Perdida

En Boron, cuando se hace una fiesta de búsqueda de doncella para un compromiso de matrimonio de la familia real, el caballero a quien le están buscando novia hace un baile con una dama de la familia o alguna de las señoritas que le parezca la más adecuada. La mayoría de la nobleza de Boron pensaba que ese baile iba a realizarse entre el príncipe Leven y Lady Pekna, hija del duque más poderoso; todos se sorprendieron de que el príncipe heredero a la corona bailara con una dama desconocida, hija de un Barón que tenía una fortuna que había menguado.

Luego del baile, venía la presentación de las doncellas a la familia real; un par de preguntas de los reyes para la dama acompañada de su padre y continuaba la siguiente, la mayoría de las jovencitas se quedaban mirando absorta al príncipe Leven, su cabello castaño claro con unos preciosos reflejos dorados y sus ojos ámbar en su clásica expresión seria lo hacían ver muy atractivo, pero salvo un saludo de cortesía no parecía interesado en nadie; situación que cambió cuando el presentador anunció al Barón Ponas y su hija. El príncipe esbozó una sonrisa, las reverencias y saludos protocolares fueron brindados.

La pregunta de la reina Meritra se orientó en la capacidad de Lady Linda de hablar los idiomas de todo el reino, lo que se dejó en evidencia, cuando Lycka respondió la pregunta con un comentario en cada uno de los siete idiomas del reino de Hurmaya.

- “Su hija tiene unos finos modales, y vaya que es sorprende su habilidad con los idiomas; hay muchas doncellas con talento que han sido presentadas, ¿tiene alguno que pueda mostrar?”, preguntó el rey ha insistencia de la reina Meritra, quien sabía que el talento de Lycka era la pintura, pero eso no lo podía demostrar ahí, como otras señoritas que tenían talento para el canto, la danza y tocando el laud.

- “Mi hija tiene muchos talentos su majestad, es un prodigio de la pintura; sin embargo, pensabamos era una fiesta tradicional, no una feria de talento; disculpe que no podamos complacer al monarca”, respondió el Barón Ponas tratando de proteger a Lycka.

- “Que pena, nada es perfecto”, comentó con desdén la reina Meritra.

Mientras Lycka había estado sentada, mirando la presentación de las demás damas, miraba con atención el arpa al costado de su Alteza Real, y de pronto se le había acercado Lady Niyelori, tía del príncipe, y le comentó que el arpa es un honor que se le hacía a la madre de Leven, que nadie había logrado tocarla con la habilidad de la anterior reina, ni la princesa Lirely había logrado la misma habilidad; sin que se diera cuenta un cristal azul imperceptible que había mandado Josag se había posado en ella, y un curioso recuerdo se apoderó de ella, era ella tocando el arpa para el cumpleaños de un muchacho de ojos crisis que le hacía caras graciosas para que se equivocara.

Fue así, que cuando la reina Meritra le puso el gesto de menosprecio, ella hizo una sonrisa y un gesto al príncipe Leven para que se calmara, ya que notó su molestia.

- “Lo que sucede es que mi talento es tocar el arpa, Su Majestad, y conozco la importancia de tal instrumento, tal vez no sea digna para usarla por eso no me atrevo a pedir permiso”, respondió Lycka con absoluta solemnidad.

La afirmación sorprendió a Leven que desconocía esa habilidad, y emocionó a la princesa Lirely (sentada al costado de su hermano), ya que casi no recordaba como sonaba ese instrumento, que había sido olvidado desde la muerte de su madre.

- “Me encantaría, poder escuchar una sonata en el arpa de mi madre”, expresó conmovida la princesa Lirely.

- “Si en verdad es buena, me encantaría escucharla, Lady Linda Coeur”, manifestó el rey de Boron.

- “Daré lo mejor de mí”, respondió con solemnidad Lycka, y se dirigió al arpa.

Lycka tomó posesión del arpa, en su recuerdo podía escuchar la melodía del arpa, sus manos en las cuerdas empezaron a tocar una melodía que llegaba al corazón por la alegría y la dulzura que era capaz de combinar, sus delicados dedos hacían magia con las cuerdas. Lycka desconocía que la sonata que interpretaba era la favorita de la madre de los príncipes Leven y Lirely que sentían una calidez en su corazón que ya había olvidado. El rey de Boron no pudo evitar recordar a su primera esposa al escuchar la melodía que aquella mujer que más amo, le dedicaba con cariño y emoción.

La sonata terminó y los aplausos abarrotaron la sala, Lycka hizo una reverencia de agradecimiento al público, y tomada del brazo de su padre adoptivo regresó a su lugar, quedó claro para todos que no era una simple dama, tenía la distinción que caracterizaba a alguien destinada a ser reina; y fue el comentario de la alta sociedad por semanas, Lady Linda Coeur, hija del Barón Ponas, cautivó con su belleza, elegancia y distinción el príncipe heredero de Boron, y tal vez pronto se escuche el compromiso de ambos.

El príncipe Leven está en el despacho de la residencia del Barón Ponas, el ahora padre de Lycka le había pedido hablar con él antes de hacer el perdido oficial de matrimonio.

- “Me gustaría hablar con el hombre, más allá del título de Alteza Real”, manifestó el Barón Ponas.

- “Siéntase con la seguridad de hacerlo, seré sincero con usted, y no tenga reparo en lo quiera decirme, estoy seguro de que es por el bienestar de Lady Linda”, respondió Leven.

- “Usted sabe que realmente esa niña no es mi hija, pero la aprecio como tal, y no quiero que ella tome las decisiones que marcarán su vida por el mero hecho de que no tenga opciones, estoy seguro que usted sabe a lo que me refiero, ella no es virgen y se siente en desventaja con las otras señoritas y se niega a abrir la posibilidad de amar al alguien por el miedo a que la rechacen cuando les confiese la verdad; no dudo que usted sea un buen hombre y que tendrá cuidado con ella, pero me preocupa enormemente los sentimientos de ella, quiero que sea feliz siendo amada y ella también amando”, expresó con sinceridad el Baron Ponas.

- “Yo también espero que me ame, sabe que aún joven soy viudo, la quiero sin importar el pasado y estoy seguro de que con determinación empezaremos de nuevo, entiendo su preocupación y es algo que también me inquieta, procuraré ganar su corazón para que no se arrepienta nunca de su decisión”, comentó el príncipe Leven.

- “Espero que usted tampoco se arrepienta, esa niña no merece otra decepción”, expresó el Barón.

El Barón Ponas luego de mirar desde la ventana como Lycka cargaba varias bolsas con diferentes plantas para elaborar algunas pomadas para luego llevar al hospital y el príncipe Leven fue a ayudarla.

Ya en la cocina, donde la princesa Lycka pidió a los trabajadores preparen todo para moler las plantas, el príncipe miraba con atención que hacía aquella jovencita; y se animó a ayudarla a hacerlo, después ambos fueron a lavarse.

- “Ha terminado todo empapado, Alteza Real”, expresó alegre Lycka.

- “Creo que le parece gracioso mi calamitoso aspecto, mi Lady”, comentó Leven.

- “Algo así, se ve diferente a su aspecto real en el baile, pero igual de lindo”, dijo Lycka para luego sonrojarse por su afirmación.

El príncipe sonrió, tomó la mano de la princesa y se acercó un poco a ella, Lycka sintió que su corazón se aceleraba e instintivamente ella se acercó más, Leven se acercaba más y más al rostro de la jovencita, quien cerró nerviosamente los ojos; eso actitud de Lycka le pareció muy tierna, y la besó tiernamente para no asustarla, pero cuando sintió que ella se abrazó a su cuello, profundizó con entusiasmo aquel beso, donde los corazones parecían latir al mismo compas acelerado; para luego sonreír nerviosos. Lycka se sintió enamorada y más segura de la decisión que había tomado; ante el beso improvisado entregando el corazón.