En el antiguo jardín de la mansión, la mesa de té estaba meticulosamente dispuesta para dos, mientras el sol de la tarde bañaba el escenario con suavidad. El hombre, impecable en su apariencia pero distante en su mirada, apenas prestaba atención a la dama frente a él. Sus cabellos rubios danzaban con la brisa, pero su expresión reflejaba tristeza y resignación. Con voz serena pero cargada de pesar, ella deslizó un documento sobre la mesa, diciendo: "Espero que encuentre a alguien que lo ame en la medida en que usted no lo considere una molestia."
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Capitulo 19
Mayordomo se acercó al cuarto de Edith, golpeando suavemente la puerta antes de entrar con la discreción característica.
- Mayordomo: Señorita Edith, el día está hermoso afuera. Sí me permite hacerle una sugerencia... Sería agradable que saliera a dar un paseo y disfrutara del sol. A veces, la frescura del aire puede hacer maravillas para el ánimo.
Edith, aún sumida en sus pensamientos, miró al mayordomo con sorpresa y pensó.
- Edith: [es que me veo tan... mal ¿se dieron cuenta?]
El mayordomo ahora que tenía la atención de Edith continúo.
- Mayordomo: Nos ha llegado la noticia de que hay un circo en el pueblo, dicen que es muy extravagante y divertido... Sé qué no es algo que la Señorita acostumbre a hacer, pero... podría ser una opción para distraerse.
Edith desvío su mirada del mayordomo y contestó.
-Edith: Gracias, eso suena bien. Tal vez un paseo sea justo lo que necesito.
El mayordomo asintió, sintiendo que al menos había cumplido el propósito de sacar a Edith de la mansión por un rato.
- Mayordomía: Entonces Señorita haré los preparativos necesarios...
El mayordomo se retiró, y pronto un par de doncellas llegaron con la intención de ayudar a Edith a prepararse para salir.
Edith salió de la mansión Everglen, decidida a despejarse teniendo un día diferente en el pueblo.
El sol brillaba en el cielo, y el aire fresco le acariciaba el rostro mientras caminaba por las calles. A lo lejos, pudo escuchar el bullicio y la música provenientes del circo, pero su atención fue desviada por un aroma delicioso que flotaba en el aire.
Siguiendo el olor tentador, Edith descubrió una pequeña posada con las puertas abiertas de par en par. El aroma a comidas caseras recién preparadas la atrajo irresistiblemente, y sin pensarlo dos veces, decidió entrar.
Los empleados de la posada se sorprendieron al ver a una joven tan elegante y refinada entrar por la puerta. Edith parecía una visión de la nobleza con su vestido vaporoso de flores, guantes de encaje, zapatos de tacón y un gran sombrero que completaba su atuendo. Sin embargo, Edith no se dejó intimidar por las miradas curiosas y se dirigió con determinación hacia una mesa, acompañada por una doncella y un caballero escolta.
Al principio, los empleados dudaron de sí realmente estaba ahí porque quería consumir algo del local, ya que era impensado que un noble acudiera a sitios como ese.
Pero al ver como la Señorita le ofrecía un lugar a sus acompañantes y pidiendo el menú a uno de los empleados, evidentemente ella estaba decidida a comer ahí.
Sus pedidos fueron servidos. Mientras disfrutaba de la deliciosa comida que le servían, la expresión en el rostro de Edith era muy diferente a la habitual, parecía que por un instante al menos recuperó el brillo en sus ojos.
El almuerzo había llegado a su fin, y Edith complacida con los sabrosos platillos que había degustado decidió también beber un té en el lugar, como tenían de costumbre los nobles.
Mientras ella lo hacía, su escolta fué a ver qué el carruaje se acercará hasta el lugar para seguir el camino que tenían originalmente planeado, y la doncella que acompañaba a Edith se dirigió al tocador. Entonces en un instante, se encontró sola en la mesa, y fue entonces cuando vió como dos extraños encapuchados se sentaron en una mesa cercana.
La voz de uno de ellos resonó en sus oídos, y Edith reconoció de inmediato a Cedric Blackwood. Un escalofrío recorrió su espalda, y sin comprender por qué, instintivamente bajó la cabeza como si intentara ocultarse.
- Edith: \[¿Es Cedric Blackwood... Y por qué estoy tratando de esconderme?\]
Se preguntó Edith, desconcertada por sus propias reacciones.
Edith, intentando no darle importancia a su reacción inicial, trató de concentrarse en su té y disfrutar del momento en la posada. Sin embargo, la conversación de Cedric y su acompañante se filtraba en sus oídos, y su atención se desvió hacia ellos de manera involuntaria.
- Será difícil... pero el Príncipe Erick tiene razón.
Dijo el hombre al que Edith no conocía. La mención del Príncipe Erick intrigó a Edith, preguntándose sobre qué asunto estarían discutiendo. Sin embargo, la sorpresa llegó cuando Cedric habló.
- Cedric: Sí... entonces te encargo a ti esa tarea... encuentra una prometida adecuada lo más pronto posible.
Pronunció Cedric. Las palabras resonaron en los oídos de Edith, quien, ocultando su rostro bajo el ala de su sombrero, abrió la boca con asombro.
- Edith: \[¿Está buscando una prometida?\]
Se preguntó Edith en su mente, sin poder evitar escuchar más de la conversación.
En ese instante, la voz de su doncella llamándola por su nombre sorprendió a Edith, quien se levantó de un salto de su silla.
- Doncella: Señorita Edith, todo está listo; podemos retirarnos.
La doncella, desconcertada por la reacción de Edith murmuró con un tono de preocupación.
- Doncella: ¿Señorita?
La doncella no podía verlo, pero Edith, que intentaba ocultar su rostro bajo el sombrero, estaba completamente roja por la vergüenza.
- Edith: \[Diana, ¿por qué tuviste que mencionar mi nombre? ¿Acaso el Conde creerá que estaba escuchando su conversación?¿Por qué pensaría eso? ¿Por qué estoy tan avergonzada? No estaba haciendo nada malo\]
Reflexionó Edith, deseando en ese momento que la tierra la tragara.
Edith se encontraba en un dilema interno, preguntándose si debería retirarse como si no supiera que el hombre detrás de ella era Cedric Blackwood o debería saludar apropiadamente, ya que ignorar a un noble podía considerarse un insulto. Mientras debatía internamente sobre qué hacer, la voz profunda de Cedric resonó cerca de ella, enviándole escalofríos.
- Cedric: ¿Señorita Everglen?
Edith se volteó para encontrarse con la imponente figura de Cedric, quien se estaba bajando la capucha y la miraba fijamente con sus profundos ojos azules. Nerviosa, Edith retrocedió un paso, sintiendo su corazón latir con fuerza. Finalmente, decidió saludar apropiadamente.
- Edith: Conde Blackwood, qué sorpresa volver a encontrarlo.
Expresó Edith con una mezcla de cortesía y sorpresa. Cedric, con una detención medida, respondió.
- Cedric: Sin duda es una sorpresa encontrar a una dama noble en este lugar.
Edith se sintió avergonzada, pero trató de justificar su presencia.
- Edith: ¿Es extraño...? Pero la comida aquí es irresistible...
Añadió mientras se acomodaba el cabello. Cedric, sorprendentemente, mostró una ligera sonrisa en sus labios apenas curvados.
- Cedric: En eso estamos de acuerdo.
Dijo con un tono más suave de lo habitual. Edith se quedó sin palabras, quería decir algo más, pero no sabía cómo continuar la conversación.
Afortunadamente, su escolta llegó en ese momento, informándole que el carruaje ya estaba preparado.
- Edith: Debo retirarme, Conde... fue agradable verlo.
Dijo Edith mientras se alejaba. Cedric la siguió con la mirada hasta que desapareció de su vista.
El asistente de Cedric, llamado Logan, observó la escena con incredulidad. Nunca antes había visto a su maestro prestarle tanta atención a alguien sí no fuera por algo estrictamente necesario y no encontraba explicación de por qué hablarle directamente a una mujer que ni siquiera lo estaba viendo. Curioso, no pudo contener su pregunta.
- Logan: ¿Quién es esa mujer, Conde?
Y si es cierto que se dice que con la clase se nace y en algunas ocasiones se hace...¡Usted, francamente desertó de las dos!.🤨😒