Ekrem Latouff es un hombre que ha alcanzado todo lo que se ha propuesto en la vida, tiene control total en cada una de sus acciones, menos en sus sentimientos. Ama profundamente a la única mujer que moralmente, no debería amar.
Una marcada diferencia de edad y un parentesco no consanguíneo los separa.
¿Podrá Ekrem Latouff enfrentar los prejuicios y conquistar a Sophie Klein quien está ajena a esos sentimientos?
Acompáñame, para que juntos desentrañemos se historia
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Veintidós
^^^"Hay veces que el vivir se convierte en un acto de valentía"^^^
^^^Séneca^^^
Sophie pasó toda la noche revolcándose en su miseria, decidió quebrarse por última vez, para luego recomponerse. Al día siguiente, antes de despuntar el alba ella guardó su dolor bajo llave, no puede flaquear a partir de ahora, en su vientre acuna a su hijo que es lo único importante y debe ser fuerte para lo que tenga que afrontar.
Sale del hotel directo a la estación principal de trenes sin saber qué destino tomar, ahí están los muchachos que la ayudaron ayer esperando la hora de salida a Mosela- Alemania, charlan un rato y en este momento conoce sus nombres la chica es Marcela y el joven Gustavo, ella que no tenía idea de a dónde ir, entonces decide acompañarlos en la misma ruta, aún viste la misma ropa de ayer y los zapatos de tacón no son cómodos para comenzar una nueva vida, ya comprará algo cuando lleguen a destino, porque a esta hora ninguna tienda está abierta.
En otro lugar de la ciudad, un hombre desolado no pudo dormir en toda la noche, con evidentes marcas oscuras debajo de sus ojos sigue llamando insistentemente al número de su mujer, ya ha perdido la cuenta de la cantidad de mensajes que ha dejado en su buzón de voz, pero no sé rinde.
Anne, está preocupada por él, ya una vez su hermano colapsó y no quiere que se repita el evento. Junto con aclarar el día llega a la mansión de su padre, debe dejarle en claro que en lo sucesivo, nunca permitirá que interfiera en sus vidas; sin embargo, lejos de calmarse la noticia que le da Robert la altera aún más, su ahijada está embarazada por lo que su preocupación aumenta, ella ha criado a la chica con mucho cuidado y sabe lo frágil que es.
Llama a Margaret con esperanzas de que Sophie esté con ella en Francia, pero su decepción es grande, su tía desde el día que abandonó la mansión Weber no ha sabido de ella.
Dos horas y media después de abordar el tren, Sophie llega a su destino, ubica una tienda y compra lo necesario (ropa holgada y zapatos cómodos), luego junto con sus compañeros de viaje, ubican una viña para ofrecerse como viticultores, en el primer lugar que buscan son acogidos, pues la cosecha está pronta y se necesitan manos para recoger las uvas...
Los días transcurren entre vides y recuerdos, con su primer cobro compró lana y unos cortes de tela para comenzar a hacerle ropita a su bebé, Marcela le enseñó hacer tejidos sencillos con una y dos agujas, por lo que en sus tiempos libres se entretiene en eso.
Los tres consiguieron hospedaje en casa de una viejecita llamada Emma por una módica suma, pero sus amigos debieron regresar a Francia para comenzar clases, mientras ella se quedó en Mosela.
Sophie no ha gastado nada del dinero que retiró desde que recibió su primer pago porque lo ha destinado para su hijo. Debe encontrar otra fuente de ingresos, pues a la recolecta de uvas le falta poco para terminar y con un embarazo no podrá conservar un trabajo por mucho tiempo.
Desde el día que abandonó Luxemburgo no ha vuelto a llorar, pero las pocas veces que asoma una sonrisa no es más que una mueca, en sus ojos solo se refleja tristeza, únicamente cuando acaricia el pequeño bulto que se está formando en su vientre aparece un brillo diferente en ellos.
De madrugada enciende su teléfono con la única intención escuchar los mensajes que Ekrem le deja cada día, antes eran declaraciones de amor, pero con el paso del tiempo se ha convertido en un te extraño y el resto es hablándole a su hijo, por ello lo coloca en altavoz cerca del abdomen para que su bebé escuche a su papá...
En Luxemburgo el empresario no solo volvió a ser el hombre temido, si no que también se convirtió en uno taciturno y amargado, el resentimiento se ha ido instalando en su pecho, ya no ve la huida de su mujer como un acto de amor, sino de cobardía e inmadurez, incluso hay momentos en que la considera egoísta. Rompió relaciones totalmente con su padre al punto que ha dejado al frente de las empresas a Elliot y ha comenzado la suya propia dedicada a transporte de carga...
...Han pasado tres meses desde que Sophie lo abandonó, no ha dejado de buscarla, pero bien dicen que, nada más difícil que encontrar a alguien si no quiere ser encontrado.
Mientras tanto, en un poblado de la parte alemana de Mosela una anciana llega al estacionamiento que Sophie ha habilitado como negocio.
— Niña, deja ya de trabajar tanto que las frutas no se van a ir, además, tienes bastante adelantado los pedidos — le dice Emma a Sophie, quien ya está en la semana 16 de embarazo.
— Mi viejita, no te preocupes que yo estoy bien, solo quiero adelantar lo más posible — le dice cariñosamente mientras besa su arrugada frente.
— Es hora de que contrates personal, la fama de tus frutas en conserva se está extendiendo mucho y así puedes delegar y crecer más — expresa la anciana.
— Tienes razón, ya es hora de hacer mi marca, quiero que mi hijo esté orgulloso de mí. — responde con entusiasmo.
— Otra cosa niña — hace una pausa para tratar de escoger sus palabras —hoy tienes control, no deberías estar sola, no seas terca, avísale al papá del niño, no sufras más en silencio y no le quites su derecho de padre, no es justo para él ni para tu hijo.
— No Emma, no insistas por favor, él es un hombre muy importante y yo — hace una pausa suspirando — yo no estoy a su altura y lo amo demasiado a él y a toda la familia como para dañarlos, el abuelo dejo bien claro que si seguíamos juntos dañaría su reputación.
La anciana baja la mirada y no responde, Sophie se alista para ir a su cita médica, cruza los dedos para hoy poder conocer si será un niño o una niña, pero las últimas palabras de Emma hacen eco en ella.