Hay mujeres que aman con fuerza, entrega y sacrificio. Rosario creyó que su matrimonio sería para siempre. Pero el que creía el amor de su vida no lo pensó así.
La historia de Rosario es la de muchas mujeres que lo dan todo en una relación y que al final comprenden que una relación es de dos.
Permítanme contarles la historia de ésta mujer común y corriente, una de nosotras.
NovelToon tiene autorización de Carmen Zambrano Fernández para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Mi Decisión
Me tomé las manos por debajo de la mesa y me pellizque. Me dolió. Era verdad.
Que cosas de la vida, en un momento soñaba y ahora recibí una proposición.
Lo miré de frente, no moví ni un músculo de mi rostro no quería mostrar ni un sentimiento. Porque realmente no podría definir lo que sentía en esos momentos. Vergüenza? Enojo? Rabia?Esperanza?
Me levanté y le dije
--Lo pensaré.
Llegué al cuarto y me miré en el espejo, veía una mujer joven, de rostro común, tomé mi pelo y lo solté, siempre lo llevaba en una trenza que después enrollaba, era mi única vanidad mantenerlo largo. Ni siquiera tenía una bonita sonrisa, por qué no sabía sonreír.
Me sentí tan humillada, me habían criado con el concepto que las mujeres Valle no se unían en matrimonio. Esa palabra no existía para nosotras. Éramos mujeres de razonamiento.
Me criaron dura, para darle lucha a la vida. Saltar los tropiezos. Enfrentar las adversidades. Mi abuela desde pequeña me hablaba y me decía siempre adelante nunca atrás. Nunca jamás te dejes pisotear.
Y si ves que eres David, y Goliat te está masacrando. Te levantas y te vas. No significa que eres menos, eres mucho más, porque aceptar que uno no puede contra una muralla es ser astuto.
Hay peleas que uno no puede ganar, y debe retirarse.
Y definitivamente ésta pelea no la podía ganar. Que mujer tan sabia eras abuela. Era luchar contra los sentimientos que tenía aquí dentro, que se habían enraizado, llevaba más de un año luchando contra lo que sentía por él.
Era retroceder como mujer lo que me ofrecía Francisco?
Claro que sí, era retroceder.
Miré la hora, era poco más de las once.
Crucé y toqué su puerta.
Me abrió y se vió estupefacto. Me hizo entrar. Nos sentamos frente al ventanal que daba a un bello bosque.
--Una mujer como yo, puede optar a tan poco. --Pero los pobres podemos tener sueños
--Lo sé, tu casa en el campo y tener una familia. --Me acuerdo perfectamente. Nunca me olvidé, cuando tenía la bala adentro, escuchaba tu voz y me compartiste tus planes del futuro.
Nunca pensé que me había escuchado. Me tomó por sorpresa.
--Justamente, tengo sueños y planes tengo veinte años y me queda mucho por vivir.
--Usted al hacerme la Proposición me tomó desprevenida. Me ofrece un mundo de felicidad y aprender a amar. Yo nunca lo he hecho. Amar
--Nunca he estado con un hombre. Y vaya que la Proposición es interesante.
--En un momento me sentí ofendida, pero es lo que usted puede ofrecer y lo que está dispuesto a dar. Así funciona usted.
-- Placer y felicidad, con fecha de término.
--Para quien nunca ha tenido nada, es una tentación.
Las mujeres Valle no se casan, se enamoran y lo entregan todo, hasta la vida. Fue el caso de mi madre.
Me miró pasmado.
--Pero a mí me crío una guerrera. Que me enseñó entre otras cosas que lo único que tiene una mujer es la dignidad. Y esa a mi me sobra.
--Gracias, Señor.
--Pero no, desecho su oferta.
--No se impresione por favor. Usted me conoce o cree conocerme.
--No soy mujer para vivir unas horas de placer y después seguir mi camino como si nada.
--Me pregunté muchas veces que se sentiría ser amada? Y nunca lo he sabido.
--No tengo como saber si yo a usted lo amo. No tengo como comparar o a quien preguntar. Soy tan ignorante. Pero es mi realidad.
--Si yo lo hubiera amado. No tendría que haberme ofrecido nada, le hubiera entregado todo lo que tenía, materialmente nada, pero le daría mi vida, si fuese necesario.
--Así que creo que no lo amo.
--Muchas gracias por la oferta tentadora.
-- Pero no.
-- No quiero complicaciones en mi simple vida. --Seguiré trabajando que es lo que aprendí. --Cuando sea tiempo de amar lo sabré. Porque lo entregaré todo sin condiciones.
--La dejo pasar.
--Me voy...
¿Su cara estaba roja, había en su mirada Pesar? Extrañesa?
Salí sin que él pronunciara ni una palabra. Tomé mi bolso y salí con mi corazón destrozado.
Porque había mentido
Mi orgullo pudo más. No acepté las migajas, lo quería todo. No tenía que hacer comparaciones o preguntar.
Yo lo amaba. Pero no me ofreció lo que buscaba Amor y Respeto.
Conté el dinero que tenía, había perdido mi pasaje. Y tenía que comprar otro.
Volví repetir la escena. Esta vez saqué pasaje en el primer bus que saliera. Me subí de inmediato y cinco minutos después iba por la carretera. Era tiempo de llorar y lo hice amargamente.
Pero la vida no se detenía por tristeza, había que seguir. Mis sueños continuaban.
Las personas como yo que no tienen nada , ni siquiera un techo propio debían levantarse a pesar de dolor y seguir.
Conseguí trabajo en la casa de un viejo judío que era joyero, su chófer decía que muy bueno. No me hablaba nada y cuando lo hacía era en yidis . Al poco tiempo se casó con una mujer de su misma raza y que era tres veces más joven que su anciano marido.
Muy pronto la mujer se embarazo. Ella no quería a la pequeña. Pero el viejo la adoraba. Era una bebé muy bonita y tranquila, me hice cargo de ella. Empezaba a trabajar a las siete de la mañana y terminaba después de las doce. Era mejor así podía ocupar mi cuerpo y caía rendida en las noches sin darme tiempo a recordar.
Había escondido a Francisco muy adentro. No quería pensar.
Pero no contaba que mis planes cambiarían.
Había pasado un año, la pequeña Judith tenía tres meses. Salí a pasear con ella, la casa era oscura y lúgubre y quería que ella respirara aire puro. La llevaba casi todos los días a un parque.
Sentí que un vehículo frenó un poco más adelante.
Se bajó una mujer.
Era la Madre, fue donde mi.
--Lo sabía! Las cartas me dieron la razón tu has sido la perdición de mi familia.
--Y más encima te dejaste una hija. Cometiste el pecado de preñarte. Tienes una bastarda
Bajó el chófer que era Andrés.
La mujer solo quería golpearme, él se puso entremedio.
Tampoco le tenía miedo.
Ni tampoco quería darle explicaciones.
-La mujer que me leyó las cartas dijo que una muchacha de piel morena vendría por mi familia.
--Que nacería una niña de esa relación con mi hijo
--Y que sería ella la que acabaría con los Fiore.
--Esa niña es de Francisco,? Me preguntó Andrés apesadumbrado.
Él se había portado bien conmigo y no tenía por qué mentirle.
Ignorando a la mujer, le respondí.
--Es hija de mis patrones.
--Señora esta niña no es su nieta.
--No le digas así, jamás consideraría familia a la hija de una sirvienta.
--Y tú sabes mujer, que nunca podría nacer. Antes te mueres. Mi esposo no lo permitiría. Nuestra sangre no se mezcla con gente como tú.
-- Y te equivocas si crees que le diré donde estás
--Me escuchaste ramera!!!
Andrés la tomó del brazo y la subió.
Me hizo un gesto con la mano y se fue.
Quedé parada en la acera afirmando el cochecito de Judith. Pobrecita no se imaginaba el drama que vivía su nana.
Tenía un día libre cada quince días. Hacía meses que no salía. Prefería quedarme en mi cuarto, anotando recetas y pasando en limpio otras
Habría un festival de comidas del mundo en la ciudad. Quería asistir, era muy interesante para mí. Ese domingo llevé dinero, iba dispuesta a divertirme, y aprender por que abrían charlas.
Abrí mi mente, dispuesta a probar sabores. Elegí tomar desayuno en un local Mexicano,
Lo encontré exquisito me encantaron los huevos rancheros, y los tamales. Los jugos naturales las mezclas me encantaron.
Para el almuerzo elegí comida oriental, quedé sorprendida por la cantidad de platillos. Era una mezcla de carnes de pollo y cerdo acompañados de muchas verduras al dente. Era todo muy rico. Para bajar la comida, me fuí a pasear para ver artesanías y juegos populares. Habían juegos y competencias. Me senté para ver y realmente lo pasé tan bien. Entre las competencias había corte de leña con hacha para mujeres. Vi que solo una mujer joven pasó adelante y pedían entre el público si habría otra valiente.
Pensé nadie me conoce, porqué no?
Me amarré mi pelo que lo llevaba suelto. Y pasé al frente.
Me dieron un hacha y varios palos para picar. Tenía cinco minutos para demostrar mi destreza. A los cuatro minutos había cortado todo.
Mi adversaria le faltaron alrededor de diez palos para terminar. Después del tiempo.
Fuí declarada ganadora. Me sentí feliz. Nunca había ganado nada. El picar leña era un trabajo común en el campo y muy fácil para mí.
Mi premio fue una canasta con botellas de vinos finos de la viña Fiore.
Mi pesadilla había vuelto. No sé quién de los dos estaba más admirado. El dueño de la viña que hacía entrega del obsequio o la ganadora que jamás había probado el alcohol. Y que nunca participó por ganar nada. Solo por placer.
Decidí no aceptar, cedí mi premio, al segundo lugar se lo dije al encargado. Y me retiré rápido del lugar. Casi corriendo.
Maldita sea lo estaba pasando tan bien y suceder esto.
Sentí su agarre. Me dió vuelta y me miró.
--Donde te metiste Ana? Me susurró al oído.
--Ni te imaginas por dónde te he buscado.
Me tomó del brazo y me metió en un pasillo.
Tomó mi cara y me besó. Un beso largo y hermoso, mi primer beso, un beso de amor.
Lo sentí, sabía que lo amaba y que él solo me deseaba. Pero no quería pensar, quería solo amar.
Por qué no podía solo dejarme llevar? Olvidar por un momento todo y que él me hiciera suya y que él fuera mío. Solo una noche. Y después nada más
--Regalame esta noche Ana. Por favor
--No pensemos en el pasado, presente y futuro. --Vivamos esta noche. Enséñame a amar a tu manera. Se mía y yo seré tuyo
--Por favor.
Lo miré y asentí.
Me tomó de la mano y me llevó a una casa muy bonita.
Entramos, no hablamos nada. Iba nerviosa , pero sentía que él también lo estaba.
Entramos a su dormitorio. Tomó mi pelo y sacó el elástico que llevaba, cayó suelto.
El comenzó a alisar las ondas de mi pelo de forma delicada.
--Siempre me pregunté como se vería suelto. Es impresionante te llega hasta tu cadera, es hermoso.. Comenzó a besarlo. Y yo con los ojos cerrados me dejaba llevar, era mi noche. Él después, no me importaba.
Me dejé llevar y le entregué no solo mi cuerpo, también mi corazón. Yo sentí o quise creer que también me amó. Todos los detalles, paciencia y pasión que me entregó hizo que lo sintiera así.
Estuvimos toda la noche amándonos. Me sentí su dueña. Ya no soñaba, lo tenía aquí, era mío aunque fueran unas horas. Mis manos recorrieron su cuerpo una y otra vez, sorprendiendosé de tanta perfección, su piel , sus músculos todo era bello.
Lo amé, y como una vez lo dije lo entregué todo. No me guardé nada fuí suya y le pedí que me diera todo, lo exigí. Y él se veía complacido.
La noche pasó y llegó la madrugada, se quedó dormido cansado. Seguro él estaba acostumbrado, para mí era todo nuevo. Jamás podría dormir. Lo miré dormirse antes de besarme. Me levanté y le escribí una nota
"Gracias por la noche, valió la pena,
Ojalá que también lo haya valido para ti. Para mí fue hermoso y mágico. Pero no te quiero en mi vida.
Adiós"
Me vestí y salí en silencio. Había un guardia en la puerta, pero no me vió salir.
Llegué a la casa eran las siete de la mañana. Debía irme. Creía que él podría buscarme. A nadie le gusta perder. O ser dejado.
--Arregle mis cosas y le avisé a Juan el chófer que me iba, que había conseguido un trabajo mejor. Que no se preocuparan por la deuda. Que él nuevo trabajo era muy bueno. Le di el nombre de una ciudad a la que me iba.
Me dolía dejar a la pequeña. Pero toda acción tiene consecuencias y esta era la mia.
Tomé el tren en otra ciudad y era en el sentido opuesto a la que le había dicho a Juan.
Dejé que las vías del tren me llevaran hasta que terminara la línea.
Estaba anocheciendo. Me quedé esperando a que amaneciera. En cuanto lo hizo parti a buscar trabajo de cocinera. En la tarde ya estaba contratada en una casa grande. No había querido pensar en él. Lo escondí por meses y creí que todo iba bien. Solo atesorando los recuerdos de esa noche mágica.
Hasta que Bruna la ayudante me dijo que estaba comiendo mucho, por mi delantal que ya reventaba.
Al instante comprendí. En mi vientre estaba la consecuencia de mi amor.
Me agarré mi vientre y lloré de felicidad, nunca busqué embarazarme, solo quería saber lo que era amar y con ese recuerdo me bastaba. Pero era un milagro ya nunca más estaría sola. Le agradecí a mis ancestros y prometí cuidarla y amarla, así como amé a su padre. Era una niña lo sabía.
Y esta niña era el comienzo de mi vida. Ella me enseñaría a sonreír.
...****************...