Math Ruttherfrod es un hombre de gran poder y envergadura en el mundo de los negocios, conocido por su frialdad, carácter fuerte y un temple irrefutable, a sus treinta y cuatro años de edad, se ve obligado a aceptar un matrimonio por contrato, solo para ayudar a su hermano menor a salir de la mafia. Ahora debe lidiar con un matrimonio el cual no deseaba con nada menos que la nieta de la mafia, quien además es conocida como, una mujer perdida y descarada entre la sociedad. Por otro lado, Samanta es una mujer que desde niña fue criada para llevar una responsabilidad a la que no estaba preparada para enfrentar, aparte ahora debe lidiar con un matrimonio sin amor y un esposo que no le importa en lo mas mínimo demostrarle abiertamente su odio hacia ella. ¿Qué podría resultar de una unión en la que ambos estuvieron obligados?
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Capitulo 23. Solo el odio puede existir
Llegaron a la habitación donde se encontraba Richard acostado sobre la cama, conectado a los aparatos de monitoreo, aún seguía dormido por la anestesia, Samanta se acercó rápido para verlo, colocándose a un costado del hombre.
- Pobre Richard – dice viendo el estado en el que había quedado – como quedo su rostro – el hombre estaba todo hinchado – eres una bestia – le dice a Math
- Ya dejamos claro el punto del porque le sucedió esto – le dice Math tras ella – por ahora vete con James a la mansión, ya viste que se encuentra estable y no creo que despierte ahora – le dice colocando la mano en su hombro.
- No me iré, estaré aquí con él hasta que despierte – le dice quitando la mano de Math de su hombro – además, ¿Por qué deberías de quedarte tu aquí?, él es mi empleado y mi amigo, así que lo más lógico es que yo sea quien deba quedarse – le dice
- Yo fui quien lo golpeo y por tal motivo quiero cargar con mi parte de la responsabilidad – le dice contrariándola – así que solo por esta vez, hazme caso – le dice de forma seria
- Pues lamento no hacer lo que me pides, pero no pienso mover ni un solo musculo fuera de este lugar mientras mi amigo este en esa cama – le dice imponiéndose – así que puedes agarrar tu supuesta gentileza, obligación moral o lo que a ti se te dé la gana mencionar y metértelo por donde mejor te quepa y luego te largas – le dice señalándole la puerta.
- Pues como te parece que no lo hare querida – le dice Math – este hombre es mi responsabilidad ahora y yo seré quien se haga cargo de él – le dice enfrentando sus miradas.
- No me provoques Math – le dice con furia en su mirada
- No Samanta, es mejor que tú, no me provoque a mí – le dice con la misma fiereza
- Chicos, ¿quieres dejar de pelear? – dice Richard con una voz adolorida y un tanto adormecida – hay una persona adolorida aquí atrás – les dice y ambos voltean a verlo.
- ¡Richard! – le dice Samanta de forma alegre saltando para abrazarlo.
- Auch – dice Richard quejándose del abrazo de la mujer
- Lo siento – le dice Samanta – estoy feliz de que estés bien – le dice sonriendo
- ¿Bien?, ¿en qué parte esta esto bien? – le dice Richard señalando su rostro – siento como si un tractor me hubiera atropellado – le dice adolorido
- Si, lo sé - le dice Samanta empatizando con el hombre
- Lamento mucho lo ocurrido – le dice Math – si pudiera haber algo para remediarlo, solo pídamelo – le dice
- ¡¿Remediarlo?! – dice Richard alterado - ¿cree usted que esto, tiene remedio alguno? – dice señalando su nariz – no mi señor, esto ya está arruinado totalmente y ni hablar de mi rostro – le dice – si pudiera dejarme a solas con mi amiga y jefa, necesito hablar con ella – le dice indignado, pero Math no se movió de allí ni un milímetro, solo se limitó a lanzarle la mirada a Samanta - ¿quiere que le muestre un video mío chupándosela a mi novio para probarle que soy gay?, le aseguro que su mujer está más a salvo conmigo de lo que estaría con usted – le dice Richard, mientras Math respiro profundo tratando de calmar el impulso de darle otro golpe al hombre por hablarle de esa forma, pero allí la idea era demostrar arrepentimiento y buscar la redención, no empeorar la situación, así que sin decir palabra alguna salió de la habitación.
- Uffff, ¡Que hombre! – dice Richard fascinado, al rato que Math se marchara – como te envidio – le dice a Samanta, mostrando placer en su mirada
- ¡Richard! – le dice Samanta alterada por las palabras del hombre - ¿Qué no estabas indignado por lo que te hizo? – le dice
- Indignado si, molesto quizás, pero ciego no soy querida – le dice Richard – Ufff se me sube la calentura nada mas de ver un hombre de ese tipo – le dice
- El tipo es una bestia, mira lo que te hizo – le dice Samanta tratando de hacer entrar en razón a su amigo.
- Sí, ¡pero que bestia! – dice fascinado – ya quisiera yo que mi Antoni me cele de esa forma – dice suspirando – ver esa fiereza y esos músculos enormes, con tanta hombría ya me imagino como debe ser abajo – dice entre risitas.
- ¡Ya basta! – le dice Samanta ruborizada – además, ¿para qué tu querrías a un bestia como ese, cuando tú tienes a Antoni que es mucho mejor? – le dice
- Sí, mi Antoni es un romántico hermoso – le dice suspirando enamorado, para luego poner una mirada maliciosa- pero que no haría yo con un hombre como el tuyo, te digo nena, aquí estás perdiendo tiempo conmigo, siendo tu yo ya lo estuviera montando – ríe.
- No te sientes tan mal, al parecer – le dice Samanta – además te equivocaste en algo – le dice
- ¿Qué cosa? – le dice parando de reír - ¿No la tiene grande? – le dice espantado.
- ¿Quieres dejar ese tema? – le dice en tono molesto – te digo es que él no te golpeo por celos – le aclara – ese hombre me odia, nunca haría tal cosa por celarme, él solo lo hizo porque pensaba que tú y yo estábamos en una relación de amantes y le preocupa que pueda ensuciar el apellido de su familia, eso es todo – le termina de explicar.
- ¡Por dios, Jefa! – le dice Richard alterado – no creo que sea tan inocente como para llegar a creer esa excusa tan estúpida – le dice el hombre – obviamente esto fue un acto de celos – le dice señalando su rostro adolorido – ningún hombre en la tierra le buscaría pelea a otro y lo dejaría en este estado si no fuera por celos, se lo puedo decir yo que soy hombre – piensa un momento – o bueno, medio hombre – ríe
- Pues te digo que Math Ruttherford si lo haría, ese hombre es una bestia, que solo sabe del dominio, además él nunca ha tenido algún sentimiento hacia mi más que el de odio y por consiguiente yo no puedo sentir más que eso por ese hombre – le dice
- Pues dicen que del odio al amor hay solo un paso de distancia – le dice Richard
- Y yo te digo que eso nunca sucederá – le dice Samanta finalizando la conversación.
espero que pueda encontrar suplicas y arrepentimiento 😉💜