Casada con el tío discapasitado de mi ex

La atmósfera en la comisaría estaba cargada de tensión. Annisa y Camelia permanecían calladas, reacias a admitir su falta. A pesar de que Jordi había testificado todo, desde el plan inicial de Annisa hasta su ejecución, con gran detalle.

Al final, el silencio de Annisa y Camelia resultó inútil. Igual fueron declaradas culpables, y su castigo sería procesado en consecuencia. No solo ellas, sino también Delon, Farhan, Vir, Theo y los otros cinco cómplices involucrados. Cada uno recibiría una sanción diferente, dependiendo del grado de su implicación.

Jason no pudo hacer nada cuando pronunciaron la culpabilidad y tuvieron que ser detenidos. No tenía más opción que aceptar que sus dos queridos hijos estarían en prisión por mucho tiempo.

Mientras tanto, Riu estaba satisfecho con el resultado. La injusticia experimentada por su madre y por ella ahora estaba vengada, junto con la injusticia contra él. Antes de abandonar el lugar, se encontró primero con Jordi. Alguien que alguna vez fue el confidente de Dilara, luego se convirtió en la mano derecha de Jason, después en seguidor de Annisa y finalmente... en su seguidor.

"Señor Riu." Jordi hizo una reverencia respetuosa mientras también exhalaba un suspiro de alivio.

Antes de aceptar testificar contra los crímenes de Annisa y los demás, Riu había prometido mucho. Desde dinero hasta garantías de libertad. Había estado disfrutando del dinero por un tiempo, mientras que la promesa de libertad, creía él, estaba al alcance.

"Buen trabajo. Testificaste con honestidad, sin ocultar nada", dijo Riu.

"Por supuesto, señor. Jamás le traicionaría." Jordi era un experto en adulaciones. No era de extrañar que ganara la confianza de muchas personas y la explotara para su beneficio personal. Quien fuera más ventajoso, a ese consideraría su amo.

Riu respondió con una leve inclinación de cabeza. Conocía bien a Jordi. Por lo tanto, no se dejaría engañar por sus palabras melosas.

"Entonces... ¿cuándo me liberará?" Jordi preguntó sin vergüenza.

"¿Liberarte?" Riu sonrió con sarcasmo. "¿Acaso eso es lo que mereces? ¿No es este lugar el más adecuado para ti?" continuó.

Jordi se sobresaltó. Su cabeza se levantó al instante. Tratando de permanecer calmado, miró a Riu con intensidad.

"¿Qué quiere decir, señor?" preguntó, con el corazón latiendo descontroladamente.

"Tú también estuviste involucrado en este asunto. ¿Crees que soy tan estúpido como para dejarte ir tan fácilmente?" Riu replicó con tranquilidad.

Los ojos de Jordi se abrieron de par en par, su pecho subía y bajaba rápidamente mientras tomaba respiraciones profundas.

"Recibirás un castigo justo, como todos los involucrados. Entonces, no sueñes más. En los próximos años, no saldrás de este lugar," continuó Riu.

"No puede hacer eso, señor. Usted prometió liberarme si me atrevía a testificar contra sus crímenes. También prometí serle siempre leal. Entonces, ¿cómo puede dejarme ser encarcelado?" Jordi protestó. Comenzó a entrar en pánico al parecer que había caído en la trampa de Riu.

"No hables de promesas y lealtad; no tienes ninguna. Porque si las tuvieras, no habrías traicionado a Mamá Dilara. Como confidente, deberías haber protegido los bienes de Mamá. En cambio, permitiste que Papá se hiciera con todo y lo ocultaras de mí. Si tuvieras lealtad, no te habrías aliado con Annisa para perjudicarme. Jordi... personas como tú siempre serán meros lisonjeros y traidores. Y yo... desprecio a gente como tú." La voz de Riu sonó fría, a juego con su mirada penetrante.

"¿Me traicionaste?" Jordi gruñó. Ya no usaba el 'usted' educado por su enfado.

"Para pagar a un traidor como tú, ¿qué más adecuado que la traición?" Riu levantó ambas cejas.

"Tú..."

"Aproveché de ti antes de que tú me aprovecharas. Porque eso es lo que sueles hacer, ¿verdad?" Riu lo interrumpió.

Jordi solo pudo apretar los puños, incapaz de hablar. Resulta que Riu no es tan ingenuo como pensó. Es diferente de Jason y Annisa, que son fácilmente influenciados por dulces promesas. Riu es astuto y escurridizo, hasta el punto de que ni su propia astucia puede leer la actitud de Riu.

"¿Cómo es, respetado Sr. Jordi? ¿Esto cumple sus expectativas?" Riu sonrió ampliamente a propósito, con la intención de avergonzar a la persona frente a él.

"¡Vete de aquí! ¡Hombre paralizado!"

Riu sonrió con suficiencia, "Claro que me iré. Después de todo, no soy un prisionero. Y... agradece tu parálisis, porque aunque esté paralizado, aún puedo enviarte a prisión. Imagina si mis piernas estuvieran normales, quizás ya te habría enviado al más allá."

Jordi se apartó. Enojado y resentido por haber sido manipulado por alguien mucho más joven que él. A pesar de ser su hijo, Riu es todo lo contrario a Dilara. En el pasado, a Dilara se le podía llamar tonta. Una joven aún virgen que voluntariamente se convirtió en la segunda esposa de un hombre mucho más pobre que ella. A pesar de que había muchos hombres jóvenes y adinerados dispuestos a casarse con ella.

"Adiós, Sr. Jordi. Espero que encuentre la felicidad en su nuevo lugar," dijo Riu antes de que Baron empujara su silla de ruedas y se fueran.

Una vez en el estacionamiento, Riu y Baron se encontraron con Kelvin. El hombre se acercó con una expresión de enojo en su rostro.

"¿Qué hizo con mis padres?" No había amabilidad en su pregunta, solo un tono elevado y emocional.

"Consiguieron lo que se merecían," respondió Riu con despreocupación.

"¡Imposible! Esto debe ser algún tipo de trampa suya. Usted deliberadamente los difamó para su propio beneficio. ¿No es cierto?" gritó Kelvin.

"Es tu decisión lo que quieras creer. Porque tu confianza no me importa."

"Espere y verá. ¡Le quitaré todo!" dijo Kelvin. En este caso, no se trataba solo de riqueza.

Riu entendió a dónde iba la conversación de Kelvin. Especialmente si estaba involucrada Vale, su esposa, a quien perseguiría por amor.

"No te ilusiones demasiado, porque lo que has dejado ir nunca regresará."

"¡Tonterías!" Después de responder así, Kelvin se marchó inmediatamente, dejando a Riu. Pensó que era imposible que Vale siguiera apoyando a su tío debido a su discapacidad permanente. Mientras su esposa estuviera normal, era imposible que ella lo tolerara, ¿verdad?

Riu simplemente sonrió con suficiencia. No importaba si lo menospreciaban. Para él, que el tiempo muestre lo alto que está.

"¿Volvemos a la oficina o nos vamos a casa, señor?" preguntó Baron.

"A la oficina un momento."

"Muy bien, señor."

Baron ayudó obediente a que Riu subiera al coche.

Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, alguien se acercó por detrás y llamó en voz alta.

"¡Tío!"

Riu se giró y vio a Sander parado allí. Su mirada era difícil de interpretar. Muy diferente a su mirada de hace unos días.

Continuará...