En medio de la adversidad y la desconfianza, dos almas se ven unidas por un destino implacable. Ella, acusada injustamente y condenada por un crimen que nunca cometió. Él, sediento de venganza y convencido de su culpabilidad. Obligados a un matrimonio forzado por circunstancias ajenas, se embarcan en un viaje lleno de secretos, intrigas y pasiones ocultas. ¿Podrán superar el peso del pasado y encontrar la verdad que los liberará? Descúbrelo en esta apasionante novela de amor y redención.
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Capitulo XXII Acusación y demanda
Si Daphne se hubiera defendido aquella terrible noche, seguramente hubiera perdido a su bebé, fue por esa razón que ella no se hizo nada para detener a Gabriel.
"Aquí estoy, mi pequeña princesa." Respondió Daphne con ternura.
"Te estaba esperando para que me leyeras un cuento", dijo la niña abrazando a su mamá.
"Esta bien amor mío, vamos a leer un cuento increíble.", respondió Daphne llevando a su niña de cuatro años a su habitación.
Su hija era la única alegría verdadera que tenía Daphne, gracias a esa pequeña pudo salir adelante dándole las fuerzas que necesitaba para luchar por su integridad. Una vez la niña se durmió, Daphne salió de su habitación para continuar la conversación con Gertrudis.
"Piensa bien las cosas, piensa en tu hija, ella puede correr peligro.", dijo Gertrudis preocupada.
"Estoy segura que Gabriel no permitirá que nada malo le pase a su hija, con su poder la protegerá." Respondió convencida, Daphne.
"Sabes que yo también las protegere con mi vida si es necesario, solo espero que Gabriel no tome partido a favor de su familia.", contesto Gertrudis esperanzada.
"El tiene una deuda conmigo y esa me la voy a cobrar, pero mientras ese día llega lucharé por desenmascarar a los que me hicieron daño." Manifestó Daphne con valentía.
La semana había pasado y Daphne estaba de vuelta en su país natal, una mezcla de emociones inundaron su corazón, los recuerdos de su madre y hermana llegaron como una ola que destruye la estructura más fuerte del mundo. Aunque Tiffany seguía con vida, ellas nunca más se pudieron ponerse en contacto. Como podía le enviaba ayuda; sin embargo, no era lo mismo.
"Daphne espero te guste la casa que escogí, es amplia y está en el vecindario que me dijiste.", informo Claudia.
"Muy bien, veamos la reacción de Gabriel cuando sepa que seremos vecinos.", respondió Daphne sonriendo.
"Mami ¿quién es Gabriel?", pregunto Dulce María con su tierna voz.
"Un amigo se mamá, ya lo conocerás." Contesto Daphne pensativa.
Subieron a su auto y en cuestión de una hora llegaron a su destino, la casa era realmente hermosa, tenía una vista principal muy llamativa y lo más importante era que tenía en el jardín rosas blancas. Claudia las había mandado a plantar unos días antes, esa era la manera de Daphne de llamar la atención de Gabriel.
"¡Perfecto!, esta casa es lo que estaba buscando." Dijo Daphne mientras entraban a la casa.
"La seguridad ya fue instalada, cada espacio de la casa cuenta con un sistema de seguridad integrado que será monitoreado desde la central de nuestros escoltas." Explico Claudia detalladamente.
"¿Esos hombres son leales?" Pregunto Daphne detallando cada rincón de la casa.
"Así es, los investigue yo misma y ninguno tiene tachadura en su expediente y sus referencias son genuinas." Respondió Claudia con mucha profesionalidad.
"Ok, entonces vayan a descansar, mañana iniciaremos nuestro plan." Indico Daphne asintiendo con la cabeza.
La casa de Daphne estaba en la misma zona donde vivía Gabriel. A decir verdad vivían unas cuantas casas. Él se había mudado cuando ella se había ido. Daphne había seguido la vida de su ex esposo; sabía que dos años después de que ella desapareció él le busco reemplazo. Lo que él no sabía era que la familia de Dayana estaba en la ruina y pronto tendrían que enfrentar problemas legales. «veamos que tan leal le eres a esa mujer», pensó Daphne.
Fue a descansar, necesitaba estar fresca para llevar el juicio en contra de los Castell, la familia de la mujer de Gabriel.
Las horas pasaron rápido y el sol hizo se aparición como dándole la bienvenida a Daphne. Ella se asomó por la ventana, desde donde podía observar la brillantez que emanaba del astro rey. Después de respirar un poco de aire fresco, se dispuso a prepararse para el gran día, un día en el que enfrentará a Gabriel por primera vez después de cinco años. Con una sonrisa en sus labios fue en búsqueda de su pequeña. Quería pasar un rato con Dulce María antes de salir a la batalla.
Mientras Daphne le dedicaba tiempo a su hija, Gabriel estaba en su oficina hablando con su asistente.
"Al parecer la firma López Lares está en el país, estarán ejerciendo desde un edificio cerca de aquí", explico Marcelo con preocupación.
"No te preocupes, ellos son nuevos en este medio, nosotros llevamos la ventaja en experiencia y conocimientos", respondió Gabriel seguro de si mismo.
"Cambiando de tema, existe un rumos en el que se dice que la familia de su esposa está metida en problemas", explico Marcelo buscando información de ese tema en su tablet.
"No tengo conocimiento de eso, Dayana no me ha dicho nada", respondió Gabriel con el ceño fruncido.
"Aún no sale información en los medios, debe ser un chisme de pasillo", indico Marcelo encogiéndose de hombros.
"Igual está al pendiente de cualquier cosa, sabes que siempre hay gente tratando de dañar la imagen de los demás", contesto Gabriel recostandose en su silla.
Marcelo salió de la oficina de Gabriel dejándolo pensativo. Sin darle mayor importancia al asunto se centró en los casos que tenía pendiente. Cerca de las diez de la mañana Dayana llegó desesperada a la oficina de Gabriel.
"Amor esto es un desastre total, mi familia, mi familia...", Dayana no pudo terminar de hablar las lágrimas se le atoraban en la garganta
"¿Qué está pasando?, ¿por qué estás así?" pregunto Gabriel preocupado.
"A mi papá lo están acusando de introducir alimentos contaminados al país y de falsificación de sellos", explico Dayana hecha un mar de lágrimas.
"Eso es muy grave, ¿donde está tu papá en este momento?", pregunto Gabriel tomando su teléfono para llamar a algunos contactos.
"Lo detuvieron hace una hora, los policías llegaron a su casa y lo sacaron esposados, según mi mamá con ellos iba una mujer muy arrogante, al parecer es la abogada de la parte acusadora", explico Dayana sollozando.
"Estoy llamando a mis contactos, alguien me dará respuesta", dijo Gabriel marcando a un amigo dentro del comité de alimentación.
La llamada no tardó en conectarse y ciertamente el papá de Dayana estaba siendo acusado, lo que se le hacía extraño era que la abogada no era parte del comité, esa mujer había llegado del extranjero únicamente para realizar la denuncia en contra de los Castell.