Nathaly se despierta en un mundo completamente diferente al suyo, en donde habitan las criaturas mágicas como las hadas, los demonios y los ángeles, pero resulta que es el personaje negativo de una novela que había leído y de la cual no le había gustado el final que había tenido éste personaje.
Ahora convencida de cambiar su destino, vivirá como Áine y se librará de su triste final.
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Capítulo 5: Otra victoria más
Ya había transcurrido una semana desde que Áine comenzara su entrenamiento, se encontraba en la arena con una espada de madera en la mano, y frente a ella estaba un soldado con una espada de madera también. La práctica había iniciado, el soldado decide abrir el combate y se aproxima a la chica, aparentaba seguridad, pero para su sorpresa él es quien recibe el primer ataque, sin a penas notarla, Áine se había movido y lo había atacado, los presentes se asombran y comienzan a animar a la chica. Luego de varias estocadas más, la espada del soldado sale volando y termina en el suelo con Áine apuntándole al cuello.
Todos celebraban la victoria de la princesa, no esperaban que fuera tan habilidosa y rápida. La chica sonríe y le tiende la mano al soldado para ayudarlo a levantarse.
- Vamos, Sir Mike, levántese- El chico acepta la mano y se levanta.
- Majestad, debo decir que ha sido usted una excelente contrincante- Y hace una reverencia. El general que miraba todo pide volver al entrenamiento y se aproxima a Áine.
- Al parecer es usted más hábil de lo que esperaba, Princesa Áine, creo que cambiaré su entrenamiento. Prepárese, mañana usaremos también magia, es necesario que aprenda a combinar su poder con su destreza- La joven asiente- Por ahora puede retirarse, hemos terminado, esté lista mañana temprano.
Tiana se acerca tímidamente y le tiende una toalla a la princesa, pero de reojo mira al general. A la chica no se le escapa ésto y entonces habla.
- ¡Oh, general, más tarde mi Dama de Compañía y yo estaremos merendando en el jardín de mi palacio! Me preguntaba si ¿pudiera usted acompañarnos?- Tiana al escucharla levanta el rostro y mira al general, sus mejillas se enrojecen levemente, pero se queda esperando la respuesta.
- Sería un honor poder acompañarlas, majestad, ahí estaré con gusto- El general nota la mirada sonrojada de Tiana y sonríe levemente.
- Perfecto, General Demian, lo esperaremos entonces- Áine mira a Tiana y le guiña un ojo, le resulta gracioso ver a su amiga que siempre aparenta seguridad, ponerse nerviosa frente al chico. Las chicas se despiden y se marchan para la habitación de la princesa, una vez dentro Tiana es la que habla.
- Áine, ¿cómo se te ocurre invitar al general a merendar con nosotras? ¡Qué vergüenza!- Se queja la morena.
- Tiana, no seas desconfiada, todo saldrá bien, tienes que ser tú misma, la chica segura, inteligente y carismática que siempre has sido- Su amiga intenta darle ánimos, sabe que el general le gusta, pero si no la impulsa, no logrará nada- Vamos, yo me alistaré sola, tú ve y cámbiate.
Tiana asiente y se marcha, la princesa una vez sola se ríe con picardía. Estaba cansada y decide tomar un baño en la tina, llama a algunas sirvientas y les pide le preparen el baño. Ya dentro se recuesta y cierra los ojos, su respiración se vuelve más suave y comienza a soñar.
Se encontraba en un jardín con una fuente muy bella, rodeada de flores coloridas, pero se da la vuelta rápidamente al sentir un mana muy grande y poderoso, el mana más fuerte que había sentido hasta ahora, y entonces, lo vuelve a ver, al chico de cabello oscuro y ojos rojos, pero no logra distinguir bien su rostro. Despacio se va acercando, buscando ver mejor, pero el chico se voltea y se aleja, Áine intenta seguirlo, pero el jardín se va convirtiendo en un laberinto, con paredes de arbustos muy altas y una neblina espesa que le impedían seguir. Una voz la llama a lo lejos y una mano toca su hombro. La chica abre asustada los ojos y vuelve a estar en su cuarto de baño, quien la había llamado y tocado era Tiana.
- Áine, me dijiste que ibas a estar lista y mírate, vamos déjame ayudarte para que termines antes.
Áine aún se encontraba aturdida, era la segunda vez que soñaba con ese chico, ahora si le daba curiosidad saber quién era. Se termina de vestir, peinar y sale junto a Tiana a su jardín, allí ya se encontraba todo listo, se sientan bajo la sombra del árbol y comienzan a charla. Un rato después el general llega, hace una reverencia y las chicas se levantan, se inclinan levemente y todos se sientan. El encuentro se hace placentero, el general pese a siempre lucir serio, era agradable y cortés. Al comienzo Áine era quien iniciaba la conversación y ponía los temas, tratando de que su amiga y el general se conocieran y entraran en confianza, pasado un rato, éstos solo hablaban entre sí, cosa que alegra a la princesa, sabía que esos dos se iban a llevar bien.
La pelirrosa se excusa un momento y los deja solos. Comienza a caminar por el jardín, se sentía en paz, pero sabía que era sólo momentánea, a pesar de que las cosas estaban cambiando en la historia, faltaba el intento de envenenamiento a Amelia y que su compromiso se rompiera. Unos días antes había vuelto a hablar con su padre, quien le aseguró que ya estaba haciendo los trámites para finalizar la unión. Sus pensamientos son interrumpidos por la presencia del Duque Blackstone.
- Buenas tardes Princesa Áine, a usted quería ver. Al parecer está usted inconforme con nuestro compromiso, pero creo que está equivocada, yo no tengo un idilio con su prima.
Áine lo mira con enojo, el enclenque Duque venía a perturbar su tranquilidad. La chica se detiene y se coloca frente al duque.
- Duque, presiento que ya habló con mi padre. Seguro le comentó el porqué no deseo continuar con éste compromiso. Usted debe entender que no puedo permitir que mi prometido mantenga una relación romántica con otra persona, eso dañaría mi reputación y la de la Familia Real, ¿comprende lo que le digo?
- Princesa, usted no puede creer los rumores de que su prima y yo estamos juntos, yo a usted la aprecio mucho y le tengo mucha estima, si me da la oportunidadle puedo demostrar que podemos ser felices juntos- El duque le toma una de las manos y la pone entre las suyas. Áine siente el mana de Amelia y la ve de reojo, parece que llegó hace un momento y al verla hablar con el duque se quedó espiando. La princesa piensa para sí.
[Éste es el momento perfecto, Amelia, verás que tú querido duque no vale la pena]
- ¡Oh, Duque Román! Yo no quiero sufrir por amor, no quiero ser la tercera en discordia, seguro usted ama a mi prima, yo me puedo hacer a un lado para que ustedes sean felices- Áine deja salir unas lágrimas y con la mano libre se las seca, el duque se acerca más a ella y le pone una mano en su mejilla.
- No, alteza, ella no significa nada para mí, sólo es un pasatiempo, usted es a quién realmente quiero- Amelia había escuchado todo, aprieta sus manos en la falda de su vestido y sale corriendo molesta. Áine se safa de las manos del duque.
- Lo siento, Duque, ya es tarde, todos saben la verdad y si continuamos mi imagen se verá más perjudicada. Por favor, no tarde en firmar los documentos, ya no hay marcha atrás- La princesa levanta su cabeza de forma altanera y se aleja, una vez le da la espalda al duque, sonríe maliciosamente. Le encantó ver la cara de enojo de Amelia, ahora ella ya sabe la verdad sobre el duque.
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Hola Hola 👋 Espero les esté gustando la historia, en la noche actualizaré nuevamente. En el próximo capítulo veremos un poco de la relación de Áine y su hermano. Así que, hasta la noche, Mua Mua 😗❤