Valeria

Capítulo 22

Al día siguiente Valeria amaneció enferma, tenía fiebre y se sentía decaída. Irene cuidaba de ella para que se sintiera mejor, la veía realmente triste.

—Quisiera que ya fuera el día de mi boda nana, para irnos de aquí.—

—Mi niña no será peor cuando ya nos vayamos con los Pimentel, usted será una mujer casada y tendrá nuevas obligaciones. Además no conocemos las manías del señor Luis.—

—Luis no me parece una mala persona, incluso me agrada. Lo único que me duele es dejar a mi padre, nana el problema real es que nací mujer. No puedo ser libre, tal vez algún día a mi manera pueda serlo y estar en paz.—

—El problema mi pequeña, es que siempre has sido víctima de tu mamá. No entiendo y nunca podré entender porque te trata de esa manera.—

—No lo sé, ya no me interesa saberlo.—

—Deberíamos huir, así como te dijo la señora Loreto. Podemos irnos al país vecino, trabajar las dos para salir adelante. No estoy segura de los sentimientos o pretensiones de don Luis. Qué tal si es un lobo vestido de oveja, por eso los rumores sobre él se escuchan en cada rincón, recuerda que cuando el río suena, agua lleva.—

—Nana, necesitaría romper el compromiso. No puedo hacerle eso a Luis, si es el demonio que dicen, no tendré miedo de enfrentarlo. Siempre he estado en el infierno, siendo atormentada por propia mi madre o por mi tía.—

—Está bien mi niña, ahora a seguir descansando. Necesitas estar fuerte y estable para seguir preparándote para tu matrimonio.—

—Gracias por todo nana, ya verás que buscaremos la manera de ser felices en la hacienda de los Pimentel.—

Valeria confiaba en que su vida cambiaría al lado de Luis, pero ignoraba que el verdadero peligro siempre había compartido su casa, e incluso planeaba su siguiente golpe. Rómulo estaba con Francisco, que estaba usando su nueva prótesis. No era sencillo para él su nueva situación pero por lo menos podría caminar.

—Es extraño, hoy no ha venido mi hija en toda la mañana.—

—Está indispuesta.—

—¿Que le sucede?—preguntó Francisco preocupado

—Amaneció con fiebre, ya llamaron al doctor Machain. Cuñado quiero hablar contigo sobre tu hija y el rechazo de María Luisa hacia ella. No sé si estés enterado de todo lo que ha ocurrido entre ellas.—

—¿A qué te refieres?—

—Mi hermana siempre ha castigado a Valeria de maneras crueles e inhumanas, desde encerrarla en un ropero bajo llave, hasta dejarla sin probar alimentos o si quiera agua por días. No habías notado que Valeria le teme a la oscuridad y a los espacios cerrados, tu hijo Roberto en una carta me contó que un día Valeria mojó la cama cuando era pequeña, María Luisa la bañó con agua fría y la dejó empapada, a medio patio de tu casa, de pie toda la noche. Ayer llamó a Loreto vieja bruja después de que tu hermana la golpeara en público, entre el desprecio de Loreto y el rechazo de María Luisa no dudo que también sea la causa por la que ella haya aceptado el compromiso con Luis. Como comprenderás me indigna que sea tratada de esa manera por la persona que le dio la vida, que además tú lo permitas.—

—Yo no sabía nada, por qué Roberto nunca me dijo nada, pobre de mi Valeria. Pero ahora mismo me van a escuchar esas dos.—

Francisco con dificultad y la ayuda de Rómulo, fue a buscar a María Luisa. Ella estaba con Loreto y la modista, estaban eligiendo las telas para los vestidos y trajes para la boda de Valeria.

—Buenos días.—entró Francisco al salón, María Luisa se alegró de ver de nuevo a su esposo de pie. Pero él se veía muy enojado, de inmediato supuso que Rómulo había hablado con él, se sentía traicionada por su propio hermano.—Si nos permite me gustaría hablar a solas con mi esposa y mi hermana solo un momento.—

—Claro que si señor Cortina.—respondió la modista, salió un instante del salón.

—¿Se puede saber qué pasa?—preguntó María Luisa

—Estoy tan lleno de rabia, que no sé por dónde comenzar. Cómo te atreviste a lastimar a mi hija, quiero una explicación sensata de por qué la desprecias tanto y por qué su propia madre que se supone debería protegerla la trata como si fuera su peor enemiga. Y tu Loreto que deberías ser como otra madre más para ella, simplemente por ser idéntica a nuestra hermana también te atrevas a golpearla y humillarla. Jamás vuelvas a ponerle una mano encima a mi hija, estoy esperando una explicación de tu parte María Luisa.—

—Valeria siempre ha dado problemas, su mal comportamiento tenía que ser corregido. Lo hice por su bien, si no lo hubiera hecho de esa manera tu hija ahorita sería una vergüenza. Y si la castigue ayer fue por las ofensas que le hizo a Loreto, ella es tu hermana y debe respetarla.—

—Pero de esa manera no, además te pregunté si tú habías obligado a Valeria a aceptar a don Luis, sin embargo lo negaste pero ahora no me queda ninguna duda. Mi hija no es moneda de cambio, así que cancelen todo esto, yo mismo iré a hablar con Luis para cancelar el compromiso, y tú María Luisa tendrás que acostumbrarte a nuestra nueva realidad, o si gustas pediré el divorcio.—

—Estas exagerando Francisco, ella si se quiere casar con don Luis. Habla con ella y verás que tu hija se quiere casar.—

—No te creo nada, no me vas a seguir viendo la cara de idiota. Así que no quiero verte y tampoco me dirijas la palabra. Si lastimas a mi hija, me lastimas a mi. En cuanto a ti Loreto, quiero que te vayas de mi casa, eres una mujer casada vuelve al lado de tu esposo, él es tu familia ahora.—

—Pero hermano.—

—Pero nada, fuera de mi casa.—

Francisco salió del salón y Rómulo detrás de él para ayudarlo a subir a la habitación de Valeria.

Loreto se fue a su habitación para preparar su equipaje, se iría a pedir hospedaje a la hacienda de su sobrino político. No podía marcharse hasta que estuviera segura de que su hermano terminaría con el compromiso.

—Se puede.—

—Papá, ya caminas otra vez.—Valeria se alegraba de ver a su padre de pie nuevamente.

—¿Como te sientes mi pequeña flor de campo?—

—Mejor, estoy refriada. Me alegra verte de pie.—Valeria veía que se quejaba al sentarse al parecer le provocaba dolor al usarla.—¿Te duele?—

—Algo pero tal vez con el tiempo deje de doler, vengo a pedirte perdón por todas las veces que tú madre te castigo sin justificación alguna, que además no estuve ahí para defenderte. ¿Por qué nunca la delataste?—

—Porque es mi madre, además no quería provocar problemas entre ustedes. Ustedes se aman, yo soy la hija que ella no hubiera querido. Mis ideas y pensamientos son distintos a los de ella, no la justifico pero la mayoría de los castigos eran por mi tía Loreto.—

—Loreto siempre fue envidiosa y celosa, siempre peleaba con mi hermana Valeria, cuando murió, ella se veía como si nada. A veces sentía que le alegraba que hubiera muerto, la corrí de esta hacienda. Nunca vuelvas a cubrir a la gente que te lastima, así sea tu madre. Mientras yo viva siempre te voy a cuidar, voy a ir a hablar con don Luis para cancelar tu compromiso con él.—

Valeria se sorprendió, de inmediato pensó en que si rompía el compromiso quedarían en la ruina y su padre tendría que trabajar. Con su pierna aún enferma sería difícil continuar, además el doctor Machain les había advertido de su problema del corazón.

—Papá, yo si me quiero casar con Luis. Es atento, interesante y ha sido muy buena persona conmigo. Además Irene y yo estamos confeccionando mi vestido de novia, también Luis aceptó que Irene se mudara conmigo para que no me sintiera sola en la hacienda.—Valeria salió de la cama para mostrarle el corset a su padre, ella lo estaba bordando. Francisco al tenerlo entre sus manos lloró de emoción.

—¿Estás segura?—

—Si papá, si no estuviera segura no estuviera dedicada a hacer mi vestido. Voy a ser la novia más bonita de Cuernavaca y tú me llevarás de tu brazo al altar.—Francisco no se convencía, pero sí estaba bordando su propio vestido de novia eso quería decir que era verdad que quería casarse.

—Está bien, pero no dudes de volver a mí si no eres feliz al lado de Luis. Yo siempre te esperaré con los brazos abiertos.—

—Lo sé papá, te quiero mucho.—

—También yo mi vida.—

Valeria abrazaba a su papá, ella no permitiría que su padre viviera angustiado y en la ruina. Además tampoco Luis se merecía pasar por la vergüenza de ser rechazado. Confiaba en que todo se daría de la mejor manera, y que con la convivencia tal vez se enamoraría de él.