En un pequeño y tranquilo pueblo, en lo más profundo de un bosque tupido y misterioso vivía una mujer llamada Raze. Rubia con cabello largo y ojos color miel que reflejan la pureza de su alma, Raze había sido criada por una anciana llamada Oda. Desde que era apenas una niña , Oda le contaba historias de dragones y hadas, tejidas con la magia del bosque y la fantasía de un mundo oculto a los ojos de los mortales. Sin embargo para Raze, esas historias no eran más que cuentos fantásticos , relatos para entretenimiento y nada más.
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capítulo 24: La segunda Hierba
Con la llegada de Luna y Liz al castillo se pusieron al tanto de todo lo que había sucedido, les contaron a los valientes guerreros el ataque despiadado que había sufrido su clan . Los cuatro dragones escuchaban atentos también preparados para buscar la segunda hierba. Luna llevó a las niñas a visitar a Raze que yacía inmersa profundamente en la maldición.
Las pequeñas hadas Orquídea y Lirio se acercaron tímidamente a Raze, observándola con curiosidad y algo de temor por su estado. Luna, con los ojos llenos de lágrimas, les habló con voz suave y reconfortante:
“Raze, querida amiga, aunque estés sumida en esta maldición, quiero que conozcas a mis hijas, Orquídea y Lirio. Ellas son un rayo de luz en nuestras vidas, y aunque este momento sea difícil, quiero que sientas su amor y su esperanza. Ellas también te consideran una amiga muy especial”.
Las pequeñas hadas observaron a Raze con ojos llenos de inocencia y cariño, transmitiendo una sensación de calma y ternura en medio de la oscuridad que la rodeaba. Aunque Raze permanecía inmóvil, Luna sabía que su amiga podía escuchar sus palabras y sentir el amor que emanaba de ellas.
Mientras Titus y los demás estaban listos para ir a buscar la segunda hierba, la Hoja de la Fortaleza, que crece en la cima de una montaña helada, envuelta en la niebla de la resistencia y protegida por el espíritu de la fortaleza interior.
Con determinación, Titus, Zek, Yun y Xian se dirigieron hacia la montaña helada en busca de la Hoja de la Fortaleza. El viaje fue arduo, enfrentando vientos cortantes y terrenos peligrosos, pero su determinación no flaqueó. Sabían que la segunda hierba era crucial para salvar a Raze y estaban dispuestos a hacer cualquier sacrificio para obtenerla.
Mientras subían la montaña Zek les advierte esta montaña es muy peligrosa. Se escucha un crujido enorme y una avalancha viene a toda velocidad hacia ellos.
Ante la advertencia de Zek, los cuatro guerreros se prepararon para enfrentar el peligro inminente de la avalancha. Con rapidez, buscaron refugio detrás de rocas grandes y formaciones rocosas, mientras la masa de nieve y hielo descendía sobre ellos con un estruendo ensordecedor.
El viento aullaba y la nieve cegadora envolvía todo a su alrededor, pero los guerreros se mantuvieron firmes, protegiéndose con sus alas y escudos mágicos. La avalancha pasó rugiendo, dejando un rastro de destrucción a su paso, pero los dragones lograron sobrevivir indemnes gracias a su astucia y habilidad.
Una vez que la avalancha se calmó y el polvo de nieve se asentó, los guerreros salieron de su refugio y continuaron su ascenso hacia la cima de la montaña. Sabían que aún les esperaban más desafíos, pero estaban determinados a alcanzar su objetivo y obtener la Hoja de la Fortaleza para salvar a su amiga Raze.
Con paso decidido y los sentidos en alerta máxima, los guerreros avanzaron a través de la densa niebla que envolvía la cima de la montaña. La atmósfera era cargada de misterio y tensión, pero no vacilaron en su determinación de encontrar la Hoja de la Fortaleza.
Cada paso que daban los acercaba más a su objetivo, y aunque la niebla dificultaba su visión y les jugaba trucos, confiaban en sus habilidades y en el vínculo que los unía como equipo. Zek, Titus, Yun y Xian avanzaban con cautela, alertas a cualquier señal de peligro que pudiera acechar en la bruma.
De repente, entre la neblina, comenzaron a vislumbrar una figura imponente, una silueta maciza y oscura que se recortaba contra el paisaje gélido. Era un golem de hielo, el guardián de la Hoja de la Fortaleza, y estaba listo para defender su territorio con todas sus fuerzas.
Los guerreros se prepararon para el enfrentamiento, conscientes de que superar al golem sería una tarea ardua y peligrosa. Pero estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para obtener la Hoja de la Fortaleza y salvar a su amiga Raze.
Zek reconoció al golem y les dijo a sus compañeros dragones : “Este gran golem es el único que queda de su especie, durante milenios fueron nobles guardianes del reino de dragones de agua incluso pelearon ayudando a reinos contra la oscuridad”. Zek se acercó al golem y le dijo:
“Gran guardián del hielo, sabemos de tu noble linaje y de tu antiguo deber de proteger estas tierras”, comenzó Zek, mostrando respeto hacia la imponente criatura. “Pero ahora te pedimos que nos permitas obtener la Hoja de la Fortaleza, no por capricho, sino para salvar a nuestra amiga y a nuestro hogar del mal que nos acecha”.
El golem de hielo permanecía inmóvil, su mirada fría y penetrante parecía evaluar las palabras de Zek con detenimiento. Por un momento, el aire se llenó de una tensión palpable mientras aguardaban la respuesta de la ancestral criatura.
De repente al lado del golem un espíritu de aspecto imponente, emanando una energía de fortaleza y resistencia.
El espíritu se manifestó con una presencia majestuosa, envuelto en una aureola de luz que irradiaba fortaleza y determinación. Su mirada profunda reflejaba siglos de sabiduría y experiencia.
"Yo soy el Espíritu de la Fortaleza", resonó su voz con eco en la montaña. "He sido el guardián de esta hoja por generaciones, y solo aquellos que poseen verdadera fortaleza de espíritu pueden reclamarla".
Los guerreros dragones, impresionados por la presencia del espíritu, se sintieron embargados por un profundo respeto. Sabían que debían demostrar su valentía y determinación para obtener la Hoja de la Fortaleza y cumplir con su misión.
Con paso firme y corazones decididos, avanzaron hacia la Hoja de la Fortaleza, listos para enfrentar cualquier desafío que el espíritu o la montaña pudieran presentarles.
La esencia de la fortaleza los miró uno a uno detenidamente y les dijo : “puedo ver sus corazones y sus escencias , sé que vienen para ayudar a la hija de Fiork , puedo ver que reúnen todos los requisitos para llevar la hierba , ahora la misión que les encomiendo a cambio es que les enseñen a sus clanes y generaciones futuras a cultivar mi escencia . Les doy este pergamino con las siguientes indicaciones para cultivar la escencia de La Fortaleza
.Encuentra en tu interior tu motivo para vivir.
.Equilibra el pensamiento positivo y negativo.
.Sé compasivo contigo mismo.
. Aprende a reírte de ti.
. Equilibra las emociones con la lógica.
.Cambia lo que puedes cambiar y acepta lo que no puedes controlar.
. Da un paso cada vez.
Los guerreros dragones asintieron con solemnidad, comprendiendo la importancia de la tarea que se les encomendaba. Agradecieron al Espíritu de la Fortaleza por su sabiduría y prometieron llevar a cabo su misión con honor y dedicación.
Impresionado por su determinación y valentía, el espíritu les concedió la Hoja de la Fortaleza, pero les advirtió que su poder no sería fácil de dominar. Solo aquellos con una fortaleza interior verdadera podrían utilizarla correctamente.
Con el pergamino en sus manos, se sintieron fortalecidos por las palabras del espíritu y renovados en su determinación. Sabían que cultivar la esencia de la fortaleza no solo beneficiaría a ellos mismos, sino también a las generaciones futuras de dragones y criaturas del bosque.
Con profundo respeto, los guerreros dragones se despidieron del Espíritu de la Fortaleza y el majestuoso golem , tomaron la Hoja de la Fortaleza con reverencia. Sabían que su próximo desafío sería llevarla de regreso al castillo de Titus, donde esperaban que pudiera ayudar a salvar a Raze de la maldición que la afligía.
Agradecidos y renovados en su propósito, Titus y los demás emprendieron el peligroso descenso de la montaña, con la esperanza de que esta nueva herramienta les ayudara en su lucha por salvar a Raze.
