Cameron Dubois, un chico millonario mantiene una relación con Jackeline Beckett, la chica de servicio, no solo eso es una chica de color que no será aceptada por su familia ya que para ellos el color y la clase social son fundamentales, la pasión de esta pareja de verá debilitada por personas malas que los quieren separar, la señora Jenna madre de Cameron oculta un secreto.
¿Será que al final, está pareja podrá ser feliz?
ó
¿Será que Jackeline logra enamorarse de Mariano Di Vaio?
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Capitulo 24. La hiena. Cómo de lugar.
Maldita negra, como me va arruinar los planes, sabía que era un riesgo pero la muy... Es más astuta estaba pendiente de todo, ella sabe que no la soporto.
—Matilde.
—Señora dígame.
—Eres una imbécil todo lo haces mal, nadie debía darse cuenta de que la copa era aparte, de verdad que eres una verdadera idiota.
—Señora, se me pasó la mano con el líquido usted me dijo que era un poco pero...
—Que idiota, tarada, no te soporto no sirves para nada—Estoy furiosa—Ahora Cameron se dará cuenta, el vendrá a reclamar, que se supone que le diga, me sacas de este problema.
—Señora pero me van a meter presa—Llora.
—Nadie te va a meter presa, tu solo me vas a dejar fuera de todo esto y yo me encargo de lo demás.
Después que ya no tenga nada que ver no me importa si se la come el tigre.
—Vete no te quiero ver, tu horrible rostro me da cólera—Sale despavorida de la habitación.
Estúpida, todo tenía que salir perfecto, Cameron debía tomar esa bebida, luego crearía una oportunidad para Elle, como iba a estar desesperado por tener sexo, la iba a tomar después llegaría la negrita los descubriría y todos felices, menos ella.
Por que la odio, simple porque odio a todas esas mujeres estúpidas que tienen bondad en los ojos, que su aura se siente tan pura, igual a la idiota de Cinthia.
Hablando de Cinthia de dónde saco Cameron ese nombre, porque la nombró, y sobre todo porque la negra esa se sorprendió al saber que estaba muerta, que saben ellos.
Cómo hago para descubrir, Cameron jamás me dirá algo.
Que no vuelva atormentarme esa mujer ahora que ya Bruce y todos lograron desaparecer su recuerdo, no quiero muertos vivientes.
Cómo era de suponer Cameron vino a culparme por la droga, pero me siento satisfecha por lo que dijo la estúpida de Matilde.
—Toma este cheque y piérdete, vete lejos del país, donde te de la gana, y otra cosa ni se te ocurra chantajearme con decir la verdad porque primero te corto esa lengua, y hago que te la comas en salsa ok.
—Si señora—Que sepa que conmigo no va a jugar, que conmigo es todo o nada, el pulso no me va a temblar para sacarla del medio.
Decido ir al club, hay un nuevo chico que trabaja allá, me gusta mucho y me lo quiero comer, así que me coloco un vestido rojo, hago juego con los zapatos, mis labios rojos, el cabello suelto, perfume y salgo al club, me he dado cuenta de sus miradas a esos chicos, les gustan las mujeres mayores, que los enseñe, que los mantenga. Veremos qué tal es en la cama, si me gusta lo voy a disfrutar mucho, es más Lo voy a hacer mi amante.
Llegó y camino con sensualidad, altivez, como la diosa que soy, todas las miradas me escrutan, tanto de mujeres como de hombres.
—Buenas tardes señora Dubois—Saluda el encargado del restaurant.
—Quiero que me atienda el chico nuevo—No respondo a su saludo, no me importa.
—Enseguida se lo envío—Se desaparece de mi vista.
—Buenas tardes señora, que iba a pedir—Habla nervioso.
—Lo que yo quiero no está en la carta—Lo miro a los ojos.
—Bueno dígame qué será lo que necesita, yo hago lo imposible para conseguirlo—Asi me gusta, el chico va ganando puntos.
—Muy bien, quiero que te vayas conmigo en este momento—Muerdo mi labio inferior, lo veo tragar Grueso.
—Pero mi hora todavía no termina señora.
—Ven vamos, te daré mucho más de lo que vas a ganar aquí.
—Señora disculpe, pero creo que está equivocada, yo no...
—¿Te estás negando?—Arqueo una ceja.
—Señora disculpé yo...
—Muy bien, hasta hoy trabajas aquí, me encargaré que este sea tu último día de trabajo—Presiono.
—Si eso la hace feliz, hágalo señora ya conseguiré en otro lugar, pero no me voy a ir con usted.
Levanto mi mano para que el encargado llegué a mi mesa.
—Quiero a este hombre, fuera de aquí inmediatamente—El chico me mira sorprendido, si pensaba que estaba jugando está mal.
—Como usted diga señora—Esto me encanta, decir y que haga lo que les pido, menos este mocoso, como se va a negar a irse conmigo sabiendo que va a tenerlo todo.
No quiero comer ni nada, solo quería un poco de diversión, no me voy a ir a casa sin tenerla, me voy a un club, de esos dónde te colocas una máscara y te follas a quien sea, me gusta venir, pero me hubiera gustado más comerme ese caramelo.
Llegó me dan mi máscara, una máscara dorada, que dice que no cualquiera me va a tener, subí al ascensor, llegó al piso número 6 que es exclusivo para gente poderosa, que le gusta jugar sin ser descubierto.
Al llegar, en el fondo hay un hombre parado se ve muy guapo, musculoso, alto, gruñó Porque me recuerda a Danilo, el muy maldito va a venir del más alla a cogerme de nuevo.
Me acerco con sensualidad, el tipo se para firme tomando el trago que tiene en las manos, la cual están cubiertas por unos guantes negros, la máscara no deja nada de rostro a la vista.
Paso mis manos por su pecho mientras camino a su alrededor mirando a mi presa, me gusta jugar con la comida.
Me agarra del brazo con fuerza, me gusta eso, ya estoy mojada.
Me pega contra la pared y pasa una mano por la cara interna de mi muslo hasta meterla dentro de mis bragas—¡Ah!—Gimo al sentir el contacto, la tela de su guante me toca.
Saca la mano y le da una palmada en la nalga, respira cerca de mi oído, lo que me pone a temblar las piernas.
—Metelo ya—Demando—Deja de jugar.
Escucho quitar el cinturón y bajar la cremallera, suspiro al imaginar lo que viene, el hombre se escupe la mano y la pasa por su falo duró, acaricia mi entrada con su glande.
Uffff se siente rico pero...
—Usa protección—Le digo muy exitada, ni loca dejo que lo haga así, no se quién diablos es.
Gruñe pero lo hace, sin previo aviso me empala con fuerza haciendo que grite, comienza con sus arremetidas fuertes, me gusta, me hacen recordar a ese desgraciado traidor de Danilo.
Cuándo voy a llegar a mi límite, grito su nombre el nombre del hombre que queme vivo por traidor.
El hombre al escucharme gruñe, tambien se retira de mi, acomoda mi vestido, mis piernas tiemblan.
—Nos volveremos a ver Jeni—me paralizó, una sola persona en el mundo me decía así. Volteo para encararlo pero ya no está, miro a todos lados pero hay tantas personas follando que no lo puedo ubicar.
Es imposible, no es él, el murió yo misma acabe con él, esto tiene que ser un maldita Broma, salgo de ese lugar, asustada, nada me da miedo pero que Danilo haya regresado del infierno si me asusta. Pero si regreso lo vuelvo a matar, pero si era él aún me hace sentir todas esas cosas ricas que antes.
...
Mía Dubois
Soy una mujer hermosa, modelo deseada por muchos, me encanta la atención que obtengo de los hombres, no les voy a negar que me aprovecho un poco de eso para conseguir algunas cosas.
Soy joven hermosa, pero solo una cosa no pude conseguir, y fue que quitaran al negro ese del comercial de ropa interior, no lo soporto es tan... engreído, cree que esta mas bueno que yo, me trata como si yo fuera una cosa insignificante, hoy es la sesión de fotografías, no se que hacer, no me veo con él.
Me maquillan y me me coloco una lencería color negro, es muy bonita, suave, es una marca muy reconocida este comercial me hará muy famosa.
Estoy con una bata la cual me quitaré solo cuando vaya a hacer la sesión fotográfica, el también tiene una bata.
—Muy bien, listos los modelos, vamos a comenzar, colocarse en le set.
El negro mugriento me mira—Mira pan de leche—Me revienta que me diga así—Que conste que vas hacer famosa solo porque vas a salir conmigo en el comercial.
Estúpido idiota, que se cree, engreído, se saca la bata y la quijada se me cae al piso, tiene un cuerpo de Dios, unos brazos fuertes, tatuados, su espalda ancha, firme, las piernas torneadas, las pompis son un colirio para los ojos, se da la vuelta y casi muero al ver, semejante cosota debajo del boxer color blanco que tiene, su abdomen Dios eso es otra cosa, este hombre es un manjar de dioses.
—Mira pan de leche—Me dice con malicia—No mires mucho que nada de esto es para ti—Camina de forma descarada al set, este idiota que se cree.
Me saco la bata, el apenas y me mira, quien se cree para ignorame.
Comenzamos la sesión de fotos que serán para una revista, mis ojos no dejan de dirigirse a ese lugar que esta tan abultado.
Mi sexo se contrae, no se porque este negro provoca que me ponga nerviosa, y más porque me ignora de forma descarada.