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EL MAL QUE NOS ACECHA

EL MAL QUE NOS ACECHA

Status: Terminada
Genre:Terror / Apoyo mutuo / Amor eterno / Demonios / Maldición / Completas
Popularitas:3.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Lida Marín

El mal ronda en cualquier lado, tienes que ser cuidadoso y desconfiar, una vez que te atrapa, es difícil que te suelte.

Nuestros protagonistas se verán obligados a enfrentar sus peores miedos y a luchar por sobrevivir y proteger a su pequeña familia ante una presencia sobrenatural que parece estar determinada a destruirlos.

La historia explora temas de miedo, supervivencia y la naturaleza del mal, mientras que Elizabeth y Elías se ven obligados a tomar decisiones difíciles para sobrevivir, ¿Podrán superar está situación?

NovelToon tiene autorización de Lida Marín para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 15

Este lugar no parecía estar hecho de piedra, sino de sombras acumuladas durante siglos, las columnas se alzaban dándole una altura imponente, y en lo alto, los vitrales proyectaban figuras difusas, que más que santos parecían guardianes, afuera, se comenzó a escuchar una llovizna tenue, como si el mundo respirara con dificultad.

El padre Ignacio se ubicó de pie junto al altar, se puso su sotana, después se dispuso a organizar el altar, yo sostenía a Tomás como si cargara algo hecho de cristal, mi niño no lloraba, no hablaba, solo observaba, pero no era una mirada normal, era como un pozo sin fondo, como el que está en nuestro patio.

Elías iba detrás, cargaba una mochila con lo que nos había pedido el sacerdote; Una muda de ropa, una botella de agua y la fotografía familiar que habíamos puesto en la repisa del cuarto de Tomás <>

-¿Lo haremos en este lugar?-- intervino Elías con su comentario mientras ponía las cosas a un lado del altar.

Ignacio finalmente giró hacía nosotros, después de estar sumido en el silencio durante largo rato, su rostro marcado por la magnitud de su vocación, en su mirada no había miedo, sino un cansancio amoroso, el tipo de agotamiento que sólo conocen quienes pelean por el alma ajena más que por la propia.

—Aquí no importa el lugar, aquí importa lo que no se ve-- respondió mirando a Tomás.

Tomás se soltó de los brazos de mis brazos y caminó solo hacia el centro del altar, mi niño no tenía miedo, caminaba como quien regresa a casa.

El padre Ignacio asintió —Él ya sabe que lo vamos a intentar--

El lugar fue cerrado con llave, no por seguridad, sino por respeto; El ritual comenzó sin tanto teatro, nada de coros latinos ni campanas, solo silencio, que retumbaba en el pecho al no haber quien produjera el más mínimo ruido.

El padre encendió una vela negra <> y colocó una campana de cristal frente a Tomás, quien ya estaba recostado en un banco, envuelto en una sábana blanca como si fuese a ser ofrecido en un sacrificio y en lugar del crucifijo habitual, el sacerdote sacó un medallón circular de plata, sin escritos, solo con una figura geométrica que no parecía cristiana ni pagana, sino simplemente... vieja, muy vieja, quizás testigo o participé de muchos exorcismos.

—No se trata solo de echarlo —murmuró— Se trata de hacerlo entender --

Elizabeth frunció el ceño.

—¿Entender qué?-- pregunté

Ignacio no respondió, Tomás sí.

—Que estoy solo--

La voz no era la suya, era más grave, pero infantil, como un niño que aprendió a hablar entre las paredes, Ignacio no se inmutó, se sentó frente a él, sin abrir la Biblia, en lugar de gritar oraciones, comenzó a hablarle como a un hijo.

—¿Cómo te llamas, espíritu?--

Tomás sonrió, mostrando unos dientes que parecían ajenos a su edad.

—Samuel, mi madre me encerró en el armario, decía que estaba loco--

—¿Y por qué elegiste a Tomás?-- preguntó de nuevo el padre.

—Porque él tenia mi edad, pensé que iba a comprender mi situación y me ayudaría a hacer sufrir a mi madre y vengar mi muerte--

Elías contuvo un sollozo, mientras yo bajé la cabeza, Ignacio cerró los ojos un instante, cuando los abrió, tenía lágrimas.

—Samuel... no tuviste una buena madre, eras un niño, no tenías que haber sufrido de esta manera, pero tampoco tienes por qué hacer sufrir a los demás, tu madre ya está pagando el mal que hizo, exite la justicia divina, y ella ya tuvo que rendir cuentas, tienes que abandonar este cuerpo, no te pertenece -- le aseguró Ignacio.

Mi niño se agitó, no con violencia, sino como si alguien hubiera nombrado una palabra prohibida.

—¡NO! Si salgo, vuelvo a la nada--

—No —dijo Ignacio, levantando el medallón y colocándolo sobre el pecho de Tomás—. Si sales, vuelves a tu casa, podrás descansar --

La campana de cristal tembló, no por un golpe,

era una reacción a lo que estaba sucediendo en ese momento, que no era perceptible a la vista, pero que se sentía en el ambiente.

Tomás comenzó a llorar, no de dolor, era un llanto contenido, profundo, como si desde adentro, alguien estuviera diciendo adiós, el padre recito varios rezos, en dónde pidió que lo acompañaramos y que no miraramos a los ojos de Tomás por nada del mundo, hasta que esto acabara.

El cuerpo de mi niño se arqueó suavemente, una vez, luego una segunda vez, después, la vela negra se apagó sola y la campana... sonó una vez, solo una, el silencio que siguió fue distinto, ya no era amenazante, era relajante, tranquilo.

Tomás abrió los ojos, marrones, humanamente asustados.

—¿Mamá?, ¿papá?-- nos llamó.

Corrí hacia el y lo abracé, como si pudiera meterlo de nuevo en mi vientre, Ignacio se levantó en silencio, abandonó el altar sin recoger nada.

Al salir de la iglesia, Elías preguntó sin atreverse a mirar atrás —¿Y Samuel?--

Ignacio lo miró con tristeza amable —Ojalá alguien, en algún lugar, le cuente una historia para que duerma en paz--

Afuera la lluvia se había detenido, pero el mundo parecía seguir empapado, el cielo era un papel arrugado de nubes grises, sin luna, sin estrellas, el padre Ignacio caminaba unos pasos detrás de nosotros, sin decir nada, sus pasos no hacían ruido sobre las piedras húmedas.

Tomás se había quedado dormido en mis brazos, dormía como si nunca antes lo hubiese hecho, pero aún murmuraba entre sueños, no palabras, tampoco sonidos, era como si estuviese teniendo una conversación con alguien.

Cuando llegamos al auto, acomodé a Tomás en el asiento trasero, le acaricié el cabello, y por un momento pareció que todo era normal otra vez, Elías fue por Max a la caseta donde estaban los señores que lo estaban cuidando, allí estaban resguardándose de la lluvia, luego regresó con nosotros, decidimos volver a casa y enfrentar lo que sería una noche de nuevo en aquel lugar.

.

.

.

.

Esa noche, Tomás despertó una vez, 3:17 AM, fui a verlo y lo encontre sentado en la cama, mirando la ventana, pero no con miedo, con una calma desconcertante.

—¿Soñaste algo, amor?-- le pregunté, Tomás asintió.

—Jugábamos en un lugar con hojas secas, el me decía que se acordaba del ruido que hacía cuando corría, que ya había olvidado lo que eran estos sonidos, algo tan sencillo como eso, lo hizo feliz --

—¿Quién? —susurró ella, sabiendo la respuesta.

—Samuel-- respondió.

—¿Aún está contigo?--Tomás negó suavemente.

—No adentro, pero está bien, dice que ya no escucha estos sonidos, que siente tranquilidad --

Esa noche, Tomás volvió a dormir profundamente, y en su habitación, sin que nadie lo notara, una pequeña campana de cristal <> sonó una vez más.

Una sola vez, indicando el final de algo que los estaba atormentando.

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Linilda Tibisay Aguilera Romero
excelente una historia diferente Pero me facino
Lida Marin: Muchas gracias por tu apoyo y por calificar mi novela, se que es muy diferente a lo que acostumbro, pero que bueno que te gustó 🫂💖
total 1 replies
Linilda Tibisay Aguilera Romero
me encantó
Linilda Tibisay Aguilera Romero
me encanta esta historia me atrapo desde el principio
Lida Marin: Muchas gracias 🫂💖
total 1 replies
Linilda Tibisay Aguilera Romero
la muerta le dijo que no se eria estar hay será que el espíritu de Samuel se aferró al bebé que está creciendo dentro de ella
Linilda Tibisay Aguilera Romero
pero si no la han sacado del todo no es mejor que no se quedarán hay
Linilda Tibisay Aguilera Romero
la cruz no sirvió de nada
Linilda Tibisay Aguilera Romero
y cuando van hablar con el cura deberían ir antes de volver a esa casa
Linilda Tibisay Aguilera Romero
será que de verdad termino
Linilda Tibisay Aguilera Romero
pobre Tomás tiene que ser fuerte
Linilda Tibisay Aguilera Romero
si no pueden estar débiles
Linilda Tibisay Aguilera Romero
yo creo que. es más que odio y no creo que un exorcismo pequeño sirva
Linilda Tibisay Aguilera Romero
hay no Elizabeth no salgas de la casa
Linilda Tibisay Aguilera Romero
no ya yo hubiera salido disparado se esa casa y buscado ayuda porque por lo que se ve esa cosa tiene tiempo en esa casa y no lo han podido sacar
Linilda Tibisay Aguilera Romero
busquen ayuda
Linilda Tibisay Aguilera Romero
yo ya con eso lo llevo a dormir con nosotros o nos vamos a dormir a un hotel pero.no paso la noche en esa casa
Linilda Tibisay Aguilera Romero
sal a pueblo y averigua que pasa con esa casa
Linilda Tibisay Aguilera Romero
uuuy son varios los demonios o entes
Linilda Tibisay Aguilera Romero
tiene que hablar antes de que eso tome más fuerza más si siempre ten miedo
Linilda Tibisay Aguilera Romero
me encanta la historia ese ente malvado quiere al niño y en cierta forma ya como que lo está dominando
Linilda Tibisay Aguilera Romero
que habrá en esa casa
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