Hadassa tuvo una infancia difícil, su padre la rechazó desde que estaba en el vientre de su madre.
Un día, tras años de dolor, su madre conoció a un hombre que vino a cambiar la vida de ambas. Hadassa sintió por primera vez el amor de su padre.
A los 19 años creyó haber encontrado el amor, pero el que la había conquistado, llevaba una máscara, dejándola caer, mostrándole quién había sido siempre en realidad.
Saul Graham, un poderoso director general, propietario de la mayor revista de Chicago, amaba a su prometida Lara, pero ella sólo amaba el dinero, cuando descubrió que le engañaba y sólo quería sus bienes. Rechazaba cualquier tipo de amor.
Hadassa y Saúl, vivieron con citas heridas por haber amado a personas vacías, que les hacían sufrir.
La bondad de Saúl puso su destino ante Hadassa cambiando toda su historia, los dos viven juntos una segunda oportunidad para el amor.
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Capitulo 24
Amanecía y Hadassa estaba cansada, se levanta y se pone la Túnica de Saúl, recoge su ropa que estaba mojada en el suelo del baño y se va a su habitación, mientras Saúl dormía en su cama.
Hadassa Novais
Me voy despacio a mi habitación, me ducho, me pongo el pijama y me tumbo, pero tengo sed y cuando abro la nevera de la habitación, no hay agua, así que bajo a la cocina, enciendo la luz y me asusto.
Olga Graham
-Cálmate Hadassa, soy yo, no podía dormir y he venido a por un vaso de agua, pero he acabado cogiendo el helado, ¿quieres un poco?
Hadassa Novais
-Sí, ¿qué pasó para que no pudieras dormir?
Olga Graham
-Había una pareja al lado de mi habitación haciendo mucho ruido.
Hadassa Novais
Me mortificó lo que dijo Olga.
Olga Graham
Pude ver que estaba avergonzada por lo que dije y le dije:
-Es una broma Hadassa, podrías hacer todo el ruido posible y no te oiría, ya que las paredes son gruesas.
Hadassa Novais
Respiro aliviado y pregunto:
-¿Qué te quita el sueño entonces?
Olga Graham
-No sé ni por dónde empezar, pero lo resumiré.
Conocí a alguien en Alemania, donde vivo, gracias a mi curso de moda.
Hoy cuando vi a Rafael y luego me enteré de que no me había engañado, como que volvimos a estar juntos, pero Andreas llegará aquí a Chicago mañana, quiere conocer a Saúl, digamos que quiere formalizar nuestro compromiso.
Hadassa Novais
-Olga, qué situación, ahora entiendo por qué no puedo dormir.
Pero, ¿cuál te gusta más?
Olga Graham
-Eso es exactamente lo que intento averiguar.
Andreas vino cuando más lo necesitaba.
Rafael siempre me ha encantado, desde que lo conocí en la revista Graham, donde trabaja como modelo.
Quiero elegir a Rafael, pero no quiero herir los sentimientos de Andreas.
Hadassa Novais
-Sabes que de todas formas uno de los dos saldrá herido...
Tienes que ser honesto con los dos.
Olga y Hadassa charlan mientras terminan un tarro de helado y se van a sus habitaciones.
Eran cerca de las cinco de la mañana y Saúl seguía durmiendo.
Suena sobre la cama creyendo que Hadassa estaría a su lado, mira y no la ve.
Saul Graham
Me levanto, voy al baño, en el armario y no veo a Hadassa.
Voy hacia su habitación y la veo durmiendo en su cama.
Me tumbo a su lado, le acaricio el pelo y le doy un beso en la frente y me tumbo abrazándola.
Una hora más tarde, Hadassa se despierta con el despertador y Saulo también.
Saul Graham
-¡Buenos días, mi amor!
Hadassa Novais
Le miro sorprendida de que esté a mi lado y le respondo: ¡buenos días mi amor!
Saul Graham
-¿Qué pasó para que vinieras a dormir a tu cama?
Hadassa Novais
-He venido a mi habitación, me he duchado, me he puesto un pijama y me siento más a gusto aquí.
Saul Graham
-No te sientes a gusto en mi habitación, que va a ser la nuestra, y cuando nos casemos, ¿dormirás en otra habitación?
Hadassa Novais
-No es eso Saúl, es que dijiste que sólo puedo entrar en tu habitación con permiso y, en primer lugar, trabajo para ti.
Saul Graham
-Hadassa, vamos a casarnos, y desde el día que nos dimos nuestro beso en la cocina, no te veo como mi empleada.
Te dejo seguir cocinando, por tu elección y porque te gusta lo que haces, pero eres tan rico como yo.
Hadassa Novais
- Saul, no empecemos el día con este tipo de charla.
Veo que se ha irritado.
Saul Graham
-Muy bien, salgo de la cama y voy a mi habitación, hago mi aseo personal, me cambio de ropa y me voy directamente a trabajar.
Olga y Hadassa, que esperaban a Saúl para desayunar, se sorprendieron de que se fuera sin hablar con ellas.
Olga Graham
-¿Ocurre algo, Hadassa?
Hadassa Novais
-Bobbery, sólo le dije que no quería hablar de la herencia que me pasó que era del Salvador mi padre, pero supongo que entendió que no quería hablar de que dormimos en la misma cama.
Olga Graham
-No lo entiendo, ¿por qué le molesta saber que eres rico?
Hadassa Novais
-Porque ese dinero no es mío.
Olga Graham
-¡Sí que lo es!
¿Te has parado a pensar que si el Salvador viviera, querría que fueras el heredero de su herencia?
Hadassa Novais
-Sigo pensando en lo que dijo Olga y creo que estoy muy equivocada, tengo que disculparme con Saúl.
- Olga, ¿podrías ir a la compañía de Saul conmigo?
Olga Graham
-¡Claro que puedo!
¿A qué hora quieres salir de casa?
Hadassa Novais
- Podría ser cerca de la hora de comer, así podríamos ir todos juntos a casa a almorzar.
Mientras tanto, en la empresa, al cabo de dos horas, Saulo pide a su secretaria que anule todas las citas de la mañana, trasladándolas a la tarde.
Saul Graham
Llego a la clínica y Lara ya está allí con el hombre que me engañó hace meses, hago el examen y me voy.
Suena mi móvil y creo que es Hadassa, pero, en realidad, era Beatriz que vio mi mensaje, donde le había pedido que nos viéramos antes de comer.
Beatriz
Veo el mensaje de Saul y voy directamente al restaurante cercano a su empresa. Le llamo y contesta inmediatamente.
- Saúl, ya estoy aquí esperándote.
Saul Graham
-Muy bien Beatrice, estoy en camino.
Subo al coche y el conductor me lleva al restaurante.
Veo a Beatrice sentada y camino hacia ella.
Beatriz
-Saul, qué bien que hayas venido.
Siéntate, te prometo que no tardaré.
Saul Graham
Me siento y espero a que hable.
Beatrice
-Hace unos años, cuando aún éramos novios, tu padre vino a mi casa y me sobornó para que rompiera contigo.
Saul Graham
-¿Y me lo dices ahora Beatrice?
Beatrice
-Tuve mis razones para no decírtelo, tu padre siempre fue un hombre malvado, el Salvador se enteró de lo que me hizo y siempre nos ayudó, hasta el día en que falleció.
Saul Graham
Beatriz -Cómo conociste a Salvador, si cuando empezamos a salir yo ya estaba adelante en la empresa y él se fue de la casa porque mis padres no aceptaban que se involucrara con la que era su esposa.
Beatriz
-Le conocí en el hospital hace unos años.
Saulo Graham
-Cuéntame la historia Beatrice, no entiendo a dónde quieres llegar.
Beatriz
-Tengo cáncer, Saulo, llevo años haciendo quimioterapia y conocí a la mujer de tu hermano, Abigail, en el hospital.
