La Tormenta Perfecta

—¿Entonces tu nombre es Matthew Philip Storm?

—asi es señor.

—llámame Dylan pequeño Matt.

Desde lo lejos Samuel decidió observar lo que Dylan tenía en mente, la última vez que había hablado con él fue hace tres años, Dylan en ese tiempo vestía de traje color azul marino y tenía una mirada fría, parecía como si nada le importará y se veía muy engreído.

Él y Samuel no hablaron de mucho, entrego el documento de divorcio y Dylan lo firmo, había dicho que lo único que pedía era que Isabelle no reclamara los bienes.

Aunque en esta ocasión él parecía otra persona, vestía muy informal comparado con la última vez, usaba anteojos y tenía una mirada amigable, estaba hablando con Matt.

Por un instante lo único que cruzó por la mente de Samuel fue que Matt no mencionara como se llamaban sus padres, aunque pensándolo bien él era un niño muy inteligente y sabía que tanto el cómo su madre le habían pedido jamás mencionar sus nombres verdaderos, a su madre debía llamarle Rose y su padre era Richard, el cual era el segundo nombre de Samuel.

—pequeño Matt ¿te gustaría un helado? Veo que tu padre está tardando en llegar porque no comemos un helado en lo que viene.

—estoy bien así, gracias, amigo Dylan, mi mami dice que no debo aceptar cosas de extraños.

—pero, ¿creí que ya no éramos extraños?

—en ese caso me gustaría un helado Dylan.

—claro amiguito cuál te gustaría, yo iré por el mientras tú te quedas sentado en esta banca.

El carrito de helados se encontraba a solo metro y medio de dónde estaban, el padre de Matt no regresaba y eso hacía que Dylan se preocupara por él, pensó que tal vez si comían un helado juntos la espera sería menos corta, además todavía faltaba que le preguntará a Matt como se llamaba su madre, era mucha la coincidencia de que él tuviera el apellido Storm.

¿Sería posible qué tal vez ese pequeño fuera hijo suyo? —oh, pero que cosas estoy pensando este niño no puede ser hijo mío, aunque en él puedo ver algunos rasgos míos.

—Cielos Dylan ya pareces loco hablando cosas solo.

—se encuentra bien amigo Dylan.

—oh, si Matt yo solo pensaba un momento entonces... ¿de que sabor te gustaría tu helado?

—cualquier sabor está bien, solo que soy alérgico a las nueces, así que puedo comer cualquier sabor de helado siempre y cuando no tenga nuez.

—¡vaya, pero que coincidencia!, yo también soy alérgico a las nueces.

Dylan camino hasta el carrito de helado y compro dos conos de chocolate, regreso hasta la banca en donde Matt se encontraba y le dio el helado.

—gracias.

El niño estaba feliz con su helado de chocolate, tenía una sonrisa muy hermosa, Dylan acaricio el cabello de Matt y sonrió, por su mente solo pensaba en que si llegara a encontrar a isabelle él podría convivir y conocer a su hijo.

Si tan solo supiera que ya estaba conviviendo con él.

—¿tu madre como se llama Matt?

—mi mamá se llama Rose y mi padre se llama Richard.

Dylan suspiro, por un momento pensó en que tal vez, solo tal vez Matt podría ser su hijo, tenía ragos suyos y la sonrisa igual a la de isabelle, también era alérgico a las nueces y al parecer su edad coincidía, lo malo era que el seguia sin saber si tenía un hijo o una hija.

—¡¡matt!!

Samuel decidió que ya era hora de enfrentar a Dylan, espero y rogó a los cielos para que no lo recordará, tenía que el recordara su rostro e intentará hacerle algo a Matt.

—¡¡¡papa!!!

El niño corrió a los brazos de su padre y Samuel lo cargo y subió a sus hombros.

Dylan se quedó mirando fijamente a Samuel, el también se le quedó viendo esperando a que Dylan le dijera algo.

—bueno fue un gusto compartir helado contigo Matt.

El hombre solo sonrió, Matt le regreso el gesto y le hizo adiós con las manos.

—anda Matt, mamá está por llegar y nos espera en casa.

—adiós amigo, espero que nos volvamos a encontrar luego. Fue divertido estar contigo Dylan se despidió de Matt.

—gracias por cuidar de mi hijo, déjeme pagarle el helado.

—no se preocupe, señor Richard, Matt es un niño muy educado e inteligente. además, veo que usted y su madre lo han criado bien.

—gracias, Samuel estrecho la mano con Dylan y se despidió de él.

El hombre y su hijo se alejaron juntos, el ocaso era perfecto una muy linda tarde de otoño.

Samuel estaba perplejo, Dylan jamás lo reconoció ni por un instante, y es que está persona era muy diferente a la que trato hace varios años.

—¿todo esta bien papá?

—si Matt, pero de ahora en adelante no debes hablar con desconocidos.

—¿estoy castigado?

—no hijo mío, pero dejemos que esto sea un secreto entre tú y yo, si mamá se entera se enfadara conmigo y no nos dejara regresar al parque.

—¡está bien papi! Es un secreto de hombres.

Samuel bajo al pequeño Matt de sus hombros y lo tomo de la mano, ambos caminaron hasta llegar al auto y Samuel subió a Matt en el asiento de atrás.

Durante el camino a casa el no dejo de pensar en Dylan.

—¿que había venido a hacer ese hombre aquí?, solo espero que nunca se encuentre con Isabelle no soportaría perderlos a ellos.

Aunque estoy seguro de que ella no le pondría el camino fácil, fueron tres años en los que él jamás estuvo con Matt.

Y por más que ella insista estoy segura de que todavía lo ama.

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Hotel Hilton Garden

Londres, Inglaterra

no pude conciliar el sueño en toda la noche, no dejaba de pensar en Isabelle y en como sería mi hijo, tal vez el estar con Matt me provocó eso, pero es que acaso¿Demian te hizo tanto daño Isabelle que huiste de mi lado?

El hombre tuvo una y otra vez miles de pesadillas en donde encontraba a isabelle y su hijo, el pequeño tenía el cabello castaño y piel blanca como la de su madre, sus ojos oscuros y era muy lindo.

Soñó que el niño corría a sus brazos y lo llamaba papá, pero de pronto aparecía Isabelle y le decía que él no tenía derecho a ser llamado padre y arrebataba al niño de sus brazos y se lo llevaba. En otro sueño se encontraba a isabelle quién era abrazada por otro hombre que la llamaba esposa.

Cuando abrió los ojos su cuerpo estaba bañado en sudor, fueron tantas las vueltas que dio en la cama que no pudo volver a pegar el ojo.

Estaba tan ensimismado que no escucho su teléfono sonar, era el recordatorio de la reunión que debía tener con su cliente y la razón por la cual el estaba en Inglaterra.