Inmortalidad Y Una Corona. El Poder De La Bruja

-       Según los rumores, lo que estamos buscando está en lo profundo de este bosque, así que debemos adentrarnos un poco más, para confirmar que nada de eso es cierto y que solo se trata de viejas leyendas, pues sinceramente no lo creo posible, de todas formas, debo llevarle una respuesta al rey, además lo que realmente me preocupa en este momento es que hasta ahora no hemos encontrado ningún rastro de todos los grupos que se adentraron antes que nosotros. – Comenta el archiduque pensativo.

Si bien es cierto no esperaba encontrar algo parecido a un objeto mágico ni a una peligrosa bruja, si esperaba encontrarse con las personas que han estado entrando al bosque en los últimos días, pero nada, no hay siquiera un rastro de ellos.

-       Bueno Excelencia eso no es tan raro, este bosque es inmenso y los caminos son muchos, sin saber de antemano que camino tomaron lo más posible es que ni siquiera encontremos alguna señal de ellos. – Expone seguro.

-       Puede que tengas razón, aun así, tengo una sensación muy extraña. – Comento. – En fin, avancemos un poco más. – Dice Kieran.

De esta forma el archiduque en compañía de Eamon, Helio y sus pocos soldados siguieron sumergiéndose en ese espeso bosque del que en realidad no tienen mucho conocimiento pues muy pocas personas habían sido tan valientes como para entrar en él, hasta ahora que ese viejo rumor hizo que más de uno decidiera emprender la aventura obligando así al escéptico archiduque a embarcarse en esa aventura.

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-       Señor, tengo una noticia que le interesara. – Dice una hermosa mujer hablando a lo que parece ser un espejo, pero pronto atreves de este se ve una sombra aparecer.

-       Habla. – Ordena el ser desde el otro lado del espejo.

-       Tenemos visitantes interesantes al interior del bosque. – Sonríe con maldad Elysia, pues el aura que está sintiendo no puede ser de nadie más.

-       ¿Quién? – Cuestiona el ser desde lo que parecen ser muchas sombras, con tono claramente interesado, pues aun cuando han estado recibiendo muchas visitas en los últimos tiempos, si Elysia se está tomando el tiempo de informar es porque es alguien importante.

-       Son ellos. – Es lo único que dice Elysia para que el entienda y lo que parece ser una aterradora sonrisa se deslice por sus labios.

-       ¿Están juntos? – Pregunta con un brillo de maldad en sus ojos.

-       Lo estaban, pero ahora no. – Informa rápidamente.

-       Perfecto. – Comenta con emoción. – Debemos ser buenos anfitriones. – Da una sonrisa siniestra. – Envíalas. – Ordena. – Quiero que lo ataquen a él, si por algún golpe de suerte logramos deshacernos de él, entonces la victoria será nuestra sin luchar. – Comenta con emoción. – Pero si no es así, al menos lograremos herirlo. – Finalizo.

-       Actuare de inmediato mi señor. – Dice Elysia haciendo una reverencia, para despedirse y actuar, tiene una misión y ella siempre cumple sus misiones.

Por su parte para Kieran y sus hombres el camino ha sido tranquilo, hasta el momento no se han encontrado con nada raro así que avanzan con más seguridad, pues la verdad es que varios de los soldados si se sentían algo intimidados por todas las leyendas que circulan, además porque al empezar a oscurecer el bosque toma un aire un poco más denso.

-       Parece que el bosque de Avalon no es tan aterrador como dicen. – Comenta uno de los soldados, los demás están por asentir, pero justo antes de que lo hicieran escuchan un pequeño ruido y luego otro, haciendo que poco a poco deban detener sus pasos.

-       ¿Qué se supone que es eso? – Cuestiona uno de los soldados que van en el grupo, señalando hacia un lugar con un pequeño temblor en su mano.

Lo que hace que todos se giren hacia donde está señalando y se queden fríos con lo que ven.

El archiduque y sus hombres han sacado sus espadas, pero lo que ven no es nada alentador, son serpientes, muchas, cientos de ellas que se deslizan hacia ellos, pero no parecen ser normales, son de colores y parecen danzar en perfecta coordinación, como si alguien las estuviera guiando y así era, aun cuando ellos no pueden oírla, una pequeña flauta sonaba muy cerca de allí, era Elysia quien tocaba guiando a sus bellas mascotas hacia sus próximas víctimas.

-       ¿Qué hacemos señor? – Pregunta Eamon manteniendo la calma y su tono firme.

-       Son demasiadas. – Dice uno de los soldados, controlando el temblor de sus manos, pues lo que ven es aterrador, las serpientes que cada vez están más cerca parecen tener un brillo rojo en sus ojos.

-       En posición. – Ordena Kieran, ya sabía que el bosque podría ser peligroso, pero lo que ve escapa un poco de lo que él esperaba, la verdad es que no estaba preparado para un ataque de cientos de espantosas serpientes.

En un segundo la escena se volvió aterradora cuando las serpientes se detuvieron observado, con ojos rojos, pero quietas, como esperando una sola orden para atacar.

-       Alguien las maneja. – Anuncia Helio con seguridad.

-       Así parece. – Comenta Kieran sin despegar los ojos de los animales, que está seguro los atacaran en cualquier momento.

-       ¿La bruja? – Cuestiona uno de los soldados.

Al archiduque le encantaría decir que no, que es imposible, pero la escena que está viendo con sus propios ojos también parecería imposible y no lo es.

Solo segundos bastaron para lo que pareció ser la orden, en perfecta coordinación las serpientes atacaron, a lo que kieran y sus hombres se defendían con sus espadas, pero no era suficiente, estás atacaban con la intensión de morder, sabiendo que con una sola mordedura acabarían muertos.

Las espadas se blandían, pero no eran suficientes, además de algún lugar más serpientes salían.

-       Mi señor intentaremos detenerlas, salga de aquí. – Gritaba Eamon. Pero Kieran sigue luchando, el jamás dejaría sus hombres atrás, menos en medio de una batalla, siempre supo que moriría en el campo de batalla, aunque no se imaginó que en uno así.

-       No te distraigas. – Le dijo matando a uno de los animales que casi muerde a Eamon.

La lucha seguía, pero era obvia la desventaja para los hombres, pronto terminarían con ellos, eso era seguro, pero de pronto cuando la energía disminuía y la esperanza poco a poco se iba perdiendo, una gran luz brillo, haciendo que tuvieran que cerrar los ojos por la fuerza de esta, unos segundos después del gran esplendor, Kieran y los demás empezaron a abrir sus ojos lentamente para encontrarse con que las serpientes habían desaparecido y en su lugar solo vieron la imagen de una mujer allí de pie.

-       La bruja. – Aseguro uno.

-       Una diosa. – Dijo otro.