Blanca Como La Nieve

Samara

Llegamos a un pequeño hotel a las afueras de la ciudad. Crystal aparcó el coche y apagó el motor.

—Y ahora ¿qué hacemos? —

— Lina dijo que veía el gran pino azul. La empresa de recogida de basuras de Greenforest se llama Pino azul. Desde donde está debe ver los contenedores de basura—

—Espero que estés en lo cierto y todo esto no sean delirios de una admiradora de las series policíacas— murmuró la rubia siguiendo mis pasos.

Nos dirigimos hacia el lateral del hotel que daba al bosque. Allí había varios contenedores de basura pero por mucho que miraba hacia las ventanas de las habitaciones, no era capaz de encontrar nada que me indicara que Lina estaba en una de ellas.

Seguí caminando hacia la parte trasera del hotel y entonces lo vi,el camión de recogida de basuras, el gran pino azul.

—Aquí, aquí,— le hice señas a Crystal para que se acercara sin querer hacer mucho ruido.

—¿Qué? ¿Qué has descubierto? — la rubia me miraba expectante.

Señalé hacia el camión de la basura.

—¿El camión? .¿En serio? Antes los cubos de basura, ahora el camión, estoy empezando a pensar que tienes un problema con los desechos—

—Shsss, ¡mira! — en uno de los ventanales había un pequeño trozo de tela pillado con el cierre —Creo que es del vestido de Lina—

'Samara, ¿dónde estás?' la voz de Kai inundó mi cabeza a través del enlace mental.

—Mierda, mierda, mierda— maldije

—¿Qué pasa? —

—Kai me está hablando por el enlace mental—

—¡Bloquéalo! —

—¿Eso se puede hacer? —

—Sí, ignóralo y sube un muro para bloquearlo—

—Y ¿cómo puñetas hago eso? —

'Samara, contéstame' — podía sentir como el rubio estaba cada vez más enojado.

No sé como lo hice pero lo ignoré y se sintió como cuando minimizas una página en el ordenador, sabes que la pestañita está ahí abajo pero puedes seguir haciendo otras cosas sin que te moleste.

—Creo que lo he bloqueado. Hay que llegar a esa habitación—

Trepamos por un muro que había rodeando al hotel. Desde ahí saltamos a una de las cuatro pequeñas terrazas que había en el primer piso. Me puse de pie sobre la barandilla mientras la rubia me agarraba para que no me cayera y estirando los brazos agarré la parte baja de la barandilla del segundo piso. Si siguiera con mi fuerza humana difícilmente hubiera podido levantarme y conseguir alcanzar el siguiente piso pero, afortunadamente, desde que me transformé mi fuerza había aumentado considerablemente.

—James acaba de hablarme por enlace mental, Kai ha debido llamarlo. Lo he bloqueado pero no sé lo que tardarán en deducir que estamos aquí— Crystal me avisó.

—Baja y espérame con el coche arrancado. Si ves a Kai o a James acercarse al hotel vete—

—¿Qué?, no voy a abandonaros—

—Si Kai llega antes de que nos hayamos ido las cosas se van a poner muy feas y no quiero que esto te perjudique —

—No será tu culpa —

—Sí porque fui yo la que te arrastró a venir aquí. Además, si consigo rescatar a Lina necesitamos salir de aquí lo más rápido posible—

—Está bien. Os esperaré con el coche arrancado.¡Suerte! —

Vi a la rubia saltar al muro sin inmutarse y luego a la calle. Me pregunté si su agilidad tendría que ver con su condición de loba y si yo poseería la misma cualidad.

Me subí a la barandilla de la habitación de el segundo piso y estiré los brazos para agarrar la del balcón de arriba. Otra vez pude subir fácilmente mi cuerpo con solo la fuerza de mis brazos. Estaba claro que el ser loba me había dado muchas nuevas habilidades.

Estaba ya en el balcón de la habitación donde suponía que se encontraba la morena. Puse las manos en la puerta de cristal y para mi sorpresa se deslizó hacia un lado dejándome el acceso libre a la habitación. Moví la cortina con mucho sigilo y me encontré con mi amiga tumbada en la cama totalmente desnuda y con el bárbaro de su pareja, también desnudo, a su lado. Lina puso su dedo en la boca indicándome que no hiciera ruido. Le hice una seña para que se levantara y entonces vi su tobillo todo lleno de ampollas esposado a una barra que había a los pies de la cama. Me hizo señas y por lo que entendí las llaves estaban en el bolsillo del pantalón de Alfa Brad.

Empecé a buscar el dichoso pantalón intentando hacer el mínimo ruido posible. La llave no estaba en ninguno de los pantalones que tenía en el armario ni por la habitación. Después de mirar por todos sitios me adentré en el baño y encontré unos pantalones tirados en el suelo. Efectivamente la llave se encontraba en su bolsillo. Me apresuré a vover a los pies de la cama y Lina volvió a hacerme señas. No entendía lo que quería decirme y agarré el extremo de las esposas a pesar de la cara de horror de mi amiga. La morena se quedó con cara de no entender nada mientras yo giraba la llave y liberaba su tobillo. Las esposas cayeron chocando con la barra de hierro y haciendo un ruido metálico. Me agaché lo más rápido posible rezando para que Alfa Brad no se despertara pero supe que mis plegarias no fueron escuchadas al oír su desagradable voz.

—¿Qué pasa? .¿Quién anda ahí? — bramó el bestia.

—Yo no he escuchado nada, mi Alfa. Ha debido ser un sueño— escuché como mi amiga se cubría con la sábana.

—Um, habrá sido eso. ¡No te cubras!, Me encanta verte desnuda— el Alfa se movió y se escucharon ruidos de lamidas y chupadas — que buenas tetas tienes cachorra—

Seguidamente se escuchó al bestia tumbarse otra vez en la cama y a los pocos minutos sus ronquidos inundaron la habitación.

Me levanté con sumo cuidado. Afortunadamente cuando Alfa Brad apartó la sabana del cuerpo de mi amiga sus pies quedaron tapados ocultando que su tobillo ya no estaba esposado.

Lina se deslizó suavemente por el colchón y se bajó de la cama sigilosamente. Miró hacia la puerta de cristal y supe que quería que huyéramos por donde yo había venido.

Salí a la terraza con Lina pegada a mi espalda. Pasé mis piernas al lado exterior de la barandilla y le indiqué a mi amiga que hiciera lo mismo. Fui deslizándome hasta quedar de rodillas y luego me fui descolgado hasta que mis pies rozaron la barandilla de la terraza del piso inferior. La morena iba a mi lado siguiendo mis pasos. Cuando iba a posar el pie en la parte baja de la barandilla éste resbaló y me caí hacia atrás. Cuando pensaba que me partiría varios huesos en la caída mi amiga , con una agilidad digna de un ninja , me atrapó la mano impidiendo que cayera.

—¡Tenemos que irnos, se ha despertado! Hay que saltar —

—¿Qué? — ¿me acababa de salvar de caer para ahora decirme que tenía que saltar?.

—¡Cachorraaaa!! —

El grito de Alfa Brad me heló la sangre.