Hannah sólo fue una apuesta para él y eso arruinó su vida
Él necesita trabajo y ella será su jefa
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Capitulo 4 La infidelidad
Estudié y me gradué con honores en administración de empresas. No era la carrera que soñe para mí, tampoco es que visualizaba mí futuro a largo plazo.
Veía a mis padres al mando de la empresa y no quería lo mismo para mí, pero por ser su única hija sabía que tarde o temprano ellos me dejarían al mando
Aquel día cuando supe que probablemente no tendría hijos comprendí que debería estudiar administración. No solo haría sentir a mis padres orgullosos, sino que además daría lo mejor de mí para ver por la prosperidad de la empresa familiar que le daba trabajo a tantas familias.
En la universidad me atrajo un chico de último año y me enrolle con el. Supuestamente era un dios en la cama y me dije, ¿Por qué no? Esteban era su nombre y efectivamente le puso empeño al tema, pero no sentí absolutamente nada. Ni un orgasmo ni placer, nada. Cuando el acabó le dije "no me llames, yo te llamo" y me retiré. Obviamente no volví a llamarlo nunca.
Al acabar mí carrera solo había tenido dos relaciones sexuales, todo ese tiempo no tuve deseos de nada, aún así en una noche de fiesta conocí a alguien que era la perfección, un Dios griego, cuerpo tallado a mano. Un hombre que llama la atención donde quiera que va y que todas voltean a ver. Bailamos y luego de varios besos nos fuimos a un lugar más privado. Él era sensacional, me acariciaba, besaba, tocaba y sentí un mínimo placer pero ningún orgasmo
Comencé a trabajar en la empresa de mis padres, no con un cargo ejemplar pero para ir aprendiendo todo al respecto.
Conocí a un abogado, alguien de mí edad, futuro prometedor, apuesto. Comenzamos a salir y fui enamorándome de él, era el novio ejemplar y me prometía un amor de esos que solo existen en las novelas. A mis padres jamás les agradó y me lo hicieron saber en reiteradas oportunidades pero yo lo amaba.
Luego de un año de relación me propuso matrimonio en una cena romántica y acepte encantada. Nos casamos en una ceremonia civil pequeña ya que mis padres se negaron a ayudarme con los gastos y yo solo tenía una mensualidad por mí trabajo y Jason lo que cobraba. No nos importó, nos amábamos y queríamos casarnos.
Nunca tuvimos problemas económicos pero tampoco poseiamos grandes riquezas.
Mis padres tienen más dinero del que son capaces de gastar pero es suyo, no mío. Siempre me inculcaron el valor del trabajo y que hasta no estar al mando de la empresa no dispondría de lo que me corresponde y lo acepté.
Jason trabajaba mucho pero yo no veía muchos ingresos de su parte. Compramos una hermosa casa con apoyo de mis padres porque se negaron a que pida un préstamo para tener mí hogar. De todas formas gaste todos mis ahorros y mí esposo puso también un buen dinero.
Lamentablemente las cosas en mí matrimonio comenzaron a fallar. Él aveces dormía en la oficina, decía que había demasiado trabajo. El sexo era un trabajo que venía con el matrimonio, algo que había que practicar con cierta frecuencia, del que podía prescindir sin problemas. No era malo pero había cambiado radicalmente en ese aspecto. Yo seguí sin poder conseguir un orgasmo y el cada vez que se enojaba me llamaba frígida.
Me molestaba que así me dijera pero era una gran verdad. Las veces que tuvimos relaciones jamás nos cuidamos pero no salí embarazada y ese fue otro golpe a nuestro matrimonio. Él no quiso que vayamos a un especialista que nos ayude a concebir porque decía que todo tenía que ser natural y yo simplemente supe que jamás sucedería.
Las muestras de afecto también cesaron y supe que algo más ocurría, o en éste caso alguien. Me mantuve positiva pero ya no pude ignorar lo que ocurría a mis espaldas.
Llegar con perfume de mujer un día era entendible pero no siempre, sus camisas manchadas con labial rojo también evidenciaban su infidelidad. Su paranoia en cuanto a su celular cuando jamás habíamos usado claves y así mil cosas más.
Le pregunté que ocurría pero siempre me negó todo y me cansé. Decidi presentarme en su trabajo después de hora y lo encontré entre las piernas de su secretaria. Esperé a que terminaran lo suyo y le pedí el divorcio, eso fue todo.
No llore por algo que en mí corazón ya sabía. También entendía que yo era un fracaso como mujer y que tarde o temprano cualquier hombre me engañaría.
Fui a mí hogar, llamé a mis padres y les dije lo que estaba ocurriendo, que Jason tenía una aventura con Laura, su secretaria, y que había pedido el divorcio. Se pusieron demasiado felices porque nunca les agradó y me recomendaron un abogado para que me represente en la demanda.