Tras el entierro de su hermano mayor, Kate busca cumplir su sueño de ser doctora en una sociedad que la desafía por ser mujer. En su camino se cruza con Keith, quien busca respuestas sobre el hermano de Kate. A medida que crece la atracción entre ellos, deberán enfrentar los obstáculos de un pasado que los une de manera inesperada desafiando su futuro juntos.
NovelToon tiene autorización de Mya Lee para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CORAZÓN ERRANTE (parte 1)
Me encuentro en un amplio prado, donde el verde exuberante de la hierba se extiende hasta donde alcanza la vista. El sol brilla en lo alto del cielo, pintando el paisaje con cálidos destellos dorados. El aire está impregnado con el aroma fresco de la naturaleza, mientras las suaves brisas acarician suavemente mi rostro y las pequeñas flores silvestres que bailan con gracia con cada movimiento del viento. Sin duda es uno de mis lugares favoritos.
—Hola, Azuran. —acarició a mi caballo—. Hoy vamos a disfrutar de un buen paseo juntos, ¿de acuerdo?
Azuran relincha suavemente en respuesta, moviendo la cabeza con una elegancia majestuosa. Es un hermoso ejemplar, de pelaje oscuro y brillante que resplandece. Sus músculos están marcados y su postura denota confianza y gracia. Mi maestro me ayudó a comprarlo y me costó tiempo entrenarlo. Ahora es mi mejor amigo que me acompaña a donde sea que yo me dirija. Monto mi caballo y a paso suave me animo a cantar.
Bajo el manto de estrellas,
tu luz sigue brillando, en cada aurora.
tu risa como melodía, tu amor como guía,
***en cada recuerdo\, en cada día. ***
En los campos de una vez, tus huellas encuentro,
cada paso, cada risa, un tesoro en mi centro.
tu presencia en el viento, en la suave brisa,
me susurra al oído, promesas sin prisa.
Tu recuerdo, un sueño, un eterno palpitar.
promesas por cumplir, en el cielo y el mar,
eres mi estrella, mi guía, mi eterno amar.
Azuran relincha de nuevo, como si estuviera de acuerdo con mis palabras. Juntos, comenzamos a trotar por el prado, el sonido rítmico de los cascos golpea fuertemente contra la tierra haciéndome sentir libre. Los minutos pasan a ser horas y debo volver a casa. Dirijo a Azuran por un camino que vi hace días, una ruta que nunca he recorrido y sé por algunos del mercado que se encuentra una aldea con huertos donde crecen muchas manzanas. Planeo comprar varias para Azuran y con las que sobren preparar unos pasteles cuando llegue a casa.
El camino era estrecho rodeado de altos árboles y arbustos. La luz del sol se filtraba entre las hojas, creando un efecto de sombras y destellos sobre el sendero polvoriento. De repente, la tranquilidad con la que iba se ve interrumpida por la aparición repentina de un grupo de niños que vienen corriendo hacia mí. Están visiblemente asustados y agitados, gritando desesperadamente por auxilio. Sus rostros reflejan el miedo y la urgencia de escapar.
—¡Por favor, ayúdanos!
—¡Los ladrones están atacando nuestra aldea!
—¡Ayuda señorita!
—¡Están en la plaza del pueblo, cerca de la posada! ¡Vienen armados!
Los niños me explican la situación lo más rápido que pueden mientras me bajo del caballo y subo al más grande de los niños a Azuran para que busque a los guardias.
—¡Ve! —ordeno a Azuran.
-------
La plaza del pueblo está destrozada, muchas cosas y alimentos se encuentran desparramados en el suelo. Me muevo ágilmente entre los pilares de madera, tratando de mantenerme fuera del alcance de los ladrones. A lo lejos, veo a uno forcejeando las cosas de un aldeano, mientras otros pobladores corren en todas las direcciones posibles protegiendo a sus familias. Con movimientos rápidos y precisos, me acerco sigilosamente al ladrón y lo golpeo con fuerza, haciendo que caiga al suelo. Sin perder tiempo, me agacho y le quito el arma que lleva consigo. Corro entre los callejones estrechos y las casas de la aldea, ayudando a los aldeanos a ponerse a salvo. Intervengo en varios enfrentamientos entre los aldeanos indefensos y los ladrones que portan espadas. Utilizo mi destreza en combate para noquearlos, pero evito infligirles heridas graves, limitándome a causarles daños pequeños para neutralizar la amenaza que provocaron.
En eso, unos gritos se oyen fuertemente de la plaza a lo me dirijo en esa dirección. Un hombre de aspecto tosco lanza al suelo el cuerpo de una mujer y con una expresión desafiante en su rostro que está cubierto con algunas cicatrices, me mira fijamente y me dirige la palabra.
—¿Acaso eres tú la culpable de que mis hombres estén heridos?
Mantengo la calma mientras lo observo y un grupo de ellos me rodea.
—Soy solo alguien que no puede quedarse de brazos cruzados viendo cómo atacan a gente inocente. respondo— ¿Eso responde tu pregunta?
El hombre se ríe sarcásticamente.
—¡Así que eres una justiciera! ¡Qué adorable! Pero te has metido en problemas, pequeña. Ahora, ¿cómo piensas salir de esto? ¿acaso no te importa tu propia vida?
—¿Y qué te hace pensar que serás tú el que salga con vida? —amenazo.
—¡Cuida tus palabras! —grita un de ellos.
—¡No tienes derecho a hablar así de nuestro jefe! —agrega otro.
—¡Vamos a ver quién es la valiente que…! —dice, blandiendo su espada y dando unos pasos adelante y el resto comienza a hacer lo mismo.
Sus hombres se detienen con una seña del jefe para luego volver a hablarme.
—Bueno, bueno, bueno... No todos los días encuentro a alguien tan valiente y hermosa como tú. —sonríe—. Debo admitir que tu cabello ondeado del color de las perlas es precioso y exótico. Si lograra venderlo por su rareza sin duda ganaría buen dinero y que decir de esos ojos, como dos lagunas de agua turquesa, profundas y serenas, que reflejaban la calma del mar en un día despejado. Esa mirada intimidante y seductora… Aaah, no sabes cuantas ganas tengo de poseerte. —coloca sus brazos en la cintura— Me convencí, simplemente hermosa y única, un trofeo para cualquiera. Podría venderte y ganaría muchísimo dinero o pensándolo bien quizá hasta puedo tomarte como mi mujer. ¿Si o no muchachos?
Sus hombres hacen un alboroto diciendo cosas subidas de tono.
—Vez lo que provocas entre mis hombres. —vuelve a hablarme con una sonrisa pícara— ¿Quién no querría tenerte como su mujer?
Sus hombres vuelven a lanzar comentarios para que su líder me tome como su esposa provocándome disgusto. Sin embargo, mi paciencia está llegando a su límite, solo debo esperar un poco más ya que todos ellos pusieron su atención en mí y se han olvidado del resto de la gente que huyen en la dirección que indique.
—Apostaría a que tienes mucho más que ofrecer que solo tu belleza. Tal vez podríamos encontrar una manera de trabajar juntos, en más de una forma... —me guiña—. Bueno, ya no perdamos más tiempo. Captúrenla y terminen el saqueo. —ordena.
—¡¡Si!! —exclaman todos ellos.