Yura Pregonas es una mujer muy distinta a las que comúnmente se ven en la calle, ya que su piel, su pelo y sus ojos la hacen única entre tantas.
Con sus rasgos delicados, su altura y cuerpo dignos de una modelo, se siente de otro planeta, pero en el mal sentido de la palabra, ya que en su adolescencia todo eso la ha mantenido catalogada como la rara del local estudiantil, hasta que conoció a alguien casi tan exótico como ella, quien más tarde se convirtió en su mejor amigo y por el cual tuvo sentimientos silenciosos para no romper el vínculo de protección que ambos conllevaron con el otro. Sin embargo, no supo más de él luego de su graduación porque su familia se mudó.
Recientemente divorciada y escapando del poder de su exmarido, viajará en busca de una nueva vida.
¿Qué pasará con su mejor amigo cuando se reencuentren?
¿Será que, nuevamente, sus corazones estarán dispuestos a proteger al otro?
¿Su ex esposo le dejará el camino libre sin causar problemas?
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Mañanero oral (+18)
Aldana y Gonzalo disfrutan la cena y conversan sobre sus vidas, olvidando si podían considerarse preguntas demasiado confiadas, pero sinceramente, se veían cómodos con eso.
Un par de horas después, él se despide y ella sube a su habitación para dormir, sin darse cuenta que en ningún momento pensó en aquel estúpido hombre que es dueño de sus sentimientos.
La albina despierta en los fuertes brazos del pelirrojo y suspira de tristeza sabiendo que en la tarde deberán despedirse. Aunque al mismo tiempo, una felicidad inmensa la acobija, entendiendo el gran paso que dieron anoche, ese que han anhelado dar desde que volvieron a verse.
Se escabulle de la cama y solamente se coloca la típica remera de algodón que siempre utiliza, ya que su dueño se la presta. Se dirige a la cocina para hacerle un delicioso desayuno y limpia la sala, retirando la comida que no degustaron.
Pocos minutos más tarde, recuerda que debe llamar a su secretaria para avisar que no irá a la empresa y así lo hace porque, mientras tanto, deberá ocupar el puesto de jefa para que cumplan con sus tareas, sin hacer desorden.
—Me dejaste solo— reprocha Aarón llegando a la cocina.
—Quise sorprenderte con el desayuno — avisa señalando las tazas en las que servirá el café, el mismo que se está preparando en la cafetera, por lo que tienen que esperar.
—Todavía falta— señala la jarra de vidrio en la que cae el líquido oscuro.
—Sí, mi amor — asiente — He hecho unos... — sus palabras quedan totalmente interrumpidas porque el pelirrojo reacciona rápidamente y la sube a la mesada de mármol.
—Quiero mi desayuno— ordena él seriamente.
—Debes esperar.
—No, lo que quiero no puede esperar— avisa besándola ferozmente.
Yura casi no reconoce al hombre que tiene entre sus piernas, ese que se está abriendo espacio para unirse nuevamente.
Aarón parece alguien diferente y lo raro es que a ella le gusta más que su versión amorosa. Este espécimen salvaje deja marcas en su piel en cada caricia, sus labios están hinchados y no para de gemir, viendo como debora sus pechos, luego de quitarle la única prenda que la vestía.
Él, que parecía tan inocente, ahora mismo está aproximando su boca a su fuente de humedad, la cual no tiene ningún tipo de impedimento cubriéndola. O sea, no hay ropa interior que obstaculice su paso.
La albina totalmente despeinada, cierra sus ojos e inclina su cabeza hacia atrás cuando siente el aliento del pelirrojo chocar con su punto débil, él la tiene en la mesada como si fuese el desayuno que tanto ha esperado; sus piernas abiertas mientras su cabeza se pierde en ese lugar que tiembla deliciosamente por quién está degustándola, una de sus manos en la cara de su muslo interno y la otra en su pecho derecho, amasándolo sin piedad.
—Aarón— gime ella sintiendo sus paredes contraerse de placer.
—Mmmm— él jadea recibiendo gustoso el néctar de su mujer.
Al finalizar, la casi nula respiración de Yura, se regulariza lentamente y el abogado la mira con un brillo único en los ojos.
—Cada día más rica— admite él haciéndola sonrojar.
—Quisiera comprobar si sucede lo mismo contigo— responde atrevida mientras se muerde el labio.
—Después— promete.
—¡Ahora!— ordena bajando de la mesada, empuja a Aarón contra la isla de la cocina y baja su ropa, encontrando un falo muy despierto, esperando por ella.
Yura coloca la remera en el piso, para amortiguar el dolor que a la larga pueden sufrir sus rodillas, y se dispone a saborear la dulce paleta que su amorcito le da.
Una de sus manos la ayuda con la tarea mientras la otra se ubica en la cadera del pelirrojo. Él, por su parte, tiene una de sus manos como sostén de su propio cuerpo, agarrando la orilla de la isla y la otra se pierde en el cabello de la CEO.
Es su turno de expulsar muchos jadeos, gemidos y maldiciones, sabiendo que ha probado sexualmente al amor de su vida y debe alejarse por su trabajo. Aunque eso no le impide pensar en una posible solución.
Bueno, sus viajes y maldiciones, no le impiden ningún pensamiento, pero la mujer arrodillada frente a él, sí, haciéndole olvidar como se habla.
Cuando los movimientos empiezan a ser más rápidos y profundos, ella nota que Aarón se tensa y su miembro le anuncia la próxima reacción, de la cual puede huir o no. Pero, para sorpresa del abogado, ella lo recibe sin problemas.
—¡Yu, carajo, me descontrolas!— menciona jadeando.
—Me encanta saberlo— responde.
Él la ayuda a levantarse y se sonríen mutuamente para luego besarse con ternura, se visten y Aarón se dispone a servir el desayuno.
—Ahora sí, vamos a tomar café— bromea.
—¿No deseas ducharte?— ella cuestiona sugerente.
—Dios mío, no puedo negarme— se muerde el labio y caminan juntos.
Claramente, en la ducha vuelven a experimentar su encuentro pasional y luego se visten apropiadamente.
Al volver a la cocina, encuentran a Aldana ya comiendo sus preparaciones.
—Buenos días, tortolitos— saluda desde su silla.
—Buenos días — contestan al unísono.
—¿Por qué has llegado tan temprano?— cuestiona Aarón.
—Necesito que me ayudes antes de irte— menciona.
La sola idea de que su hermano se vaya no le gusta e incluso pone en duda cómo seguirán la relación con Yura, ya que puede notar que se dieron con todas las ganas.
Ambos tienen marcas que los dejan en evidencia. Aunque al mismo tiempo, se le ocurre bromear con algo.
—¿Qué es?— indaga él mientras se sirve café.
—Primero que nada, ¿en un futuro cercano, seré tía?
El pelirrojo intercambia una mirada con la albina porque no se cuidaron en toda la noche, ni en la mañana.
—No molestes Aldanita— bromea su hermano para evitar responder— Cuéntame para qué me necesitas.
— Mi transferencia laboral ha perjudicado mi contrato y por ende, también mi sueldo, así que quería saber si podías revisarlo por las dudas que sea una mala jugada de ellos.
—Claro, lo leeré después del almuerzo — asiente.
Yura se ha quedado pensando en la pregunta de su amiga porque ahora no sabe cómo proceder, y es que, a pesar de querer ser madre, no sabe si su pelirrojo estará de acuerdo, o al contrario, quiere hacerle un batallón de niños.
Entonces, la cuestión a plantearse ahora es, ¿se toma la pastilla del día después o no?
—¿Nobirán a trabajar?— cuestiona la pelirroja.
—No, como hoy es mi viaje, me han dado el día libre para alistar mis maletas. — responde en medio de muecas, incómodo por su viaje.
Si por él fuera, no se iría, pero tiene un contrato que debe respetar y un problema qué resolver a penas llegue a Francia.
—Yo no iré.— avisa Yura— Llamé a mi secretaria y ella se ocupará de todo.
— Ah bien, me parece excelente para hacer una gran despedida— aplaude con fingida emoción para distraer a los enamorados. —Debo ducharme — dice saliendo de la cocina.
En realidad ya lo hizo en el hotel, pero es únicamente una excusa para dejarlos solos.
—¡Yu! — la llama él— No sé cuando volveré.
—¿Por qué?— cuestiona con miedo.
—Mi contrato con el despacho es por algunos meses más y...
—¿Y si me voy contigo cuando consiga el divorcio?— lo interrumpe. —No deberás mantenerme. Yo quiero comprar unos terrenos para hacer mis hoteles en Francia. — él sonríe— Además, tengo otros que puedo manejar a la distancia.
—Amor, justamente te iba a invitar para que te mudaras o en su defecto, que vayas unos días. Cuando tuvieses tiempo.
—¿Quieres que viva contigo?— indaga ilusionada.
—Claro que sí— asiente.
Ella va hasta Aarón y lo abraza, feliz por la noticia.
—Cuando tenga mi divorcio, prometo mudarme.
—Deberías esperar un tiempo prudente para que los medios de comunicación no...
—Sí, lo sé, pero no me iré de este departamento, así que las noticias volarán con el encabezado de "problemas matrimoniales". Eso y un mes más disimulando, supongo que serán suficientes.
—Creo que sí. — asiente— Ahora, hablaremos de otro tema.
—¿Cuál?
—No nos cuidamos y lo que dijo mi hermana puede ser muy posible.
—También lo pensé. ¿Qué haremos? — cuestiona nerviosa.
—Yu, estaré de acuerdo en lo que decidas. ¿Tú quieres tomar la pastilla?
Yura y Aaron se enamoraron en su adolescencia y nunca se abrieron a contárselo, después de 9 años se reencuentran más maduros y cada uno con sus vivencias a cuestas, pero no se olvidan de lo que sintieron y que ahora cambió aceptando que el amor 💘 siempre estuvo allí 😉 entre la albinita y el rojito; ahora voy por la historia de Gonzalo y Aldana, gracias escritora la disfrute un montón
Imagínate que sea con el bombón 🤤 que chocaste 😉🙃🙈👍🏻
Y Yura, no se dio cuenta que el había trancado la llamada