Esta es la historia de Sébastien Lafertè Dumont, un alfa que se mantiene alejado de los romances pues su prioridad son los tres grandes imperios que maneja junto a sus primos.
NovelToon tiene autorización de Raquel Sánchez para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Arleth.
Todo iba muy bien en Dumont Company, hasta que apareció la mosca en leche. Tanta ausencia no podía ser cierta, la loba con aires de grandeza, camino por la entrada de la compañía, como perro por su casa. Subió al ascensor y marcó el botón del último piso. Al llegar a su destino, salió en busca de su objetivo, no vio a la horrenda humana secretaria de Sébastien en su puesto.
Al entrar a la oficina, se encontró con Sébastien, bebiendo del néctar de su amada, mientras ella tenía las piernas abiertas a él, disfrutando del placer que le daba esa lengua pecaminosa.
- ¡Sébastien! - Sandra por intentar bajarse, casi pierde el equilibrio.
- ¿Por qué mierda no tocas? - espetó furioso el alfa real, cubriendo a su luna.
- Así que continúas revolcándote con tu secretaria, y sigues con eso de que es tu destinada. - fue una afirmación, ciertamente.
- Es porque ella, es mi destinada. - se lo dijo en tono fuerte, pero sílaba por sílaba.
- ¡MIENTES! - dijo la loba ya alterada - Eso lo dices para no hacerte cargo de haber tomado mi pureza.
Sandra lo miró con los ojos entrecerrados, esperando una respuesta.
Sébastien se pasó las manos por su rostro, regregándose un poco, sintiéndose frustrado ante esa ridícula escena.
- No me vengas con esas historias, Arleth, por la diosa, te creí más inteligente. - le dice, tratando de tranquilizar a Paris.
- ¿Nunca te dijo que fue mi primero? A mí también me dijo que yo sería su luna. - exclama la loba metiendo cizaña.
Sébastien no soportó más la perorata de la loba y en dos zancadas, ya estaba frente a ella, tomándola por el cuello y elevándola hasta donde su brazo daba el largo. Al ser un hombre tan alto, se veía más impresionante.
Sandra se asustó y tuvo una fuerte punzada en su vientre, miró horrorizada a su mate, quien volteó a mirarla con los ojos pardos. Sébastien pudo oler miedo y el peligro en el que se encuentra su cacharro.
Arleth comenzó a reír como loca, pues sabía lo que eso significa. Sin pensarlo mucho, soltó a la loba que tenía por el cuello y tomó en brazos a Sandra.
- Nuestro bebé, Sébastien, por favor, no quiero perderlo. - lloraba Sandra aferrada al pecho de su amado.
Pronto llegaron al estacionamiento, la subió al auto y luego subió él, condujo como si fuera en autopista. Pronto llegaron al hospital del padre de Conan, quien de inmediato y personalmente, atendió a Sandra.
Sébastien quedó en la sala de espera, mientras veía como era llevada su vida entera.
Rato después, llegaron Ernest y Sashi, quienes escucharon el escándalo.
- Pedí que atraparan a Arleth y la llevarán a la manada, allí se le hará juicio por atentar contra la vida del heredero. - le dijo Ernest a Sébastien.
- La quiero muerta, por su culpa estamos en esto. - dijo con evidente enojo.
Quería ir ahora mismo a sacarle el corazón a esa maldita. Solo rogaba a la diosa Luna porque todo saliera bien, sabía que para Sandra sería un golpe dura si algo llega a pasarle al cacharro, ya ella había perdido mucho.
Al cabo de casi dos horas, Norman salió de la sala tocófano, no se podía ver su rostro por el cubrebocas, pero si se percibía el olor a tranquilidad.
- Norman, ¿cómo están mi luna y mi cacharro? - preguntó Sébastien en cuanto lo tuvo en frente.
- Por fortuna, pudimos detener el proceso de aborto, gracias a que actuaste rápido, se pudo intervenir, lo bueno es que el embarazo está casi a término y podremos retener al bebé hasta el día del parto, por lo tanto, la luna Sandra se tendrá que quedar en hospitalización hasta ese momento. - explica Norman.
- Haz todo lo que sea necesario, yo confío en ti. - dice el alfa real.
- Gracias Parvati, por protegerlos. - elevó una plegaria Sashi.
Cerca de las 18h, llegaron Antonietta, Beneditte, Rebecca y Antoine. El apoyo de la familia, reconfortó al nuevo alfa, sabía que pasara lo que pasara, allí estaba su familia.
- Mi bebé, ¿cómo está la luna Sandra? - pregunta su abuela, quien lo abraza de manera maternal.
- Lograron detener el aborto, ahora la tienen sedada para que esté tranquila. - les explica - Madre, abuela, les pido que se queden con ella, yo debo ir a la manada a ajustar cuentas con esa maldita.
- Ve hijo, pero trata de estar pronto aquí, es bueno que Sandra te vea en cuanto despierte. - le dice Antonietta.
- Sí, pronto estaré de regreso... - mira a Ernest, quien entiende.
- ¿Te quieres quedar con la abuela y con la tía? - pregunta el rubio a su luna.
- Sí, quiero estar al pendiente de mi mejor amiga. - dice Sashi.
- Pediré una habitación, para que descanses, - miró a su abuela - abuela, por favor que descanse. - pide.
- Ve tranquilo hijo, yo me haré cargo. - les da un beso a cada uno.
- Yo iré con ellos, hablaré con el consejo para que no intervenga. - le dice Antoine a Becca, luego le da un beso y se marcha con sus nietos.
Así los tres lobos se van a la compañía, para ir a la manada en helicóptero, pues es el transporte más rápido.
Arleth deseará jamás haber ido esa mañana a la compañía Dumont y provocar que la luna se alterara. Ni siquiera el consejo podrá salvarla, pues puso en peligro la vida del heredero real y eso se considera como alta traición.
- Ya verás lo que voy a hacer contigo, Arleth. - pensó el alfa real.