En "Prisionera del Sultán", seguimos la vida de Aziza Rai'f, obligada a casarse con Akram Hassan como su segunda esposa. De esta unión nace nuestra protagonista, quien junto a su madre escapa hacia Occidente, donde es criada lejos de las tradiciones de Jaddara. Sin embargo, su destino cambia cuando Akram reclama a su hija de regreso, desatando una lucha de poderes entre el heredero de Burhan Sharif Bakhur y Akram por el control de la desafiante princesa.
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Desilusión.
Isra se encontraba junto a las mujeres apartadas observando todo a su alrededor, llevaba el rostro tapado como marcaba la tradición.
Dalia se encontraba junto a ella , ¿quienes son esos hombres que están con papá?, pregunto Isra.
— El de túnica blanca es Walid Al-Halabi el rey de Durham y el joven que está con él es su hijo creo que es dos años mayor que tu comentó Dalia.— Ese que acaba de llegar es Khalil Hazbun Rey de Raleigh y ese que esta con él es Malek su heredero es algo mayor que tu.
— No sabía que invitaria a reyes exclamó Isra.
— ¿ Y como crees que te buscará un esposo?, pregunto Dalia.
Isra miró a Dalia desconcertada — ¿Un esposo?
— Por supuesto Isra, crees que solo hizo este festejo por tu cumpleaños, pues no tu padre quiere que te cases obviamente no será ahora, pero sí concertara tu matrimonio cuanto antes , seguramente el próximo año ya estés viviendo aquí.
Isra se dio la vuelta y salió de ahí. Zahra fue detrás de su prima.
Isra comenzó a correr hasta atravesar todo el palacio y llegar a uno de los jardines donde su padre tenía montones de pájaros encerrados.
— Isra debes regresar, le dijo Zahra.
— Me está buscando un esposo, ¿puedes entender lo que siento?, pregunto Isra.
— ¿Vas a reclamarle?, pregunto Zahra.
— Es lo que más quiero, ir y gritarle delante de todos, pero seguramente no me dejara regresar con mamá y le jure que regresaría. Y cumpliré mi palabra. Pero ya no volveré aquí, nunca más exclamó Isra. Ella sería libre como deberían ser esas aves, pensó ella.— Regresa al salón iré enseguida.
— No hagas una locura, exclamó Zahra antes de darse la vuelta y regresar al salón.
Isra se quedó ahí de pie miró los enormes jaulones— Seremos libres murmuró y abrió las puertas, Isra sonrió en cuanto comenzaron a volar, lo cual llamó la atención de los guardias, consciente por primera vez de lo que acababa de hacer, Isra corrió hacia el jardín de su madre y se ocultó ahí, después de unos segundos regreso a la fiesta.
Se encontraba junto a Zahra — No entiendo que te molesta, hay que reconocer que hay varios que son guapos.
— Para ti todos son guapos exclamó Isra. Deja de mirar a los hombres que me meterás en líos.
— No todos son guapos, a mi me gustan altos.
— Porque tú eres alta, dijo Isra riéndose.
— Es cierto, ese que acaba de llegar es alto y guapo exclamó Zahra
Isra se dio la vuelta y lo miró, era más largo que un día sin pan, pensó.
Vestido con un pantalón negro y una camisa blanca de pelo negro, el dorado de su piel dejaba clara su procedencia.
— ¿Sabes quien es?, pregunto Zahra.
— No, pero Dalia seguro lo sabrá. Ve y pregúntale pero como cosa tuya no quiero me lo metan por los ojos exclamó Isra.
Zahra se acercó a Dalia y le preguntó ella le respondió, Dalia era toda una chismosa.
Zahra regreso junto a su prima — Sé llama Sharif y es el heredero de Burhan, su hermano se llama Rashad es el de camisa de color negro y su padre Karim.
— Vamos al dormitorio dijo Isra.
— Pero la estoy pasando bien exclamó Zahra
— Por supuesto que si, eres el centro de atención, con tu melena rubia al descubierto y tu piel blanca, todos te miran tal y como te gusta le respondió Isra y se dio vuelta. Zahra fue detrás de su prima, ellas nunca peleaban.
— Isra detente ¿porque estás enojada conmigo?, pregunto Zahra.
Isra ingreso a la sala se sacó el Niqab, lo odiaba, la asfixiaba, se quito el pesado caftán bordado.
— ¿Porque me odias?, pregunto Zahra.
— No te odio tonta, odio que tú puedes elegir y yo no. Me están buscando marido y apenas tengo 16 años. En unos meses tú te irás a Londres y comenzarás a vivir tu sueño de ser modelo. A mí me obligarán a regresar aquí, a casarme con un idiota que seguramente pretenderá que lama el suelo que él pisa.
— Pídele a tu madre que no te deje regresar, exclamó Zahra.
— Mamá es igual a él, jamás lo desafiará. Él da una orden aquí y ella la cumple en Brasil.
¿ Voy a morir?, escapare al desierto exclamó Isra.
— Estás muy pesimista, y trágica sabes que necesitas música y bailar exclamó Zahra.
— ¿Quieres que me ponga a bailar?, pregunto Isra.
— Sí bailaremos, te acuerdas cuando tu mamá no te dejaba poner un traje de baño e ir a la playa dijo Zahra.
— Fue ayer dijo Isra.
— No mientas, ayer te pusiste el traje de baño y te escapaste dijo Zahra.
— Me duele cada mentira que le digo a mamá exclamó Isra.
— Lo sé, pero tu mamá es muy cerrada ya deja la depresión, bailemos. Según me dijiste las mujeres pueden bailar estando solas.
— Sí, nos pondremos a sambar haré que me azoten de una vez por todas exclamó Isra.
— Música es música. Nada de samba además odio como mueves la cadera dijo Zahra. Isra comenzó a reírse. Mientras Zahra buscaba el reproductor.
Zahra puso la música y ambas comenzaron a bailar.
Sharif salió al jardín, como heredero estaba acostumbrado a estar en ese tipo de reuniones, pero Akram Hassan era demasiado anticuado las mujeres estaban cubiertas de pies a cabeza, a no ser por la rubia occidental, que había llamado la atención de todos los hombres jóvenes. Su padre solía hacer ese tipo de reuniones, pero obviamente no obligaba a las mujeres a cubrirse así.
Sharif estaba caminando cuando escucho música occidental, siguió la música y llegó hasta un ventanal era la rubia moviendo la cadera de espaldas, eran movimientos sensuales debió reconocer.
— hay alguien en la ventana exclamó Zahra.
Isra tomó su velo y se lo coloco, al darse cuenta de que había sido visto Sharif comenzó a caminar, Isra se vistió y salió por la ventana a ver quien era, fue cuando vio a una sombra cruzar y la siguió. Escondido en la oscuridad Sharif fue detrás de la mujer que había salido por la ventana, pensó que era la rubia lo que no entendía era porque se había cubierto tanto así que la siguió.
Isra ingreso al sector del jardín mientras caminaba por los diferentes pasillos se dio cuenta de que alguien la seguía.
Isra, con una maestría en el arte del sigilo, se escondió entre unos arbustos, esperando pacientemente a que su persecutor llegara pasara. Con un grito ahogado, saltó desde su escondite y asustó a Sharif, quien dio un salto hacia atrás, momento en que Isra lo empujo y terminó cayendo de cabeza en la fuente cercana, empapándose por completo.
Isra no pudo contener la carcajada mientras Sharif emergía del agua, con un aspecto más desaliñado de lo que cualquier príncipe debería lucir. Sharif, con el agua goteando de su ropa, estaba furioso y extendió su mano para tomar a Isra de la muñeca, pero ella se zafó hábilmente y salió corriendo de regreso al palacio, con una risa contagiosa escapándose de sus labios. Mientras corría, Isra se dio cuenta de que había dejado caer una de sus pulseras en el suelo durante la huida. Sin embargo, decidió no volver atrás por ella, pensando que sería un riesgo.
Mientras tanto, Sharif, aún empapado y con la mirada fija en la fugitiva, juraba venganza con una mezcla de enfado y diversión en sus ojos.
Comenzó a caminar y fue cuando el brillo de algo en el suelo llamó su atención, era una pulsera, era de la bromista.
Isra entro al palacio riéndose por la misma ventana por la que había salido.
— ¿Qué te pasa?, pregunto Zahra.
— Debo cambiarme, hice una tontería exclamó Isra.
— ¿Qué hiciste?, pregunto Zahra
— El hombre alto, que tú dijiste que era guapo , estaba escondido en el jardín y me siguió lo asuste y empuje a la fuente y se empapó. Además de que me reí de él.
— Regresemos a la fiesta dijo Isra luego de vestirse.
— ¿Qué tan grave es lo que hiciste?, pregunto Zahra.
— ¿Que tan mal pudo estar?, ataque a un príncipe y me burle de él.
— Pero él no pudo verte, eso es algo positivo.
— Es cierto, por eso quiero regresar antes que él dijo Isra.
Mientras se secaba y esperaba a que le llevarán ropa Sharif miró la pulsera el broche se había roto, seguramente cuando forcejeo con él.
Minutos después Sharif regreso a la fiesta y vio a la rubia mirándolo.
— Ahí esta tu víctima, exclamó Zahra. Parece molesto
— Pobrecito tomó un baño real, exclamó Isra sonriendo debajo de su Niqab.
Sharif miró a la descarada occidental, se acercó a un sirviente le entregó la pulsera y lo envió a que se la llevara a la rubia.
— ¡Mi pulsera!, lo sabe seré azotada, encerrada y me casarán con una momia senil dijo Isra.
— Y después dices que no eres árabe. Eres demasiada dramática dijo Zahra. El sirviente hizo una reverencia. — Piensa que es mía.
— ¡Tomala!, te haré la tarea de matemática y ordenare tu closet todas las semanas y eso que no sabes que solté todos los pájaros exclamó Isra.
Zahra tomó la pulsera se dio vuelta e hizo un gesto con la cabeza lo que agudizó la ira de Sharif.
— Espero no ser azotada por tu culpa. Menos mal que le prometiste a tu madre que te comportarías.
— Es el demonio occidental que se apodera de mí exclamó Isra...
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