Orien reencarnó en un mundo desconocido, luego de haber habitado por mucho tiempo en Goren y ahora siendo un mago de alto rango decide aventurarse por el inmenso continente Venus.
¿Qué nuevas aventuras descubrirá Orien Nadali?
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En casa
Orien se hallaba sentado encima de la pila de escombros, muerto de la risa porque Happy estaba llamando a Darién, papá. Y el emperador mostraba una arruga molesta en su frente.
—¿Por qué me sigue llamando así? Tú eres su dueño, no yo. —Darién se quejó mientras tomaba asiento al lado de Orien.
—Bueno, de todas formas eres su papá, —él subió los hombros y luego dejó salir una risita. Darién le golpeó en la cabeza y él se abalanzó haciendo que el emperador se sorprendiera por esa acción inesperada. —¿No es cierto? —Orien se acercó con atrevimiento al rostro de Darién, él volteó el rostro antes de comenzar a congelar las manos de Orien. —¡Ey!
—No te pases de la raya.
—Eres bien delicado. —Orien se alejó fingiendo enojo, sin embargo no se esperaba que Darién le diera un beso en la mejilla.
—Y tú eres un exagerado. Ya quiero regresar a Goren, odio estar lejos de casa.
—¿Quieres subirte sobre Happy? —el emperador se acostó encima de los escombros y Orien se acomodó a su lado.
—¿No dijiste que estaba enfermo?
—Ya está casi recuperado, Happy es muy fuerte.
—Hum, está bien. —Darién suspiró antes de volver a hablar. —¿Esa elfo es tu compañera de viaje?
—¿Cuándo conociste a Zura?
—Me gusta mirar el área en donde me quedo, es por precaución. Pensaba que los enanos estaban extintos.
—Sobrevivieron algunos. ¿Sabías que los demonios reinaban en el pasado el continente de Venus?
Darién se removió un poco a su lado.
—La historia que conozco no dice eso, bueno al final de cuentas el lado vencedor es el que siempre escribe la historia. Lo único que tengo sabido es que los demonios buscaban crear un continente de criaturas mágicas, es decir querían exterminar a los humanos. Aunque al final el rey demonio decidió destruir varios reinos de criaturas mágicas.
—Ojalá no haya más guerras, estoy harto de ver gente morir.
El viaje de regreso a Goren tomó alrededor de dos semanas, Happy fue de mucha ayuda luego de recuperarse. Incluso se tomaron el tiempo de casar a varias bestias mágicas en el trayecto.
Orien alzó su vista observando la frontera de Goren, antes pasaron por Alfreimr para saludar al viejo Elios, el reino estaba siendo reconstruido, al parecer ya no dependerían tanto de la magia. Era una pena que el reino donde residían los dioses se viera afectado por un error de un solo individuo, sin embargo los dioses podían hacer lo que quisieran y nadie podía oponerse a ellos.
—¿Irás primero a ver a tus padres?, voy contigo. —Ya estaban adentrándose a Gales la capital de Goren.
—¿No se supone que eres el emperador? —Darién volteó los ojos para luego chasquear la lengua.
—Jonathan está a cargo.
«Pobre Jonathan», mientras Orien se encontraba pensativo Darién tomó su mano transportándose frente a la puerta de su casa en Ziri.
—¡Maldición, avisa!
—Baja la voz, quiero darle una sorpresa a Amelia.
En ese momento la puerta se abrió, Amelia dejó caer la canasta con los vegetales cuando vio a Orien, las lágrimas inundaron sus ojos y él se acercó a abrazar a su mamá.
—Estoy en casa.
—Bienvenido… hijo —dijo sollozando. Thomas pronto se unió al abrazo familiar, y Darién se limitó a observar con una sonrisa.
—Debiste avisar que llegarías, no tengo nada preparado.
—No te preocupes mamá. —Orien acarició su espalda y luego se adentró a la casa notando las nuevas remodelaciones. —Oh, aquí se ve diferente.
—Sí, el emperador cambió algunas leyes y ahora tengo un mejor trabajo. —Thomas dijo mientras ingresaba en otra habitación.
—Te ves más alto, —Amelia lo observó con una mano debajo del mentón.
—¿En serio?
—Gracias hijo por traerlo. —Ella fue a abrazar a Darién, que la recibió con una sonrisa. —Pero deberías descansar, te veo con ojeras.
—Lo mismo digo, no me escuchó cuando le dije que regresara al palacio.
—Mentiroso, me mandaste a trabajar.
Amelia dejó salir una carcajada, luego dijo que iría a preparar algo para ambos.
—¿Así que cambiaste algunas leyes?
—Ajá, ¿Pensaste que no estaba haciendo mi trabajo?
Orien le palmeó la cabeza embozando una sonrisa.
—Ya creciste, ¿te despiertas solo?
Darién desvió la mirada y Orien comenzó a reírse. El emperador iba a congelarlo pero se calmó cuando Amelia le ofreció un poco de té.
Tuvieron un hermoso reencuentro, esa noche Orien decidió quedarse a dormir en casa. El cielo estaba lleno de estrellas como siempre, con ese toque mágico y perfecto, las lunas alumbraban con frialdad sin ser hostil.
—Parece que me extrañaste, estás muy pegado a mí. —Orien intentó molestar a Darién. Ambos permanecían sentados en unos banquetes improvisados, cerca de la playa. El silencio de Darién hizo que Orien lo observara con curiosidad, las mejillas de él estaban vuelto rojas. —También te extrañé mocoso.
—¿Sabes que puedo decapitarte por faltarme el respeto?
—No creo que seas capaz de matar a tu futuro esposo.
Darién embozó una sonrisa maliciosa antes de enrollar el cuello de Orien, parecido a una llave de lucha libre.
—Cierto, si te convierto en emperatriz mi trabajo se reducirá.
—¡Eh!, no, olvídalo que dije, me retracto. —Orien intentaba huir, él no tenía pensado pasar el resto de sus días en una oficina firmando papeles. —Soy hombre libre.
—¿Con permiso de quién? —Orien sintió el aire frío y sonrió nervioso. «Lo que me sucede por amar a un loco», pensó mientras sentía más frío que antes.
—Ey, ¿Me quieres matar en serio? —Empujó a Darién haciendo que cayera en la arena. Luego presionó las manos de él en la arena, impidiendo que se librara. —No puedo ser tu emperatriz, no puedo reproducirme contigo, por si no lo notaste.
—Eso no es importante.
—¿Ah?, ¿El consejo imperial, la emperatriz y los nobles estarán de acuerdo? —Orien lo soltó sentándose en la arena. —¿Me creerías si te digo que vengo de otro mundo?
—Sí… ¿Cómo era ese mundo?
—No tenía magia, el dinero y las posiciones eran el máximo poder.
—Suena aburrido —dijo con tranquilidad provocando que Orien comenzara a reírse. —Orien, si quiero hacerte mi emperatriz ni siquiera los dioses pueden impedírmelo.
—Guau, te volviste más coqueto, —Orien le picó las costillas jugueteando con él.
—Ah, deja de hacer eso. —Volvieron a tumbarse en la arena. Orien sonrió antes de besarlo, primero fue tranquilo pero luego parecía querer devorarlo. —¿Vas a ser mi emperatriz?
Darién volvió a insistir y Orien se rindió por fin soltando un pequeño «sí» en un susurro.
Al día siguiente Orien se despidió de sus padres, prometiendo que no estaría más lejos de la capital. Gracias a la magia del emperador aparecieron en la habitación de él.
—¿Dónde está Perséfone? —Orien preguntó dirigiéndose a la puerta, pero al tocar el picaporte notó como el hielo se extendía. —¿Ah?, ¿Me vas a mantener de prisionero?
—Orien, quédate… —él miró a Orien como si estuviera esperando algo más, Orien la captó enseguida pero se hizo el loco preguntando nuevamente por la princesa. —Puedes saludarla luego. —Orien se sobresaltó al sentir las manos frías de Darién abrazarlo desde atrás.
—¿Qué se te metió ahora? —él se giró empujando un poco la cabeza de Darién. «¿A estas horas anda caliente?» pensó observando los rayos de sol entrar por la ventana. Aunque recordando que se habían besado bastante anoche podía ser el causante de dicho deseo. —Espera, maldito mocoso… no metas la mano ahí.
Orien lo alejó de nuevo, «vaya loco».
—¿Por qué no?
—Piensa con la cabeza, la de arriba. —Orien utilizó su paso veloz para llegar cerca de la cama, miró la ventana pero antes de que accionara, Darién la congeló por completo. —¿Esto no es ilegal, maldito loco?
—Deja de jugar, me estás molestando mucho.
Orien formó una sonrisa burlona y luego extendió los brazos invitando a Darién para que se acercara.
—¿Estas seguro? —Darién asintió. Orien se acercó a sus labios y comenzó a besarle. Él lo empujó lentamente a la cama, tratando que no se lastimara. Pronto Darién dejó salir un suspiro al sentir la mano de Orien recorrer su cuerpo. Ambos volvieron a besarse, él abrazaba el cuello de Orien con fuerza.
Darién se sintió avergonzado cuando fue desnudado por completo, el latido de su corazón invadió sus oídos haciendo que por un momento sus pensamientos se nublaran.
—Orien… —volvió a soltar otro suspiro, el placer lo estaba enloqueciendo, provocando que quisiera gritar, las manos de Orien se movían de manera habilidosa mientras lo preparaba.
—Hum —besó a Darién distrayéndolo antes de entrar en él, Darién soltó un quejido, luego suspiró profundamente. —¿Todo bien?
—Creo… —dijo con la voz un poco ronca. Orien embistió lentamente causando que él gimiera más fuerte. Pronto la velocidad aumentó, las caricias y los besos siguieron hasta que ambos alcanzaron el éxtasis.
—¿La vestimenta de ese mundo también era distinta? —Darién estaba curioso, Orien estaba algo feliz porque él seguía interesándose por el mundo del que provenía. Ambos se encontraban en la cama vestidos con unas batas.
—Sí, de hecho las construcciones de Goren se parecen a algunos edificios del pasado de mi mundo. Lo único que extraño de ese mundo es mi Ps 5, mi PC y mi hermoso teléfono.
—¿Es eso muy importante para ti?
—Es mi vida, aunque bueno ya no puedo regresar porque morí en ese mundo.
—¿Ah?, ¿Te mataron? —Orien asintió mientras se acomodaba entre las almohadas. —¿Si pudieras regresar, te irías?
—¿Por qué empleas ese tono?, aunque extraño a mi hermano, no hay muchos motivos para regresar, soy más feliz en Goren y en Ziri.