Cuando estas al borde de la muerte y sientes el olor a sangre por todos lados el miedo se va alejando de ti, fui expuesta ante un grupo de depravados, quise morir, pero en el camino encontré una nueva oportunidad para amar...
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No me quiero quedar aquí.
... Este tipo está loco, me suelta y yo voy camino a mi habitación, no sé ni como me salí, ni siquiera voltee a mirarlo. Estoy roja siento que mis mejillas van a estallar. Me siento en el borde de la cama y toco mis labios.
Después recuerdo a que vine a mi habitación, la crema.
Camino rápidamente no quiero cruzarme nuevamente con él, o que hablo de cruzármelo si fui yo la que fue a buscarlo.
Bajo rápidamente y encuentro a la señora Sofía bebiendo su te.
Aquí está la crema, siéntete tranquila que yo me encargo de que deje el dolor de sus músculos en el pasado.
(Sofía) Sí me hace falta y mucho, la vida en el campo es tranquila, pero la familia no lo es.
Empiezo por su cuello y masajes suavemente sus nudos, poco a poco la señora Sofía va quedando dormida en el sofá, yo acomodé su cabeza sobre un cojín y busco una manta no la quiero despertar, tuvo un día peor que el mío.
Voy a la cocina y le aviso a Maria que iré a mi habitación, pero ella me recuerda que antes de las ocho tengo la reunión.
Bueno subo y alistarse la ropa con la que hoy iré. Faltan algunas horas para el almuerzo, así que no estaría mal que la señora Sofía descanse un poco. Es una mujer muy fuerte y no le importa ensuciar sus finas manos en la tierra de este fértil campo verde que inunda nuestras fosas nasales de aire puro, ese aire que te hace sentir vivo.
Subo a la habitación, voy con cautela y en silencio para que el tipo ese no me vea. Cuando estoy por cerrar con seguro la puerta de la habitación, me quedo fría por el sonido de su molesta voz.
(Gabriel) ¿A caso quieres que no me escape de tus manos?
(Varela) ¡Que carajos haces aquí!
(Gabriel) Sabes era mi habitación y tengo algunas cosas privadas aquí. Me las estoy llevando.
(Varela) Sabes que, me estoy cansando de oírte repetir lo mismo, que es tu habitación, la que se muda soy yo, saca tu maleta de la otra habitación y así ya no podrás entrar a cada momento en que lo decidas y entres sin pedir permiso.
(Gabriel) Lo hice... Pero no había nadie, por eso entré a sacar mis cosas.
Y no, no quiero mi habitación de vuelta, no te voy a dar gusto a ti, solo por ser la engreída de mi madre.
Además mañana temprano me regreso a la ciudad de la cual jamás he debido salir.
(Varela) ¿Engreída yo?
No, no eso no me define. No lo soy... ¿Y te vas?
Sabes qué tu madre ha vivido mucho tiempo sola sin sus hijos y cuando llegaste la vi contenta.
(Gabriel) Que sabes tú de mi madre y hermanos... No quieras meterte en problemas que solo le conciernen a mi familia, tú tan solo eres una aprovechada y...
... El golpe en mi mejilla no me deja terminar, la quedo viendo y estoy a punto de regresar la bofetada que me acaba de dar.
(Varela) La que se va soy yo... No te soporto imbécil.
(Gabriel) Vete total a mi no me interesa en lo más mínimo tu presencia, si te quedas o te vas me da lo mismo. Tonta y no vuelvas a tocarme que a la otra yo responderé.
(Varela) No habrá otra... Me voy eres un idiota.
...Lo empujo y salgo a toda prisa. Estoy furiosa y quiero llorar, me hizo sentir mal ese idiota, no soy ninguna aprovechada, porque rayos todo me sale mal, pensé que aquí encontraría la paz que necesitaba para mi, pero no, yo me equivoque.
Me detengo y bajo a escondidas y en silencio, tratando de que nadie me vea así. Me voy caminando por el sendero de las verduras y me siento en una piedra. Es hora del almuerzo así que nadie está cerca. Dejo salir mis lágrimas, me duele que me traten así, no soy ninguna aprovechada. Miro el cielo lleno de nubes suaves, me pierdo en ellas, al poco rato mis ojos están hinchados. Estuve pensando y le diré a la señora Sofía que tengo que volver por una emergencia. No me quiero quedar aquí, me siento muy mal.
(Sofía) Maria, pero no la viste a donde se fue.
(Maria) Señora, Varela subió a su habitación después de hacerle un masaje. Ya luego me fue a traer maíz al granero, para la sopa del almuerzo.
(Sofía) Fui a su habitación y no estaba, pero sus cosas permanecen allí, preguntaré a los muchachos.
... Salgo al patio y voy hacia las caballerizas para preguntar a Gastón si es que no vio a Varela. Su respuesta es que le dio la leche y ella se fue, pero eso pasó temprano. Ya me empiezo a preocupar, no conoce a nadie aquí y tampoco sabe muy bien el camino del campo, son las tres de la tarde y no ha regresado. Los demás tampoco la vieron.
Estoy regresando a la casa y veo a mi hijo... Pero que lleva... ¿Se va?
Oye tú, que estás haciendo.
(Gabriel) Me voy.
(Sofía) Acabas de llegar y ya te vas. Que es lo que harás con tu vida insensato.
(Gabriel) Té recuerdo que ya no soy un niño y puedo tomar mis propias decisiones, también...
(Sofía) Ven acá testarudo, esta vez has llegado al límite de mi paciencia, a la misma mierda si eres un adulto. Gabriel no voy a soportar más tu inmadurez. Regreso tu trasero a la casa que más tarde iras conmigo a la reunión del pueblo.
(Gabriel) Madre yo...
(Sofía) Mira muchacho malcriado hasta hoy te he soportado tus cosas y problemas, desde hoy no harás nada sin que yo te lo ordene, me cansaste. Una sola cosa más y verás que se siente un golpe mío. Ahora vete a tu habitación.
... No sé porque este hijo mío me da tantos problemas.
(Gastón) Patrona, la señorita Varela no está en la casa ni tampoco en ningún corral.
(Sofía) Gastón, ensilla tu caballo y recorre los frutales y el lado de las verduras, ojalá esta chica se encuentre bien.
(Gabriel) Iré yo. Gastón lleva mi maleta a la casa por favor.
(Sofía) Deja que él vaya Gastón.
No regreses hasta que la encuentres.
(Gabriel) Entonces no regresaré.
(Sofía) Basta Gabriel te lo dije.
(Gabriel) Ya voy, era solo broma.
... Mejor decido ir yo, ella salió así por culpa mía, ella si es una testadura y malcriada.