Ella tiene miedo de la atracción que siente por el joven con el que durmió una sola noche, él hará lo posible por repetir la experiencia con la hermosa maestra de su hermanita.
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cómo en un sueño
—¿¡Qué te pasa, Leo!? ¿¡Acaso te volviste loco!?
La música seguía sonando pero de un momento a otro se detuvo mientras los pocos invitados se acercaban a mirar el espectáculo; Mario se levantó del suelo con dificultad sobándose la mejilla izquierda. El golpe había sido fuerte y su mejilla estaba roja. El reclamo en sus ojos era evidente, su sonrisa se había borrado dejando en su lugar una mueca bien marcada de enojo.
—¡No vuelvas a mirarla así y mucho menos a tocarla o te mato! —gritó Leo fuera de sí y sin soltar a Gabriela que miraba a uno y a otro asustada.
—Ya se te gusta, a mi también me gustó desde que la vi pero cuál es el problema, tu y yo somos amigos, no vamos a pelear por una mujer, además te traje a Anna para que te entretengas.
—Ya te lo dije, Mario. Aléjate de Gabriela, ella es mía.
…
El despertar con dolor de cabeza después de haber dormido tan bien era algo contradictorio y por demás molesto. Gabriela no había bebido tanto como la última vez pero aún así al no estar acostumbrada era normal que la hiciera sentir ese dolor de cabeza.
Gabriela se incorporó cubriéndose con una parte de la sábana mientras buscaba algo más con qué cubrirse, aunque no tenía nada cerca, su ropa habia quedado tirada al otro lado de la cama. Una suave caricia en su espalda baja le hizo estremecer y dar un pequeño respingo.
—No vas a huir como la última vez, o sí —la voz suave y adormilada de Leonardo le sacó una risita. Gabriela se sentía en las nubes así como decía Andrea, con una sonrisa en el rostro se volvió y depositó un corto y casto beso sobre los labios de Leonardo.
—Solo voy al baño, tranquilo.
—Está bien —dijo ya más despierto —pero no te tardes porque voy por ti.
Entre risas Gabriela salió de la habitación rumbo al baño envuelta solo en la sábana. Parecía increíble que estuviera ahí con él, la pregunta era qué pasaría de ahora en adelante, al salir de su departamento que harían, saldrían a comer tomados de la mano o tendría que fingir que nada había pasado entre ellos y después en el trabajo, tendrían que ocultar su relación frente a los demás, en cierto modo era lo más correcto, evitar muestras de afecto en el colegio.
—¡Gaby! ¡Apúrate!
Había algo que le encantaba de la forma en que él le decía Gaby, era algo especial y la hacía sentir única.
—¡Ya voy!
Quizás para Leonardo no había problema con que la gente se enterará de su relación, eso lo había dejado claro la noche anterior después de haber peleado con su amigo Mario, cuando frente a todos la besó con intensidad y la sacó con tanta prisa del lugar, sería facil para los que presenciaron la escena deducir a donde terminarían.
—Podrías decirme qué tanto haces.
La imagen de un desnudo Leonardo la tomó por sorpresa ahí recargado del marco de la puerta. El rostro de Gabriela enrojeció al verlo, quién decía que los hombres no tenían curvas, Leonardo estaba en muy buena condición física, tenía un cuerpo musculado aunque no eran músculos enormes pero sí bien definidos. Su físico era suave en formas sutiles, desde sus redondos y musculosos hombros y esculpido abdomen hasta sus caderas estrechas y sus muslos duros y fuertes, bien definidos. Leonardo podía considerarse un hombre magnificente aún estando flácido como estaba. Gabriela se descubrió así misma casi babeando y se hubiera dado una bofetada si eso hubiera hecho algo con el calor que nacía en su vientre y recorría su cuerpo haciendo estragos en el medio de sus piernas.
—Te dije que ya iba —dijo Gabriela fingiendo molestia con una sonrisa tímida.
—Y yo te dije que vendría por tí.
Leonardo terminó por introducir su cuerpo al interior del reducido espacio aprisionandola entre el lavabo y su propio cuerpo, presionando además su semi erección en el vientre de Gabriela, ella sin ser del todo consciente y sin poder controlarlo, comenzó a balancear sus caderas contra el cuerpo de él, todo en él la atraía de una forma irresistible, desde su cuerpo y su voz oscura cuando lo tenía tan cerca, hasta su sonrisa y s7 sentido el humor e incluso esa manera que tenía de fingir desinterés.
—Qué te parece si tomamos un baño y salimos a comer —dijo Leonardo cerca de su oído, succionando con suavidad la piel sensible de su cuello —me muero de hambre.
—Puedes bañarte primero —respondió Gabriela apenas logrando encontrar las palabras para lo que quería decir.
—Podemos bañarnos juntos y ahorramos agua.
Esa forma en que los dientes de Leonardo rasguñaron un poco su piel mientras sonreía de lado hizo a Gabriela soltar un suspiro. La sábana que la envolvía cayó al suelo en cuanto ella solo asintió con la cabeza, no había forma de negarse si él hacía eso.
…
—Eres muy hermosa, ¿sabías? —dijo Leonardo casi gruñendo mientras sostenía con fuerza las piernas de Gabriela alrededor de su caderas. Era inevitable sentirse tan embriagado por esa sensación de humedad y sensualidad que ella emanaba, cada sonido que salía de su boca hacía que enloqueciera un poco más.
—Leo…más fuerte —la voz de Gabriela salió en un resuello presa del orgasmo que estaba por encontrar su final.
Imposible no perder el control con ella, parecía no importarle que su espalda chocará contra el duro y frío azulejo del baño y él no podía más que querer complacerla. Podría intentar ser más suave quizás besarla con más suavidad, no enterrando sus dedos en su la suave carne de sus muslos, pero no podía, por lo menos sabía que Gabriela podía sentir que en medio de esa brusquedad con la que la tomaba, no había más que un hombre profundamente enamorado.
Leonardo sintió como el calor y la humedad en el cuerpo de Gabriela fluían de forma envolvente, su orgasmo hizo que el final para él se acercara; no podía más los últimos embistes fueron para derramarse de forma violenta, deliciosa y exhaustiva.
Leonardo escondió su rostro cansado sobre el suave hombro femenino luchando por recobrar el aliento. Cuando el ritmo de sus latidos logró estabilizarse, Leonardo pudo por fin ordenar sus pensamientos.
—Se me antoja una pizza.