¿Eres víctima del destino? Quizás si, quizás no. Te convertiste en alguien que no reconoces y ahora solo buscas placer en lugares equivocados, tratando de cubrir tu dolor emocional con placer temporal, convirtiéndote en una mujer insaciable.
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Capítulo 24
El timbre del departamento de Anne sonó, eran las 6 de la tarde, Jacson se había ido y ella no esperaba a nadie. Su corazón empezó a latir, varios pensamientos pasaron en su mente... ¿Y si alguien la atacaba estando sola?
Miró a través del visor de la puerta y respiró aliviada al ver a Luciano. Quitó el seguro y lo dejó pasar
-Hola...- sonrió tímida
-Son para ti- Luciano extendió un ramo de rosas pequeño, para ella era del tamaño perfecto
-Gracias, pasa...- Luciano dio unos pasos y al cerrar la puerta le arrinconó contra ella haciendo sonar su espalda contra la puerta, tomó su barbilla con delicadeza y la beso suavemente
-Espero te gusten las rosas- Las mejillas de la pelirroja estaban encendidas por aquella escena
Luciano se veía especialmente guapo hoy, su cabello estaba más despeinado de lo normal, los botones de la camisa de su traje azul marino estaban sueltos hacia su pecho y no llevaba corbata
-Me gustan... ¿Quieres tomar algo? ¿Traes alguna noticia del atentado? -
-Café... fuerte- Su mirada lasciva la recorrió acentuando la última palabra y Anne se estremeció ante el recuerdo
Asintió y camino hacia la cocina, dejó las flores en la isla y con las manos temblorosas sirvió la taza de café. Aquel hombre grande y fuerte la intimidaba haciendo revolver sus emociones
-Gracias- Tomó la taza de café con una mano rozando con los dedos de ella- Aún no sabemos del sospechoso, creo que sería buena idea que despejes tu mente, Jacson me contó que haz estado muy tensa-
-Trato de distraerme, pero extraño mi tienda, cada vez que pasó por allí recuerdo lo que paso, aún no han retirado todos los escombros- El rostro de Anne se veía triste y pálido
-Si me lo permites... Conozco de una compañía constructora que podría encargarse de tu tienda, en unos 20 días estaría totalmente habilitada-
-Me encantaría, pero temo que mis ahorros se fueron en la mercancía que aquel día arreglaba con Carol...- An mordió su labio recordando lo que hacían ellos antes de que el incendio ocurriera
-No te estoy pidiendo dinero, te ofrezco mi ayuda sin costo alguno... o quizás si tiene un costo- Luciano se acercó hasta su rostro, estaban tan próximos que las respiraciones se mezclaban
-¿Volveras a tratarme como una...?- Luciano la interrumpió mirándola espantado
-No Anne, jamás ¿Cómo crees? Solo bromeo... Viaja conmigo-
-¿A dónde? -
-Es un viaje de negocios... te gustará, estaremos en un hotel cerca de la playa y cuando no haya reuniones podemos salir a conocer, te servirá para distraerte- Anne lo miró atenta, no parecia ser una mala idea
-¿Estaremos en habitaciones separadas? -
-Si- Luciano contestó de prisa, quizás tanta que Anne sospecho que podría ser mentira, pero que más daba, no parecía una mala idea - Irá mi secretaria también, ella se encargará de distribuir mi agenda para que tengamos tiempo de salir... Luego de que acaben los negocios y el congreso podremos estar uno o dos días libres ¿Qué te parece? -
-Me parece bien... Pero eso no significa que estaré contigo en tu habitación todo el día - Anne volteo los ojos y alzó una ceja
Luciano le robó un beso aprovechando la cercanía -Con 6 horas en la noche me conformo-
-Luciano! Aleja tus labios de los míos- Anne se separó ruborizada y caminó al otro lado de la mesa
Era un poco gracioso, ella jamás había sido timida con los hombres, quizás porque siempre los vio como presas y ella, la cazadora
Luciano se levantó rápidamente del banco y rodeo la isla quedando al frente de Anne, tomó su cintura con sus manos y la sentó en el mesón
-¿Huyes de mi?- Anne no respondió, negó con la cabeza y apretó sus labios, no quería caer en las redes de esa araña tejedora
Luciano pasó sus manos debajo de su camisa tocando la piel de su pequeña cintura, aquella piel se sentía tibia y suave. La acercó hacía él, quedaba a la altura perfecta, sus labios frente a los de él. Despacio rozó la punta de su nariz con la de ella, acariciaba despacio cada centímetro de su rostro y al llegar a sus labios pasó los suyos en una caricia sin besarlos
Anne respiró pesadamente, el deseo en aquella cocina se podía tocar con las manos
La pelirroja pasó sus manos por aquellos hombros masculinos delineando las clavículas del fornido hombre que la acariciaba, las dejó reposar en su cuello y haciendo empujé logró pegar ambos labios
Lo necesitaba
Luciano correspondió el beso, succionando despacio su labio inferior, dejó entrar la lengua invasora de Anne que se abría espacio por su boca y la recorrió con la suya como si ambas danzaran al ritmo de la música que hacían sus cortos gemidos. Con sus dedos, Luciano sacó la camisa de Anne por arriba de su cabeza, separó sus labios de ella y retrocedió un paso, al fin podía perder su mirada en aquellos redondos y suaves senos, con la yema de los dedos recorrió el borde de aquel pecho delineando hasta llegar a sus pezones. Anne soltó un gemido
-Lamento haberte lastimado con mis palabras Anne... de verdad, me gustas- Aquella disculpa era todo lo que ella necesitaba para poder caer de nuevo en sus redes. Besó los labios de Luciano con pasión y se amarró a su cuerpo con ambas piernas. Él la agarró sus nalgas con cada mano y la levanto de la isla, sin detener aquel beso ardiente la llevó hasta la cama de la habitación donde después de algunos días pudieron por fin, volver a unir sus cuerpos en un fogoso encuentro