del barco, donde ella tenía un pergamino enrollado en las manos. La brisa marina soplaba con fuerza, agitando su cabello y el papel que sostenía. Sin decir una palabra, les extendió el pergamino.

Daniel lo tomó y lo desenrolló lentamente. Lo que vio lo dejó sin palabras: un cartel de búsqueda con el rostro de Steven, hasta iba con una nueva foto tomada hace pocos días.

El texto era claro y contundente:

RECOMPENSA: 160 MILLONES DE MONEDAS DE ORO

Por captura viva o muerta del Capitán Steven.

—¿Qué diablos...? —murmuró Daniel, leyendo y releyendo las palabras.

—Subió treinta millones de monedas de oro después de lo que hiciste en la isla —explicó Doria, cruzándose de brazos—. Parece que no pasó desapercibido. Los piratas que sobrevivieron deben haber informado a sus superiores, y ahora eres aún más buscado.

Josh soltó un silbido bajo, impresionado.

—Ciento sesenta millones… Esa si que es una gran recompensa. Eres oficialmente un gran tonto por pelear allí

Daniel dejó caer el pergamino, su mente trabajando a toda velocidad.

—Esto no es bueno. Si ya era difícil pasar desapercibido antes, ahora será casi imposible. Cada cazarrecompensas, pirata y mercenario estará detrás de mí.

—Detrás de Steven, querrás decir —corrigió Doria, mirándolo fijamente—. Pero sí, eso incluye a ti.

El peso de la situación cayó sobre él como una tonelada de ladrillos. Estaba usando el cuerpo de un hombre que no solo tenía enemigos poderosos, sino también una reputación que parecía crecer con cada acción que tomaba.

Un Plan Necesario

—¿Y ahora qué? —preguntó Daniel, mirando a sus compañeros—. No podemos simplemente quedarnos quietos y esperar a que alguien nos encuentre.

Josh se rascó la barbilla, pensativo.

—Lo primero que necesitamos es entender mejor ese aura roja que usaste. Es claramente diferente del aura negra de Steven, y probablemente es lo único que puede darnos ventaja contra los que vendrán tras nosotros.

—Eso suena bien, pero no tengo idea de cómo controlarla —admitió Daniel, frustrado—. Solo aparece cuando pienso en cosas que realmente me motivan, pero el costo parece ser enorme. Después de usarla, quedé fuera de combate por dos días.

Doria asintió, como si estuviera confirmando algo que ya sospechaba.

—Eso significa que tu mente todavía no está preparado para manejar ese nivel de energía. Tal vez el aura roja es una manifestación de ti mismo, no de Steven, y necesitas encontrar una manera de entrenarla.

—¿Entrenarla? —repitió Daniel, algo escéptico.

—Sí. Si el aura negra de Steven está ligada a su deseo de ganar, entonces tu aura roja debe estar conectada con lo que más anhelas —explicó Doria—. Tendremos que trabajar en eso si queremos sobrevivir.

Josh intervino entonces, con una chispa de entusiasmo en su voz.

—También deberíamos buscar información sobre los que manejan recompensas tan altas. Si sabemos quién está detrás de todo esto, podríamos anticiparnos a sus movimientos.

Daniel asintió lentamente, sintiendo que el peso de la responsabilidad volvía a caer sobre sus hombros.

—De acuerdo. Pero antes de hacer cualquier cosa, necesito recuperarme por completo. Y también necesito respuestas del verdadero Steven. Si él sabe algo que pueda ayudarme, es hora de que me lo diga-- dijo en voz baja para si mismo

Doria y Josh lo miraron con seriedad, comprendiendo que el camino que tenían por delante sería más difícil que nunca. Pero también sabían que juntos, y con el poder del aura roja de Daniel, podían enfrentar cualquier cosa que se les presentara.

Mientras el barco avanzaba hacia el horizonte, Daniel apretó los puños, decidido a dominar el poder que ahora poseía y a descubrir la verdad detrás de todo lo que había ocurrido.