Ella una mujer mayor que no parece de su edad, el menor que ella y se enamora desde el momento que la mira.
Alejandra Acosta una mujer de 53 años, tiene 3 hijas, es muy hermosa con muy buen cuerpo, después de su divorcio decide ir de vacaciones a New York, con la intención de divertirse y encontrarse con ella misma, nunca pensó en conocer a ese hombre guapo y rico.
Robert Brown, un empresario soltero, exitoso, millonario, demasiado guapo, posecivo.
cuando la ve queda totalmente impresionado con la belleza de Alejandra, el problema es que el tiene 35 años al descubrir que solo estará un tiempo en New York, le hace una propuesta, no le importa la edad pero despues la quiere solo para el, ¿aceptara ella la propuesta? ¿y hasta dónde llegará su relacion?
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capítulo 22
Alejandra
Salimos de bañarnos y nos dispusimos a cambiarnos para salir y disfrutar de la ciudad.
No sabía a dónde iríamos así que me puse una falda suelta, una blusa pegada, unos tacones no muy altos cómodos, deje mi cabello suelto y maquillaje ligero.
Robert iba con un pantalón formal, una camisa pegada a su cuerpo escultural, se ve como para chuparse los dedos.
Me sentí como quinceañera con novio.
Desayunamos en el restaurante del hotel, platicábamos de nuestros hobbies, que nos gustaba, no se de donde salía tanta platica sin tocar temas personales, cuando terminamos me tomo de la mano, ya estaba un coche con la puerta abierta esperándonos en la entrada pero apareció otra vez la tal Rebeca, lo abrazó y le plantó un beso en la boca no se de donde salieron unos fotógrafos y les tomaron fotos solté la mano de Robert y salí corriendo, tome un taxi y solo dije, - rápido vámonos.
No conocía la ciudad, ni si quiera pensé solo salí corriendo, los fotógrafos me abrumaron.
El taxi salió a toda prisa nunca voltee para atrás.
A donde vamos? – preguntó o el taxista.
A algún hotel no tan lujoso pero bien por favor -contesté
Esta bien -me dijo – ¿nueva en la ciudad?
Si, visitante – no sabia ni que decir.
Llegamos al hotel, reserve una habitación y solo me senté en la cama, no se que me paso solo no pude manejar la situación, no soy así - ¿Qué me paso, nunca me sentí de esa manera? Se que no es culpa de Robert pero no pude quedarme.
Me sentí cansada de tanto pensar, solo necesita descansar para relajarme y regresar con mi príncipe.
Después de unas horas me quedé dormida.
A lo lejos escuche que tocaron la puerta, me levanté tallando mis ojos y cuando abrí vi que era Robert.
Como me encontraste – le pregunté
Me abrazo y dijo -tienes prendida tu ubicación en el celular.
Haaaa – solo respondí.
Perdón no sabía lo que iba a pasar me tomó por sorpresa pero te juro que esta me las va a pagar.
Ojalá porque te juro que ahora si estoy enojada, perdón por salir corriendo pero no supe manejar la situación y menos con fotógrafos – lo abrace y no se porque me sentí aliviada, como si ese fuera el lugar indicado para mi, sus brazos son como mi refugio.
No tienes porque pedir perdón, todo se salió de control pero te juro que no volverá a pasar. - dijo muy enojado acariciando mi cabello
Gracias – lo abracé escondiendo mi cara en su pecho, besaba mi cabeza, levantó mi rostro con su cálida mano y me beso, besa tan rico que siento que se me doblan las rodillas.
Crees que podamos regresar a New York? no quiero estar pasando por estas situaciones con esa mujer.
Eso quieres? – pregunto triste.
Si por favor, - conteste.
Esta bien solo déjame llevarte a la torre Eiffel, para que la conozcas y mañana temprano salimos para New York– que te parece pregunto.
Esta bien- respondí ya con mejor animo – le sonreí y le di pequeño beso en los labios, me devolvió una sonrisa.
Salgamos de aquí, - dijo
Ya era por la tarde así que primero fuimos a comer, es un restaurante pequeño pero muy bonito, nos tenían una mesa reservada en la parte trasera donde había un pequeño jardín muy bonito con muchas flores, nos sentamos, como el caballero que es retiró mi silla para que me sentara, se acomodó a mi lado poniéndola en mi pierna, haciendo movimientos entre caricias y posesión, pidió la comida y un vino muy rico.
Estuvo muy rica la comida, - comenté.
Que bueno que te gustó, de verdad que no eres difícil de complacer ¿nos vamos? – dijo contento.
Claro que si,- respondí
Llegamos al auto, subimos y me acomodo en su regazo, rodeó mi cintura con sus brazos y empezó a oler mi cuello, este hombre acabará conmigo entre sexo, caricias y besos.
Llegamos a la torre Eiffel ya había obscurecido así que estaba prendida y se veía hermosa, tome como mil fotos , claro con Robert, era tan romántico.
Siento que me estoy enamorando de ti y no quiero que te vallas nunca, - me dijo abrazándose y al oído.
No supe que decir solo lo abracé, no quería dar esperanzas de algo más.
Cuando íbamos caminando me llevaba agarrada de la mano pero alguien me llamo por mi nombre:
-¿Alejandra?
-¿Verónica? – conteste.
Si, que haces en Paris? Y Fernando?
-¿Quien es este?
Podemos hablar un momento aparte? – ella iba acompañada por un hombre.
-¿claro? -dijo un poco molesta.
Voltee a ver a Robert y le dije. – espérame un momento, necesito hablar con ella.
Asintió con la cabeza y nos apartamos para hablar.
Nos alejamos un poco.
