Una Cenicienta Más

Ya habían pasado más de quince días y Rafael no encontraba a Rafaela estaba desesperado se podía notar que había perdido peso, se encontraba ojeroso pues realmente dormía muy poco, su apariencia era descuidada, no había lugar en la ciudad que no hubiera recorrido, tenía por la vida de Rafaela y de su hijo tal vez ellos la estaría pasando mucho peor, tenía miles de personas en su búsqueda pero era como si se hubiera tragado la tierra, doña Lucrecia pensó que ya era tiempo de que su hijo firmara el divorcio así que lo fue a buscar el se encontraba en la casa que había compartido con Rafaela era como un centro de investigaciones, revisaba cada informe pero no tenía ninguna pista real, cuando doña Lucrecia entro vio como se encontraba su hijo era un muerto en vida, sus ojos ya no tenían aquel brillo y su sonrisa había desvanecido, doña Lucrecia pensó que quizá mostrándole los papeles del divorcio este se calmaría, así que lo hizo, Rafael aún no se había dado cuenta de su visita

—¿Qué haces aquí?,¿Ha que has venido?,¿Qué es esto?—

—Esto querido hijo son los papeles del divorcio, solo falta tu firma para que proceda —

—¡Mamá, dime dónde se encuentra!, ¡La necesito!, Dime dónde se encuentra — Rafael gritaba con gran desesperación,

—Ella se encuentra lejos y me he encargado de que jamás vuelva —

—Que no entiendes ella lleva un hijo mío— Las palabras de Rafael comenzaron a retumbar sobre la cabeza de doña Lucrecia, ¿Qué había hecho?, Ella se encontraba muy contrariada era cierto que no quería a Rafaela como esposa de su hijo, pero no era tan mala ya había una vida de por medio.

—¿Qué has dicho?— pregunto doña Lucrecia con incredulidad, ella no me dijo nada, no puede ser— dijo doña Lucrecia que sentía que se iba a desvanecer, sintió una gran debilidad en las piernas, la respiración le fallaba el aire que respiraba lo sentía muy pesado, también sentía una gran opresión en el pecho tanto que era muy dolorosa.

—Dime lo que sepas de ella—Rafael le decía mientras la agitaba, doña Lucrecia se quedó en silencio por un momento y no era por qué no quisiera decir si no que todavía no asimilaba que Rafaela estuviera embarazada.

—Debo de llamar a los Wilson, recomendé a Rafaela para ese trabajo, doña Lucrecia tomo el celular les marco, pero la respuesta que obtuvo no fue la deseada Rafaela no se había presentado al trabajo, doña Lucrecia realmente se sentía mal, no paraba de llorar mientras le decía a su hijo todo lo ocurrido, al principio Rafael estaba muy molesto por todo lo hecho por su madre, sin embargo busco la forma para ir a los Ángeles California, se fue al aeropuerto doña Lucrecia lo siguió quería ir con el pero este no se lo permitió, cuando llegó a los Ángeles solo dejo las pocas pertenencias, para salir a buscarla, la busco en hospitales pero no había nadie con ese nombre, buscón en las delegaciones con el mismo resultado luego fue a la morgue el encargado al ver el nombre de la chica que buscaba se dio cuenta que si estaba, incluso la descripción concedía, Rafael no creía lo que estaba pasando el no quiso ir a la morgue sin embargo uno de los oficiales lo mando y ahora al escuchar que Rafaela Pérez se encontraba ahí, sintió que moría, respiro hondo sabía que debía reconocer el cuerpo aunque el en el fondo deseaba que no fuera ella, siguió al encargado abrió la cámara de refrigeración, el cuerpo se encontraba en una gran bolsa negra abrió el cierre, Rafael volteo no quería ver lo que estaba ahí, pero el sabía que no era el momento para acobardarse volvió hasta donde se encentraba el cuerpo no pudo evitar llorar, cerro los ojos y dijo…