Siempre he sido la sombra de Marc Salvatore, pero en vez de considerarlo como un agravio o esclavitud, le estoy agradecido tanto que lo considero como mi hermano. Su familia me salvo del infierno en que nací, me enseñaron que el amor no se basa en sufrimiento y dolor, por el soy capaz de arriesgar mi vida si es necesario en este mundos de sangre y poder.
Con los años me he vuelto un hombre de fríos sentimientos, mis traumas me persiguen como fantasma, lo que ha originado una gran desconfianza hacia las mujeres, para mí ellas no son más que arribista que buscan su propio beneficio, así que no me dejaré sucumbir ante este terremoto de ojos azules.
Acompáñame a vivir esta historia de amor- dolor, te espero.
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NEGOCIOS.
Al colocar un pie en mi nueva residencia, varios pensamientos abordan mi mente. Saber que estoy en la misma ciudad que ellos remueve viejos sentimientos, obligándome a controlarlos. Permito que Matvey me muestre mi nuevo hogar. Aún no sé exactamente lo que quiere Derek con enviarme aquí. El mejor que nadie sabe que mi venganza es contra los Robles y no con los Salvatore o Jones. Tengo la leve sospecha de que esto es una prueba, pero aún sabiéndolo, no tengo de otra que acatar y seguir su palabra.
-Aquí estarás por un tiempo, solo limítate a seguir la orden del jefe -me mira con desprecio.
En cierta manera, comprendo su enojo. Él estuvo varios años preparándose para este día y de la nada viene una desconocida y le roba lo suyo. Además, está al cuidado de su seguridad. Mínimo yo, en su posición, la hubiese matado.
-Entendido -hablo sin fuerzas, intentando no caer o crear conflicto.
Al estar sola, me dejo caer en la cama. Es demasiado agotador estar alerta todo el tiempo. No recuerdo cuándo fue la última vez en todo este año y medio que pude descansar sin preocupaciones. Cómo me gustaría regresar el tiempo y no... Sacudo mi cabeza al ver el rumbo de mis pensamientos. Lentamente me levanto y me dirijo a la ducha con la intención de enfriar mi mente. Al observar cómo el agua se escurre por mis manos, se me vienen los recuerdos de las vidas que han escapado en ellas. Aún puedo percibir su calidez y olor. Reflexiva, me pregunto: ¿Cuándo fue que me convertí en este monstruo?
Agobiada, me dirijo al balcón con un cigarro mientras contemplo la vista, intentando disipar mis inquietudes.
-Muy pronto nos veremos -susurro para dar la vuelta.
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Al tener las nuevas indicaciones de mi supuesto padre, me visto lo más sexy y provocativa posible con un corsé negro ajustable, acompañado de un pantalón de cuero que se ciñe a mis piernas y curvas, y no menos importante, unas lindas y lujosas botas, con un sutil maquillaje.
A lo largo de mi vida, he comprendido dos cosas: la primera es que el dinero es poder y la segunda es que los hombres son seres que se dejan guiar por sus instintos. No les importaría destruir todo a su paso con tal de conseguir lo que quieren y esa es mi meta.
Llamo a mi malhumorado y poco servicial asistente para informarle sobre las nuevas instrucciones. Ahora no tengo duda de que Derek quiere aprovecharse de la guerra entre clanes para su propio beneficio. Es un hombre ambicioso y peligroso que tiene suerte. Ahora me tiene en su poder, conectando a las dos mafias más importantes.
Sin decir una palabra, me subo a mi auto deportivo y conduzco al lugar acordado. Durante todo el trayecto, me imagino cómo será nuestro encuentro. Según los rumores, Gaél Mancini no es alguien fácil de tratar. Su inteligencia lo convierte en un enemigo temible, pero también en un aliado admirable.
Al poner un pie en el restaurante, una mirada aguda y fuerte se posa sobre mí. Sin darle importancia, me dirijo hacia él. Al verlo de cerca, está más guapo de lo que parece en las fotos.
- Señorita Ivanova? - pregunta con recelo y curiosidad.
Sin decir una palabra, tomo asiento y lo miro fijamente.
- Un gusto conocerlo, señor Mancini - hablo cordialmente.
Él me observa unos segundos antes de comenzar a hablar.
- Al contrario, el gusto es mío al conocer a una mujer tan hermosa - me sonríe.
Hemos comenzado.
Me halaga, pero sabe perfectamente por qué he venido, ¿no? - alzo mi mirada.
- Tan hermosa y peligrosa, ja, ja, ja... ya entiendo el dicho que habla sobre cuidarse de la belleza de una mujer. Para su fortuna, lo sé perfectamente. Pero antes de hablar de cosas tediosas, ¿por qué no comemos y charlamos un poco? - me dirige una mirada lujuriosa.
Sabiendo perfectamente lo que pasa por su cabeza, sonrío y empiezo a pedir la comida. Cuando creo que se callará, empieza a decir estupideces.
- ¿Podría saber si la señorita está casada? Me interesa saber - pregunta con malicia.
Forzando una sonrisa, respondo:
- No suelo hablar de mis temas personales, pero como me agradaste, te contaré: por el momento estoy soltera, sin compromiso - curvo mis labios, creando una sonrisa sexy y seductora, dejando el tema entreabierto.
Así es más fácil para que el pez pique. El resto de la comida pasa en medio de sus provocativas e insinuantes preposiciones. Cuando creo que esta desgastante situación no se acabará, decide hablar de los negocios y poner fin a esta tortura.
Para ser sincera, los rusos e italianos nunca han tenido una buena relación y todo esto se debe a los clanes antiguos. Estos violaron los pactos acordados y crearon una enemistad a muerte, pero sorprendentemente, últimamente está mejorando.
Teniendo la respuesta esperada, me despido de él y me dirijo al auto. Cuando estoy por llegar, observo su silueta e instantáneamente me escondo. Verlo de cerca y no poder acercarme me carcome, pero sobretodo me hiere ver lo feliz que se encuentra al lado de otra mujer, la cual no es fea, al contrario es demasiado hermosa.
Con emociones mezcladas, me escabullo rápidamente y me subo al auto. Como puedo, llego a la mansión y me encierro en la habitación. Lo primero que hago al estar en esta es tirar todo al suelo. Me enoja que se haya olvidado de mí y ya esté realizando su vida, pero a la vez también sé que no es justo esperar algo que ya no puedo darle. Renuncié a todo, incluido a él, por esta venganza. Debo mantenerme firme y no ceder aunque eso implique quemarme en mi propia desdicha y sufrimiento.