Fractured

Mirar el cielo azul le hacía sentir paz, un poco de calma o eso se convencía.

“—Si te parece, podemos adaptar la casa para que tu abuela viva aquí —le había dicho Aziel.

Sus palabras sonaban tan reales, su voz amable, su actitud complaciente.

—No —se dijo en un susurró—, esto no es real, él está mintiendo.

Ese hombre cruel, sarcástico y mal hablado no podía ser la misma persona que ahora actuaba como un ser humano empático y dadivoso. Eso debía ser una actuación, una muy buena y convincente actuación.

A pesar de sus dudas internas, Emily decidió darle el beneficio de la duda a Aziel, al menos por el momento.

Ese día optó por un vestido ligero, ideal para un día en casa. Tras un desayuno sencillo, se dirigió a la biblioteca, sumergiéndose en la lectura hasta que la tarde llegó . Con el futuro pesando en su mente, se retiró a su habitación, donde, abrumada por pensamientos y emociones, se dejó caer en un sueño inesperado.

Al despertar se arregló para bajar al comedor. Durante la cena, Aziel decidió abordar el tema que había estado rondando su mente desde que hizo la propuesta esa mañana. Con un tono suave, pero claramente interesado, se inclinó ligeramente hacia Emily y le preguntó:

—¿Has pensado más sobre lo que te propuse esta mañana? Sobre la idea de que tu abuela viva aquí con nosotros.

Emily, sorprendida por su repentina seriedad y la preocupación genuina en su voz, dejó su tenedor sobre el plato y lo miró a los ojos antes de responder:

—He estado pensándolo todo el día, —admitió—. La idea de tener a mi abuela cerca es reconfortante, pero no estoy segura de cómo se sentiría ella al respecto. No sabría explicar todo esto.

Aziel asintió, entendiendo la delicadeza del asunto. —Podríamos visitarla juntos y plantearle la idea, así ambas estarían tranquilas, y la señora se pondría muy feliz. Sé que te las ingeniaras para contarle una historia creíble y tu compañía hará que se sana más rápido.

La consideración y el respeto que Aziel mostraba por su abuela conmovieron a Emily. Por un momento, olvidó todas sus dudas y temores, viendo en él a alguien que realmente quería hacer las cosas bien, alguien que podría estar intentando cambiar para mejor.

—Creo que eso sería maravilloso, señor. Gracias por ser tan considerado con esto. —La gratitud en la voz de Emily era palpable, y por un instante, sus miradas se encontraron, compartiendo un entendimiento tácito de lo importante que era este gesto.

Aziel sonrió, algo que Emily notó que no hacía con tanta frecuencia, especialmente cuando estaban solos.

—Es lo menos que puedo hacer. Además, —añadió, intentando aligerar el ambiente—, creo que tener a tu abuela cerca podría enseñarnos un par de cosas sobre cómo llevarnos mejor.

Emily no pudo evitar reír ante su comentario. —Estoy segura de que tendría mucho que decirnos a ambos, —dijo, el tono de su risa llenando la habitación con calidez.

El resto de la cena transcurrió en un ambiente más relajado, con ambos compartiendo historias y risas. Por un momento, Emily permitió que la esperanza se asentara en su pecho, la esperanza de que tal vez, solo tal vez, las cosas podrían mejorar entre ellos. Pero en el fondo, una parte de ella se preguntaba si esta nueva faceta de Aziel era simplemente otra máscara, una convincente y elaborada, diseñada para asegurarse de que todo saliera según su plan.

—¿Qué tal si luego salimos? Podríamos ir a algún lugar tranquilo, tal vez al campo, en ese lapso pueden acondicionar la casa para recibir a tu abuela —sugirió Aziel, mirándola con lo que ella interpretó como genuino interés.

Emily se sorprendió por la propuesta, pero aceptó. La idea de pasar tiempo fuera de la casa le resultó buena.

La noche avanzó sin contratiempos, y antes de lo que esperaba, Aziel se excusó para retirarse a su despacho, mencionando que tenía algunos asuntos pendientes que resolver.

—Que pases buena noche, si necesitas algo, no dudes en decírmelo —le aseguró con una sonrisa que Emily no pudo evitar encontrar encantadora.

Una vez sola, Emily se permitió reflexionar sobre los cambios en Aziel. ¿Era posible que realmente estuviera intentando hacer las cosas bien entre ellos, o todo formaba parte de un plan mayor?

Mientras tanto, en su despacho, Aziel se servía un vaso de whisky, su mente divagaba entre los detalles de su próximo encuentro con el señor Arce. Necesitaba convencerlo de que su matrimonio con Emily era sólido, real. Sabía que la actuación de esta noche había sido un paso necesario, pero no podía evitar sentirse ligeramente incómodo por ello. No estaba acostumbrado a fingir emociones que no sentía, pero con Emily, las cosas parecían diferentes. Aunque se esforzaba por mantenerse firme en sus intenciones, una parte de él no podía negar la atracción que sentía por ella. Es una chica hermosa, no podía culparse por encontrarla atractiva.

Tomó un sorbo de su bebida, dejando que el líquido ardiente le calmara los pensamientos. "Solo es cuestión de tiempo", se dijo, intentando convencerse de que todo lo que hacía era por un bien mayor. Sin embargo, la imagen de Emily sonriendo, la calidez de su voz, comenzaba a hacer mella en sus resoluciones.

El reloj marcaba tarde cuando finalmente decidió que era hora de dejar el alcohol a un lado y dirigirse a la cama. Caminó por los pasillos en silencio, preguntándose si Emily ya estaría dormida. Al pasar por su puerta, se detuvo un momento, tentado a entrar y asegurarse de que estuviera bien. Sacudió la cabeza, desechando la idea. "Mañana será otro día", murmuró, antes de continuar su camino hacia su habitación.

Esa noche, mientras el whisky surtía su efecto y lo llevaba lentamente al sueño, Aziel no pudo evitar preguntarse por el futuro, podría todo salir como lo planeó, en algún momento, convertirse en alguien real y no una imitación de su padre. Pero esos pensamientos se disiparon en la oscuridad, dejándolo con la certeza de que, por ahora, su prioridad era convencer al señor Arce, sin importar los medios necesarios.