Mi nombre es Fernanda, vivo en una época donde las mujeres vivimos esclavas de las normas morales, de los valores, ética y las disque buenas costumbres de la sociedad.
Hoy estoy en el fango, cometí el peor error de mi vida, creer en las promesas de amor de un falso hombre y aquí estoy embarazada, siendo la peor mujer para la sociedad, la gente me mira mal, me hace un lado y todos me dieron la espalda por qué soy una mujer indecente.
Pero la vida me tenía que abrir los ojos a golpes, entender que no todos son buenos y no todos son malos, como la mujer que se convirtió en mi suegra, ahora no se ¿debo odiarla o quererla?
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CAPÍTULO 22
Jorge al ver que no le contestaba se puso rojo, se miró aún más encantador y lo escuche decir. – Discúlpame, no quise faltarte el respeto, no debí pedirte esto.
Se iba a dar media vuelta para seguir caminando y yo rápido lo tome del brazo, me pare en las puntas de mis dedos de los pies, pase mis manos por su cuello, en ese momento sin decir nada solo pegue mis labios a los de él.
Creo que por un momento lo sorprendí, porque solo se quedó quieto, pero cuando yo atrape su labio superior con los míos, él paso sus brazos por mi cintura y respondió mi beso, hasta introducir su lengua en mi boca.
Me hizo sentir bien, mi cuerpo se estremeció y me aferre más a él, haciendo más intenso ese beso desbordado que nos estábamos dando; la falta de aire hizo que nos separáramos, no nos soltamos, seguimos abrazados, su frente la pego con la mía, sentía su respiración golpeando mi rostro, pero no era desagradable, su aliento si me gustaba.
Cuando nuestra respiración se controló él me soltó, me dio una cálida sonrisa, tomo mi mano y dejo un beso, en ese momento me dijo. – Te quiero demasiado, nunca lo olvides mi hermosa Fernanda, mañana te estaré esperando en el altar, no me hagas espérate mucho.
Después de eso solo me llevo a casa y se retiró, ya solo faltaban unas horas para mi boda, los famosos nervios, las inquietudes se hicieron presentes, esta noche apenas pude dormir un poco.
Eran las 6 am cuando me desperté, me metí a bañar y al salir me puse un vestido, me senté a desayunar con mis padres, para las 9:30 mis hermanas, mis cuñadas y mis hermanos ya estaban en la casa.
Mi mamá empezó a peinarme, me hizo una trenza especial, le quedo perfecta y le coloco pequeñas flores naturales en toda la trenza; al terminar mi hermana María me maquillo, fue algo natural, mis labios les puso un labial rosa.
Me miraba muy bien, ya eran las 11 del día era hora de ponerme el vestido, primero una ropa interior que mi madre me entrego era hermosa de encaje, las bragas eran algo grandes, pero pegas a mi cuerpo, tenía como una falda que llegaba a media pierna, ajustada a mi cuerpo, que empezaba en la cintura, con unos ganchos donde se sujetaban las medias.
Todo de color blanco y encaje, me puse el sostén que era de encaje, elegante, algo que nunca había usado; una vez que me puse la ropa interior mi madre entro a la habitación y me ayudo a ponerme el vestido de novia.
Por último, me pusieron la pequeña quiara con el velo que era bastante largo; que lista justo a tiempo, porque la primera campana de misa se escuchó y mi corazón salto, no sé si fue de emoción o de nervios, pero el momento estaba más cerca.
Al salir de mi habitación y ver a al comedor mire a mi padre ya arreglado, trae un pantalón de mezclilla, una camisa de manga larga de color blanca con rayas azules; mi padre se miraba muy bien.
Me acerque él y creo que se le salió una lagrima, no logre ver bien porque se puso de pie, por un momento se giró y sus manos frotaron su rostro, después solo me abrazo, en ese momento me dijo. – Hoy dejaras mi princesita para convertirte en la reina de un gran hombre.
Deseo que tengas una hermosa vida, que nunca sufras maltrato y que seas feliz al lado de Jorge; ya es momento que madures y crecer, las decisiones que tomes en el futuro tienes que tomarlas con responsabilidad, dispuesta a enfrentar las consecuencias de cada acción, de cada decisión.
Abrace a mi padre y le prometí que nunca más lo volvería a desilusionar, que haría las cosas bien a como ellos me enseñaron; mi madre tambien me abrazo, ya estaba cambiada, con un vestido largo y pareja, de color rojo, manga corta, algo pegado a su cuerpo, cuello cuadrado y sus zapatillas cerradas.
Dieron la segunda campanada y estabas por salir de casa, cuando un carro entro; tengo que decir que en el pueblo había solo 5 carros, dos eran camionetas de trabajo que tenían tres familias que se dedicaban al campo y dos carros cerrados de cuatro puertas grandes, que uno pertenecía al jefe de estación y el otro al señor Hugo.
El señor Hugo bajo del carro, había llegado por mi para llevarme a la iglesia, creo que se estaba tomando muy enserio el papel de padrino y tengo que decir que llegar en carro era algo novedoso a lo menos en mi pueblo.
Estaba teniendo la boda perfecta, un vestido bastante novedoso, mi anillo caro y ahora llegaría en carro a la iglesia, esto me emocionaba; subí al carro en la parte de atrás, mi madre subió a mi lado y mi padre en el asiento del copiloto, el señor Hugo manejo.
En el momento que llegamos a la iglesia las campanas empezaron a sonar, dando la tercera campana y anunciando mi llegada; mi padre bajo del carro y me abrió la puerta me ayudo a bajar.
Pude ver qué había gente desde la entrada de la iglesia, estaba lleno, al parecer no pudieron entrar todos, no cabían dentro de la iglesia, iban a tener que escuchar la misa desde fuera.
Tomé el brazo de mi padre y empezamos a caminar, al entrar a la iglesia, al final del pasillo pude ver a Jorge parado al lado de su madre, tambien la señora Pina estaba parada a su lado.
Yo mire a Jorge se miraba bastante bien en ese traje color negro, pantalón de vestir, Zapatos elegantes, su camisa blanca y traía un chaleco color dorado, un saco negro, una corbata de moño.
Para mí se miraba muy bien, era guapo y pronto estaríamos casados; caminamos por ese pasillo con paso corto, al llegar con Jorge, mi padre unió nuestras manos y dijo. – Jorge hoy te entrego a mi hija, cuídala y protégela.
Jorge estaba sonriendo se miraba feliz, lo escuche que respondió. – le juro que siempre la protegeré.
Nos acomodamos en nuestras sillas y el padre empezó con la misa; el sacerdote se lució con la misa, dijo palabras hermosas, su sermón fue enfocado en el amor, en la unión de pareja, en la fidelidad y lo que más me sorprendió fue cuando dijo. - los que dejan ir el amor, el arrepentimiento no es pretexto para arruinar un matrimonio, si ya lo perdiste te haces un lado, deja que los demás sean felices.
Yo si sabía por qué dijo estas palabras, fueron por Marcos y espero que, si él está en la misa lo entienda, para que nunca más me vuelva a buscar; mi hermana María y su esposo nos pusieron el laso matrimonial, mi hermano Mario y su esposa los cojines.
Cosas que yo la verdad no pensé en quienes nos acompañarían con estas cosas, pero lo que más me sorprendió fue quien me entrego el ramo de flores naturales, fue una ex compañera de la secundaria, su nombre es Maira.
Maira es una joven linda, amable, que vine de una familia bastante humilde, su casa está hecha con madera, vive para el lado de las carboneras, que es donde se produce carbón para las máquinas de vapor del tren; su padre trabaja en las carboneras y no ganan mucho dinero, pero lo malo es que él toma mucho, tiene 8 hijos.
Ella es la séptima hija, es algo llenita, güera, con ojos verdes, sus ropas no son buenas y por ser de los más pobres del pueblo sufrió el acoso en la secundaria, hasta yo llegue a ofenderla y fue por coraje porque me gano en la materia de ética y valores.
Sentí tanto coraje, que, si la ofendí, hasta la humillé, criticando su familia y su ropa, pero hoy ella está aquí entregándome el ramo de flores para mi boda, representando una parte importante en mi boda.
En ese momento no lo entendí por qué me entregaba el ramo de flores, pero después me enteré de que ella trabajaba para la señora Gloria, algo que nadie sabía, era un pequeño secreto de ellas y me lo conto Jorge, tambien me dio gusto saber que Maira no me odiaba, al contrario, fue una de las pocas personas que me defendió cuando todos hablaban de mí.
La boda continuo, las arras nos las entregaron los padrinos de boda y llegamos a los anillos; primero fue Jorge tomo el anillo, mientras me lo ponía en mi dedo anular me dijo. – Fernanda, hoy frente a dios, frente a nuestra familia y amigos hoy te juro, cuidarte, protegerte, amarte toda la vida, seré un buen padre, seré un buen esposo, nunca dejare que nada te falte.
Sus palabras fueron lindas, si em emocione y no podía dejar de verlo, hasta me hizo sonreír de lo feliz que estaba; cuando me toco, mientras le ponía el anillo le dije. – Jorge, hoy comienza nuestra pequeña familia, Dios nos está uniendo para nunca separarnos y yo quiero jurarte fidelidad, comprensión, siempre cuidare de ti, nunca te voy a fallar, seré una esposa digna, una buena madre para nuestros hijos, viviré siéndote leal.
Jorge me estaba sonriendo y una vez que los anillos se pusieron tomo mis manos, en ese momento el padre dijo con fuerza. – Si hay alguien que crea que esta unión no se debe de dar, que hable en este momento, que se levante diga sus motivos para no unirlos, si no tiene el valor para hablar, que calle para siempre.
Las palabras del sacerdote fueron fuertes, es más su voz fue intensa al hablar, fue algo extraño, pero pude ver que estaba mirando a alguien y no tenía que voltear para saber que miraba a Marcos, sus palabras fueron dirigidas a él, en ese momento em puse nerviosa, realmente no deseo que mi sueño se haga realidad, no quiero que evite mi boda, no puedo quedarme aquí en el altar sola.
Mi cuerpo empezó a temblar, sentía tanto miedo de que todo mi futuro con Jorge no se pudiera lograr, no quería que Marcos hablara, solo quería que me dejara en paz y el sacerdote que parecía querer provocarlo para que se levantara, era algo que realmente me hizo sentir un temor tan intenso, sin saber que iba hacer.
Negocio de la costura y el bordado hacer vestidos para damas con bordados únicos eso a la larga da dinero quien sabe hasta modista llegas ser . Todo es posible