Del Odio Al Amor: Eres Mi Obsesión

Había pasado la noche y en la mansión Lombardi aún se sentía la tensión en el aire, pues no habían tenido noticias de Dominic, ni de Laureano, Alana despertó al día siguiente y al recordar los sucesos ocurridos el día anterior su corazón se llenó de una gran incertidumbre, se levantó de la cama, se aseó y bajo a ver si ya tenían noticias de Dominic.

— Cómo te sientes Alana?.— pregunto Lucia viéndola entrar al comedor.

— Mejor, que han sabido de Dominic?. — pregunto Alana preocupada.

Los presentes se miraron a la cara, pero nadie se atrevía a contestar la pregunta de Alana.

— Por favor no me oculten nada! — rogó Alana.

— No, querida no te ocultamos nada, es que no tenemos noticias de ellos todavía. — dijo Carolina despreocupada.

— Y como pueden estar tan tranquilos sin tener noticias de ellos?. — pregunto Alana perdiendo la paciencia.

— Alana, nosotros ya entendimos que si algo malo les hubiera pasado, esta casa estaría bajo ataqué. — respondió Mauricio tomando un sorbo de café.

— Todos ustedes están mal de la cabeza, yo mejor me retiro.

Alana salió del comedor molesta por la actitud despreocupada de la familia de Dominic y eso era algo que ella no podía tolerar. La muchacha salió al jardín a tomar un poco de sol y a aclarar sus ideas, una de las empleadas se acercó a ella con una bandeja, la cual contenía el desayuno de Alana, aunque ella no tenía hambre recordó que su bebé necesitaba nutrirse y que si ella no comía podía hacerle daño a su hijo.

Alana terminó el contenido de la bandeja y camino alrededor del jardín tratando de controlar sus nervios, cada segundo que pasaba en el que no tenía noticias de Dominic era una completa agonía.

Ya era medio día y Alana se encontraba en su habitación, ella estaba recostada en la cama buscando noticias sobre cualquier cosa de Dominic, pero no encontraba nada que ella ya no supiera, perdida en sus pensamientos cerró los ojos y algunas lágrimas salieron de ellos, entonces Alana sintió un suave toque limpiando sus mejillas, al abrir los ojos se encontró con la mirada penetrante de Dominic sobre ella.

— No llores, eso les hace daño!. — dijo Dominic con una sonrisa.

Alana pensó que estaba soñando, así que extendió sus manos para tocar su rostro y fue entonces que se dio cuenta de que no era un sueño.

— Eres un idiota!. — el grito de Alana resonó por toda la habitación.

Alana le dio un fuerte golpe en el pecho a Dominic y aunque para el ese golpe fue una caricia él hizo una mueca de dolor.

— Perdón palomita, sé que te asusté y estabas preocupada por mí. — comento Dominic acariciando las mejillas de Alana.

— Pues yo no estaba preocupada por ti. — respondió Alana cruzándose de brazos.

— Está bien, pero sabes casi pierdo la vida.

Los ojos de Alana se abrieron como platos y su preocupación se hizo presente.

— Pero estás bien, te pasó algo?, por los cielos responde. — dijo Alana sin respirar.

— No, no estás preocupada por mí. — dijo Dominic con una sonrisa.

Alana lo empujó y se puso de pie, no pensaba seguir discutiendo con Dominic, pero el fue más rápido y la tomo por la mano acercándola a él y sentándola en sus piernas.

— Te amo mi palomita, no sabes lo mal que me pone que estés molesta conmigo.— susurro Dominic al oído de Alana.

Ella se estremeció al sentir la cercanía del hombre que amaba, era algo así como una corriente eléctrica atravesando cada poro de su piel y que se iba calando hasta cada célula de su cuerpo.

— Perdona mis estupideces, como no querer un hijo tuyo, si eres el amor de mi vida, y te aseguro algo, tú y nuestro bebé son lo más importante de mi vida.

Dominic se acercó a la boca de Alana muy despacio, era como si le estuviera pidiendo permiso para besarla, a lo que ella no se negó, los dos terminaron dándose un apasionado beso, sus cuerpos anhelaban esta cercanía y ninguno de los dos se resistió al otro.

Dos horas después Alana y Dominic bajaron a la sala, la familia estaba reunida incluyendo a los padres de Alana, ella al verlos se sorprendió y corrió a abrazarlos.

— Mamá, papá, que hacen aquí?. — pregunto Alana emocionada.

— Vinimos a visitarte, nos dijeron que has estado muy deprimida y eso no le hace bien a mi nieto. — dijo Sofía.

— Lo sé mamá, pero no te preocupes ya entendí que no debo estar en ese estado. — respondió Alana sonriendo.

— Veo que ya solucionaron sus problemas. — comento Laureano.

— Así es papá, Alana y yo solo necesitábamos sentarnos a hablar y así lo hicimos. — respondió Dominic muy serio.

— Solo espero que no sigas haciendo sufrir a mi hija. — dijo Mauricio también serio.

— No es mi intención lastimarla, yo solo la quiero hacer feliz. — dijo honestamente Dominic.

La conversación continua por un par de horas más, Dominic aún sentía un poco de dolor en sus oídos y es que la explosión por poco y acaba con sus tímpanos, el doctor le recetó algunos analgésicos y no exponerse a ruidos muy fuertes y en un par de días estaría bien.

Los días siguientes la familia gozo de momentos de paz, al parecer el enemigo estaba planeado una estocada final, así que los Lombardi no habían bajado la guardia y la seguridad de las familias estaban al máximo.

Por otro lado, Arturo Bloom estaba haciendo planes para secuestrar a Alana, él sabía que ella era el punto débil de Dominic y si lo atacaba por ahí, él podría acabar definitivamente con la organización de los Lombardi.

— Jefe, la mujer de Dominic tiene chequeo médico en dos días. — dijo uno de los hombres de Arturo.

— Muy bien!, esta es nuestra oportunidad para llevarnos a esa mujer. — respondió Arturo.

— El plan es emboscarlos y sacar a la muchacha, solo tenemos que saber cuántos hombres la acompañarán.

— Encárgate de eso, todo tiene que estar listo para dentro de dos días.

Arturo queso solo después de dar algunas órdenes, la realidad era que este hombre se había obsecionado con todo lo que era de Dominic y Alana no era la excepción y ahora más que el había visto lo hermosa que era la mujer de Dominic Lombardi, ahora la quería para él.