Estoy en lo más alto de mi edificio, viendo a la gente como hormiga ir y venir pensando que tan grande es el mundo y nosotros tan pequeños, soy Ana Leal una reconocida diseñadora de moda, famosa y con el título de bruja de hielo, por ser despiadada y no tocarme el corazón para destruir a nadie, solo que a veces vienen a mi mente recuerdos de mi pasado y la antigua yo quiere volver a salir, es entonces cuando recuerdo que no obtuve nada por ser buena y amable, en ese tiempo solo recibí malos tratos y maldad, por nada del mundo vuelvo a ser así de frágil...
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Capitulo XXIV Mi familia
Gabriel
Cuando supe de la rueda de prensa salí corriendo para la empresa Marcano, apenas me identifique permitieron mi entrada al edificio, llegue al gran salón donde ya había empezado Ana sus declaraciones, hablo de su vida obviando algunas partes, cuando dijo el nombre de la persona detrás de todo lo que había vivido quedé en schok, como era posible que mi madre hiciera todo esto? No lo podía creer, cuando Ana dijo que no confiaba en mí, el corazón me dolió, no era posible que ella pensara algo así de mí, pero no la culpo yo solo gane su desconfianza hacia mí.
Empezó a hablar de un embarazo y de unas niñas, mis hijas entonces soy padre y no lo sabía, eso sí no se lo perdonaré nunca, como me pudo ocultar algo así, también tenía derecho de saber sobre la existencia de mis hijas, no lo puedo creer son dos, ya las imagino igualitas a su madre con esos enormes ojos azules que me cautivan, tengo que conocerlas, tengo derecho. Al terminar de dar declaraciones a la prensa salió al estacionamiento y yo detrás de ella, en un descuido de su seguridad me colé y la tome del brazo, por unos segundos nos miramos a los ojos y pude ver algo de la antigua Ana y no está mujer fría que tengo frente a mí.
Ana: que se supone que está haciendo señor Bell?
Gabriel: Ana necesitamos hablar.
Ana: ahora no tengo tiempo, por favor busque una cita con mi secretaria y ese día hablamos.
Gabriel: piensas que esperaré para conocer a mis hijas, exijo verlas hoy mismo.
Ana: jajaja no me haga reír, ahora usted exige, recuerde que usted se casó conmigo por una venganza así que no venga a exigir nada.
Alicia: Ana la prensa se coló al estacionamiento es mejor pagar esta discusión aquí.
Ana: entre al auto señor Bell hablaremos en el camino, al perecer su deseo se hará realidad.
Alicia: Ana yo iré en el otro auto, ustedes tienen mucho que hablar y yo no estaré en medio de su guerra.
Subí al auto con Ana, a esta distancia pude sentir su olor de nuevo, eso no había cambiado muchos recuerdos vinieron a mi mente quería saltar encima de ella, y hacer la mía, solo que ese témpano de hielo no creo que sea capaz de sentir nada.
Ana: bien hablará o solo se quedará como idiota viéndome?
Gabriel: quiero conocer a mis hijas.
Ana: como ve no puedo lanzarlo del auto pues los periodistas nos siguen así que su deseo se le concederá.
Ana sacó su teléfono e hizo una llamada. "Llevo visitas por favor alista a las niñas para recibirlo"
Fue todo lo que dijo, ni por favor ni nada, no cabe duda ha cambiado mucho.
Hizo otra llamada" mamá voy en camino a la casa, ya di la orden de alistar a las niñas para recibirlo... Si mamá de eso se trata, nos vemos en la casa" volvió a colgar he hizo otra llamada "hola amor cuéntame cómo van las cosas en la oficina?... No te preocupes pronto estaré por allá y te daré ese masaje que tanto te gusta, ahora vuelve al trabajo que sé que tú puedes querido" se despidió de ese tipo y por primera vez la vi sonreír.
Gabriel: así que tienes un amor en París.
Ana: es la ciudad del amor así que estaría loca si no tuviera uno, no crees?
Gabriel: si claro no me sorprende que lo negaras, ahora eres una buena mentirosa.
Ana: aprendí del mejor.
Gabriel: ya no te acuerdas de Ponki?
Ana: por supuesto que sí, solo que imagino que ya te desististe de él.
Gabriel: pues no aún vive aunque está viejo.
Ana: que bueno por él.
En sus ojos refleja tristeza por su amigo la bestia peluda, solo que no lo reflejo en su rostro, llegamos a la casa Marcano, desde que vine a buscar a Ana hace más de seis años nunca más había pisado esta casa. Recordé cuando Alicia andaba tras de mí, quien la viera ahora toda sofisticada y ni me mira, eso me alegra mucho.
Nos bajamos del auto y caminamos a la entrada de la casa, Ana me detuvo para darme algunas indicaciones.
Ana: mira Gabriel mis hijas son mi mayor tesoro así que si las lástimas yo misma te quito la vida. Ellas no saben nada de nuestros problemas, ellas piensan que estabas de viaje y que vinimos a buscarte ok.
Gabriel: está bien no te preocupes no pienso lastimarlas.
Ana: esas palabras ya las escuché antes y para mí no tienen ningún valor.
Entramos a la casa y ahí estaban los padres de Ana, asumo que no me querían cerca de su hermosa hija y los entiendo.
Gabriel: buenas tardes, señores Marcano, tiempo sin verlos.
Fernando: no podemos decir que es un placer verte y si fuera por nosotros nunca te acercarías a nuestra familia de nuevo, pero Ana ya es mayor y toma sus propias decisiones.
No podía hacer nada pues ellos tenían razón en no quererme cerca de su hija, Ana me pidió que la esperara en el jardín mientras ella traía a las niñas y eso fue lo que hice, pasaron unos minutos y a lo lejos la pude ver venir con dos mini versión de ella, ahí estaba mi familia y yo por idiota las perdí, debí insistir que me dijeran donde estaba Ana y seguramente mis niñas hubieran crecido conmigo, pero en este momento en hubiera no existe solo queda construir a partir del ahora.