Un encuentro con un salvador desconocido provoca que Jaden recuerde su primer vida. Y se da cuenta de que en realidad es un carne de cañón, quien es sacrificado por el villano en la historia original.
No solo eso, sino que su salvador resulta ser su personaje favorito del libro, quien también muere traicionado por sus amigos.
Con esta nueva información Jaden toma una decisión, ¡destrozar la trama del libro!
¿Lo logrará? O, antes de que pueda hacer un movimiento, ¿será arrastrado de nuevo a lado del villano para ser sacrificado?
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Marca temporal
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Aquel delicioso olor no tardó en extenderse nuevamente, lo que tomó a Dathan por sorpresa. Su fuerza de voluntad ya pendía de un hilo, y la invitación no ayudaba en nada.
Todavía sin comprender por qué si Lance, siendo un alfa, emanaba una clara feromona omega, fue envuelto y atraído por la dulzura de la esencia, como una sirena oculta en pleno mar. Parecía seducirlo, con la única intención de conducirlo a su destrucción. Y si era honesto consigo mismo, no le importaba entregarse a dicha sentencia de muerte.
En ese momento, no le podían interesar menos las respuestas, pues su mente se veía arrastrada hacia las sensaciones que el chico le provocaba. Con cada segundo que transcurría se sumergía más y más. Su razón se resquebrajaba con cada mínimo gesto.
“De todos modos, Lance es Lance, y punto”, fue su conclusión rápida. El peliazul olía bien, y era hipnótico. Era todo lo que necesitaba saber.
El chico, ajeno a sus pensamientos y las restricciones que se estaba imponiendo, con torpeza desabrochó su camisa, o al menos lo intentó. Pero sus manos no parecían ser aptas para dicha tarea, dada la naturaleza descoordinada de sus movimientos, lo que le llevó a desesperarse y rasgar con fuerza cuando Dathan menos lo esperaba.
La tela se rompió con un sonido limpio, que se vio amplificado en la oscuridad de la cueva.
—¡Lance! —exclamó el príncipe, atónito por las acciones de su amigo. ¿Desde cuándo este chico era tan impetuoso? El “Lance” que conocía, aunque bromista en ocasiones, era más bien serio y medido. Y solo con Jaden podía desenvolverse con comodidad, como si le viese igual a un hermano pequeño del qué burlarse. O al menos, esa era la propia percepción que tenía de él.
No obstante, el chico que estaba sentado a horcajadas sobre él… no lucía para nada como aquello. Era torpe, impetuoso… y por alguna razón, suave. Y debía admitir que no le incomodaba para nada esta nueva versión. De hecho, se podría decir que su sentido de vanidad se vio satisfecho al pensar que solo él había presenciado esta faceta de Lance.
Su corazón comenzó a bombear con fuerza debido a la emoción, y su respiración se estancó. Realmente estaba perdiendo la batalla contra la cordura…
La atmósfera ambigua que la acción de Lance provocó parecía fuera de lugar en el espacio y situación en la que se encontraban. Claro que ninguno parecía darse cuenta de ello.
La esencia dulce se hizo más rica cuando el peliazul tocó con su propia manita indecente el pecho de Dathan. Alfa era joven, pero ya se podía entrever la firmeza y belleza del futuro.
Ajeno a la vergüenza, Lance tocó dos veces más. Y apretó un poco. Estaba inmerso en su paraíso pectoral. Lo peor fue que este príncipe tampoco se quedó atrás.
El suave toque del menor en medio de la oscuridad estimuló los sentidos. Y de manera casi inconsciente, Dathan liberó su propia feromona.
Primero exploró el territorio, y parecía saludar de manera juguetona. Pero pronto, cuando se encontró con la feromona suave y fragante fue casi instantáneo que la envolviera, como un depredador escudriñando a su presa. Y no tardó en acoplarla a sí mismo, lo que desde luego, provocó una reacción en Lance, quien no pudo evitar temblar.
El peliazul pareció perder las fuerzas por unos instantes, colapsando sobre el cuerpo del príncipe. De no ser por los brazos que envolvieron su cintura, habría caído hacia un lado. Ni que decir del pequeño gemido que escapó en forma de susurro de entre sus labios.
Sin embargo, fue así como ambas feromonas se combinaron casi a la perfección.
—Lance… deberías reaccionar ahora —musitó Dathan. Su tono de voz tenía una evidente nota de súplica. Sabía que si su amigo no reaccionaba pronto, él sucumbiría al instinto.
Pero el chico no entendía ninguna de sus palabras debido a la fiebre. Su ignorancia no le dio tregua al príncipe. Por el contrario, cruzó el punto sin retorno.
En medio de la oscuridad, en donde los sentidos se amplificaban sobremanera, un par de labios se acercaron al rostro del príncipe sin que se diera cuenta, y plantaron un suave beso. O quizás, sí lo notó, pero no tuvo la intención en ningún momento de apartarse, permitiendo que el acercamiento se completara.
El contacto fue torpe y tímido, demostrando la inexperiencia de Lance en el área. Él mismo no parecía estar contento por esto, y frunció el ceño, mostrando su disgusto. No obstante, su acción solo despertó un fuego abrazador en el otro. Y Dathan lo supo, alguna fibra en su interior se rompió. Quizás era su cordura, cuyos restos no podrían frenar sus acciones siguientes.
Despojado de caballerosidad, atrajo al chico deshonesto, encerrándolo entre sus brazos, como si de una prisión se tratase.
Envolvió su cintura, le sorprendió que fuese tan delgada, cabía a la perfección en su mano… En ese corto instante, se percató de que nunca había estado tan cerca de Lance, o no hasta ese momento. Ni siquiera en los entrenamientos y luchas de cuerpo a cuerpo habían tenido un contacto tan íntimo, lo que ya era mucho decir. Pero sorprendentemente la sensación en su mano fue adictiva, como si esa cintura estuviese hecha para encajar en su palma.
Inmerso en la sensación, apretó un poco; y amasó a placer en pocos segundos, hasta que escuchó un diminuto gemido, atrapado entre los labios del otro.
Complacido por lo que escuchaba y la dependencia que mostraba Lance por sus caricias, llevó una mano a la parte trasera de la cabeza del peliazul, y la acercó a él. La distancia se vio reducida a menos de un centímetro. Sus alientos se encontraron y combinaron, aumentando la ambigüedad.
Al inicio ninguno de los dos se movió, pues parecían disfrutar de este cortejo. Cada uno reacio a mostrar debilidad. Por suerte, llegaron a un consenso silencioso, perdiendo al mismo tiempo. No tardaron en arremeter contra la boca del otro.
No hubo delicadeza. Ni amabilidad.
No es que el príncipe fuese un idiota sin sentido del límite, que no procuraba a su pareja… pero hubo que reconocerlo, el peliazul no fue fácil de tratar.
El chico era más pequeño que él, aunque no menos competitivo. Quizás era el instinto arraigado de alfa el que le impedía rendirse ante otro alfa.
Dathan no sabía a qué se enfrentaba, ¿alfa u omega? Bueno, no importaba…
El fuego en su interior creció, y con ello el beso se profundizó. Los sonidos acuosos parecían resonar en la cueva, y provocaban que la temperatura incrementara en varios grados.
Sin embargo, la brecha física ya se había establecido entre ellos y no tardó en hacerse presente. El peliazul fue el primero en sucumbir, quedando a su merced.
Al percibir su rendición, una emoción indescifrable explotó en el pecho del príncipe; y al cabo de unos segundos, intoxicado por la atmósfera, se encontró a sí mismo recorriendo con su nariz el cuello de Lance, no distinto a un oportunista.
La esencia estaba ahí. A veces sutil, a veces abundante. En ocasiones dulce, y al segundo siguiente ácida. Parecía estar en una batalla constante contra sí misma. Y por extraño que sonara, esa lucha en sí era fascinante para el príncipe. Él estuvo ahí todo el tiempo, absorbiendo con avidez cada feromona que era emitida.
Sin restricción, el príncipe no pudo reprimir el impulso y mordió la piel. Como un estafador sin ley, dejó huellas dispersas por el cuello y clavículas del peliazul. Los dulces gemidos que escuchaba le instaban a continuar.
En algún momento se deshizo con una destreza que no sabía que poseía, de la camisa del peliazul, dejando a su total disposición el pecho suave y blanquecino. Incluso en la oscuridad parecía relucir.
Sería mentira decir que no se sorprendió por la piel delicada de su amigo, pero a él no le molestaban las sorpresas. Al menos no las de esta clase.
Con una sonrisa satisfecha continuó su trabajo. Claro que las cosas pronto alcanzaron un nuevo nivel, uno más peligroso.
Él estaba inmerso en las sensaciones. Lance correspondía y le instaba a continuar. ¿Cómo no se descontrolaría la situación?
Las mordidas en la piel del peliazul se hicieron más frecuentes, así como más profundas. Llegó el punto en que cambiaron de posición sin que lo notara ninguno de los dos.
Dathan comenzó a sentir que el calor en su abdomen aumentaba… y el tamaño de los colmillos también. Estaba tan inmerso en la presencia del chico, que pasó por alto este importante dato. Y aunque el otro lo hubiese notado, no le habría importado.
No obstante, cuando la punta de la nariz de Dathan se cruzó con lo que parecía ser una delicada glándula omega… bueno, la emoción se duplicó.
Su único pensamiento fue: “marcar”.
Y se dispuso a ello.
Antes de comprender lo que estaba haciendo, aprisionó a Lance en sus brazos nuevamente y se acercó a la glándula. La recorrió con la nariz y la lengua, provocando en el otro un temblor violento. Un gemido placentero también escapó de sus labios.
Dathan determinó que ese suave sonido era el permiso del peliazul para continuar… así que abrió la boca sin dudar, dejando los afilados caninos al aire. Era evidente que solo con acercarse a la delgada piel la atravesaría con suma facilidad.
Con su buena vista tuvo un claro vistazo de lo que tenía enfrente. La piel estaba un poco enrojecida e hinchada, luciendo en extremo lamentable.
Tragó saliva y sus encías comenzaron a picar. Cada parte de su cuerpo pedía marcar al chico aprisionado entre sus brazos.
Ahí estaba la glándula, a su disposición. Era suya para marcarla…
Inhaló profundamente, y sus fosas nasales se vieron inundadas por la esencia.
Los colmillos crecieron otro par de milímetros, provocando una ligera incomodidad a Dathan. Cosa que no pudo importarle menos. Se puso en posición, colocando los caninos sobre la delgada piel…
Y mordió con fuerza.
La glándula inmadura fue atravesada sin piedad. El dolor despertó la mente aturdida de Lance, y comenzó a forcejear debido al tormento; incluso, derramó lágrimas, demostrando lo doloroso que era. Al percibir su lucha, Dathan emitió feromonas, cuyo único propósito era consolar a omega. Y pareció funcionar.
El peliazul colapsó en sus brazos nuevamente, permitiendo que la glándula en su cuello fuese invadida de feromonas alfa a través de los colmillos; claro que sus lágrimas no se detuvieron.
Pasaron varios minutos, y Dathan por fin se retiró. No se olvidó de lamer un par de veces la marca temporal que acababa de hacer, como un consuelo para el chico. Lance quiso esconder el cuello, aunque los brazos en su cintura no se lo permitieron.
Ambos se quedaron en silencio, y lo único que se escuchó por un tiempo fue el sonido de sus respiraciones agitadas.
Cuando la atmósfera por fin se calmó un poco, el peliazul quiso moverse. Pero su cuerpo estaba tan cansado que ni siquiera tuvo la fuerza para mover un músculo.
—¿Por qué…? —Ni siquiera supo qué preguntar. Tenía un mar de sentimientos encontrados. La ansiedad y el miedo destacaban entre el resto.
Lo más desastroso fue que gracias a la nueva marca en su cuello, se sentía dependiente de Dathan…
“¿Por qué lo peor tenía que suceder en este lugar…? Maldita sea… el doctor me lo advirtió… y yo no hice caso a sus palabras…”
Sin tiempo para arrepentirse, el sentimiento de culpa lo inundó hasta ahogarlo.
—Lo lamento… —susurró.
El príncipe que lo sostenía desde atrás se tensó cuando le escuchó. Y ahora que su mente también estaba lúcida… y se dio cuenta de lo que acababa de hacer, de verdad que quiso golpearse contra la pared de piedra. Estaba bien si moría ahí mismo.
—Lance… yo…
Quería pedir perdón y exigir un castigo, pero antes de tener la oportunidad de hacerlo, la pared de la derecha comenzó a temblar. Cada segundo con más violencia.
Temiendo que ocurriera un segundo derrumbe, el príncipe vistió a Lance con rapidez, y se puso de pie con él en sus brazos. Lo cargaba en un bello estilo princesa, que despertó la vergüenza del peliazul.
En medio minuto, el centró de la pared mostró una anomalía. Primero fue el vapor que volvió el ambiente turbio, y pronto el borboteo inició. Al poco tiempo, las rocas se fundieron en una masa viscosa que dejó un hueco grande en la pared.
El calor abrazador las había derretido.
Los dos miraron la escena con perplejidad. Sin embargo, cuando vieron un pie salir por el hueco y luego un cuerpo grande, comprendieron lo que estaba sucediendo.
—¿Fegan? —llamaron al unísono.
Lance fue el primero en reaccionar, cubriéndose la nariz. La feromona del pelirrojo era sumamente hostil en ese momento; y con el problema hormonal actual se sintió intimidado apenas percibirla.
Dathan también lo notó, y de manera inconsciente liberó su propia feromona, para cubrirle y protegerlo. El peliazul le miró de reojo, pero no dijo nada, solo aceptó la ayuda en silencio. Aunque será mentira decir que no se sintió conmovido.
El pelirrojo los miró, y fue evidente que había sorpresa en sus ojos cuando se percató de sus posiciones. No obstante, no dijo nada sobre eso.
—Me alegro que estén bien.
Sin decir otra cosa, caminó hasta la pared contraria, misma que iba al exterior, y colocó ambas manos en esta.
Sus palmas calentaron la pared hasta que se derritió al cabo de varios minutos. Al parecer, este había sido el proceso que usó anteriormente.
La piedra no tardó en fundirse nuevamente, bajo el calor de sus manos. Y cuando un rayo de luz del exterior atravesó el interior de la cueva, todos se sintieron abrumados.
Lance levantó la mirada debido a la emoción. Solo para encontrar a Jaden, de pie todavía en el borde del primer hueco en la pared. El omega ni siquiera le notó, estaba perdido en sus propios pensamientos. Pero algo era evidente, no estaba bien.
Su primer instinto como amigo fue el de ir a su lado… sin embargo, su estado no era mejor. Sus piernas no eran diferentes de suaves esponjas en ese momento. Dependía de Dathan para salir de la cueva.
Resignado, se mantuvo en silencio. Hasta que Fegan logró derretir la segunda pared.
—Jaden, vamos —dijo con un tono duro que les sorprendió. Fue inevitable que se miraran el uno al otro, y luego a aquellos dos.
Los hombros del omega temblaron, y asintió.
—Bien…
Para cuando cruzaron los cuatro aquella pared y vieron la luz del día nuevamente… se sintieron extraños.
No habían pasado más de cinco horas, pero las cosas sí que habían cambiado.
Uniones que no debieron forjarse, lo habían hecho.
Sentimientos que no debían confirmarse, lo hicieron.
Era un completo desastre. Y desde luego, su historia se había desviado del destino trazado.
Jaden no sabía si alegrarse o entristecerse por esto.
...
Recuerdo que hace un año publiqué un capítulo justo el 15 de noviembre y dije que me faltaba un año para ser Charlotte Lucas... Bueno, hoy oficialmente soy Charlotte Lucas... je, je
posdata autora mira seirei gensouki je
me encanta tu historia espero con ansias más capítulos /Smile/