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De La Luz A La Oscuridad

De La Luz A La Oscuridad

Status: Terminada
Genre:Romance / Completas / Intrigante / Maltrato Emocional / Dominación
Popularitas:2.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Daniel__CL

Es un libro sobre un romance entre dos jovenes universitarios, Nyx Frost y Jasper Brooks. Nyx es fría y distante, mientras que Jasper es cariñoso y comprensivo. La historia se centra en cómo Jasper se involucra en el oscuro mundo de Nyx, afectando su relación con sus seres queridos y explorando temas de manipulación y relaciones tóxicas.

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Capitulo 20: El Punto de No Retorno

...Jasper Brooks ...

El frío se filtraba en mis huesos, implacable y cortante, como un recordatorio constante de nuestra decisión. Desde Marcus vino a mi departamento, el invierno ha sido tanto nuestro aliado como nuestro enemigo. Afuera, la nieve caía en silencio, cubriendo todo con un manto blanco y puro, mientras dentro de estas paredes, la oscuridad y el dolor reinaban.

Diez días. Ese era el tiempo que Marcus había estado aquí, encadenado a la realidad que le habíamos impuesto. La tortura física era solo una parte, pero lo que realmente lo estaba destrozando era la guerra mental que librábamos contra él. Lo habíamos aislado del mundo, de la luz, de cualquier rastro de humanidad. Había momentos en los que pensaba que tal vez esto era suficiente, que ya había pagado por sus pecados, pero entonces veía la fría sonrisa de Nyx, y recordaba por qué estábamos aquí.

Esta mañana no fue diferente a las anteriores. Me acerqué al cubo de agua, mis manos temblando ligeramente por la anticipación y el frío. El hielo se rompió con un sonido agudo cuando sumergí el cubo en él, sacando el agua helada que usaríamos para despertarlo. Lo llevé hasta donde Marcus estaba atado, su cuerpo encogido sobre sí mismo, temblando incesantemente. Sus ojos estaban hinchados, apenas se mantenían abiertos, pero su expresión reflejaba algo más allá del dolor físico. Era como si ya no hubiera esperanza en él, solo el terror de lo que sabía que vendría.

Vertí el agua sobre su cabeza, viendo cómo su cuerpo se estremecía violentamente al contacto con el líquido congelado. Sus gritos ahogados llenaron la habitación, pero ya no me perturbaban como antes. Se habían vuelto parte del paisaje, un sonido de fondo que acompañaba cada uno de nuestros movimientos.

—¿Todavía tienes algo que decir, Marcus? —le pregunté, con mi voz sonando más dura de lo que pretendía. La idea de que pudiera seguir resistiendo me enfurecía, pero también me llenaba de una retorcida satisfacción. Nyx siempre decía que las almas fuertes eran las más satisfactorias de quebrar, y empezaba a entender por qué.

Marcus me miró, sus labios amoratados intentando formar palabras, pero lo único que salió fue un gemido ahogado. Me incliné hacia él, acercándome lo suficiente para ver el miedo en sus ojos, el mismo miedo que había visto en los ojos de otras pocas personas. Era una sensación que me embriagaba, que me hacía sentir más vivo de lo que jamás me había sentido.

—Esto solo terminará cuando lo quieras —susurré, con una frialdad que no sabía que poseía.

Me aparté, dejando que el silencio volviera a llenar el espacio mientras Marcus se retorcía en su miseria. Nyx estaba en la esquina de la habitación, observando. Ella no dijo nada, pero su mirada lo decía todo. Este era el precio que Marcus debía pagar, y no habría misericordia en su sentencia.

Afuera, la nieve continuaba cayendo, y por un momento, me permití pensar en cómo todo esto terminaría. Marcus no saldría de este departamento con vida. Lo sabíamos los dos, aunque ninguno lo decía en voz alta. Pero la cuestión no era si moriría, sino cuándo y cómo. Y en eso, Nyx y yo teníamos muchas opciones.

El silencio en la habitación era denso, solo roto por los suaves gemidos de Marcus. Mi mente seguía atrapada en la oscuridad de mis pensamientos, en las decisiones que habíamos tomado y las que aún estaban por venir. Sentí la presencia de Nyx acercándose, su figura envuelta en sombras mientras se paraba a mi lado.

—¿Qué vamos a hacer ahora? —pregunté, con mi voz apenas un susurro, como si temiera que las palabras rompieran algo más que el silencio.

Nyx no respondió de inmediato. Sus ojos, tan oscuros como la noche misma, se clavaron en los míos, llenos de una determinación que no dejaba espacio para la duda. Era como si cada uno de nuestros actos estuviera ya escrito en su mente, y yo simplemente seguía el guion que ella había trazado.

—Ha llegado el momento de acabar con él para siempre —dijo finalmente, con su voz fría, imperturbable. No había rastro de vacilación en sus palabras, como si lo que estaba sugiriendo fuera tan simple como apagar una luz.

La idea de matar a Marcus había estado rondando mi mente desde que vino aquí, pero escucharla decirlo con tanta naturalidad me estremeció. Había una parte de mí que todavía se aferraba a la humanidad, una parte que quería retroceder, pero esa parte estaba siendo consumida lentamente por la sombra que Nyx arrojaba sobre mí.

—¿Y cómo lo haremos? —pregunté, intentando mantener la calma en mi voz, aunque sentía que mis manos temblaban ligeramente.

Nyx dio un paso más cerca, inclinándose hacia mí. Su proximidad era abrumadora, su influencia ineludible.

—Lo haremos como hemos hecho con los demás. Sin piedad, sin remordimientos —respondió. Luego, su mirada se desvió hacia Marcus, cuya respiración era apenas audible —Él es solo una pieza más en este juego, Jasper. No olvides eso.

Asentí lentamente, dejando que sus palabras se hundieran en mí. Marcus no era más que un obstáculo, una figura del pasado de Nyx que había decidido que no merecía seguir existiendo. Y ahora, era mi turno de mostrarle lo que estaba dispuesto a hacer por ella, lo que estaba dispuesto a sacrificar.

—Lo haré —dije, mi voz más firme de lo que me sentía por dentro. No sabía si esas palabras eran mías o si eran el reflejo de lo que Nyx quería que fuera, pero en ese momento, no importaba. Ya no había vuelta atrás.

Nyx me miró de nuevo, esta vez con algo que casi parecía aprobación, aunque en su expresión no había calidez, solo la aceptación de que estaba haciendo lo correcto según sus reglas.

—Entonces, terminemos esto —dijo finalmente, su voz baja pero llena de una resolución que sabía que yo también tendría que encontrar en mí mismo.

El futuro de Marcus estaba sellado. La única pregunta era si yo sería capaz de dar ese paso final. Pero con Nyx a mi lado, su influencia envolviéndome como un manto, sabía que pronto lo descubriría.

Nyx se apartó de mí, su mirada aún fija en Marcus, antes de girarse hacia la puerta.

—Voy a la cabaña a traer lo necesario —dijo con su voz cortante, como si estuviera hablando de una tarea trivial. Hizo una pausa, volviendo su atención hacia mí—. Quédate aquí y prepáralo todo. No tardaré.

Asentí, observando cómo su figura desaparecía por la puerta del departamento. El sonido de la puerta cerrándose tras ella resonó en el espacio vacío, dejándome solo con Marcus y, más importante, con mis propios pensamientos.

Por un momento, me quedé inmóvil en medio de la sala, sintiendo el peso del silencio. Miré a Marcus, colgando de las cadenas, su cuerpo maltrecho y apenas consciente.

Con cada segundo que pasaba, la realidad de lo que estaba a punto de hacer se volvía más clara. Matarlo. Terminar con su vida sin remordimientos, tal como Nyx lo había ordenado. Era un pensamiento que se repetía en mi mente como un eco interminable, haciéndome sentir atrapado entre la adrenalina y el terror.

Me dejé caer en el sillón, sintiendo el frío del cuero contra mi piel. Mis manos temblaban levemente mientras pasaba los dedos por mi cabello, tratando de calmar la turbulencia en mi mente. ¿En qué me había convertido? Antes de Nyx, jamás habría imaginado que podría hacer algo así. Nunca me habría visto a mí mismo, un simple estudiante universitario, atrapado en una maraña de oscuridad y violencia, a punto de cometer un asesinato a sangre fría.

Recordé quién era antes de conocerla. Jasper Brooks, un chico normal con preocupaciones normales. Las clases, los amigos, los problemas cotidianos. Y ahora… ahora era una sombra de lo que alguna vez fui. Nyx había entrado en mi vida como una tormenta, arrasando con todo lo que creía saber de mí mismo, y dejando solo esta versión oscura y distorsionada de quien solía ser.

Pero, ¿esto era lo que realmente quería? ¿O simplemente me había dejado llevar por la atracción que sentía hacia ella, por la emoción de estar con alguien tan fuera de lo común? Comencé a cuestionar si mi devoción hacia Nyx era auténtica, o si había sido solo el resultado de su influencia, de su capacidad para envolverme en su mundo y hacerme sentir que no había otra opción más que seguirla.

Mis pensamientos regresaron a Marcus, pero no sobre lo que él pensara o dijera, sino sobre lo que significaba su vida en mis manos. ¿Cómo sería dar ese paso final? Terminar con su vida. Apretar el gatillo o usar el cuchillo, ver la sangre derramarse. Una parte de mí quería hacerlo, terminar de una vez con todo esto, pero otra parte… otra parte sentía un miedo profundo. No tanto por el acto en sí, sino por lo que significaría para mí. ¿Podría siquiera mirarme al espejo después? ¿Podría seguir adelante con lo que quedara de mi vida?

La duda se instaló en mi pecho como una piedra, pesada e incómoda. Tal vez Nyx solo me estaba usando, y cuando ya no me necesitara, me desecharía como a tantos otros antes que yo. ¿Y si lo único que me esperaba al final de este camino era la soledad, la oscuridad más profunda?

El sonido de mi teléfono vibrando en la mesa me sacó de mis pensamientos. Miré la pantalla y vi el nombre de mi madre. Dudé por un momento antes de contestar. Mi voz sonó más débil de lo que esperaba.

—Hola, mamá.

—¡Jasper! —La calidez en su voz contrastaba con el frío que sentía en mi interior—. ¡Qué bueno que contestaste! He estado tratando de llamarte estos días. Te extraño, hijo. Quería saber si podrías venir a la cena de Navidad. Tu padre y yo hemos estado preocupados por ti. No te hemos visto en tanto tiempo.

La mención de la cena de Navidad me trajo de vuelta a una realidad que parecía tan distante ahora. Recordé las cenas familiares, la calidez del hogar, el olor a pino y la risa compartida. Era un mundo tan diferente al que ahora habitaba, uno en el que el amor y la seguridad eran posibles. ¿Cómo podría siquiera pensar en asistir a una cena familiar cuando estaba a punto de cometer un asesinato?

—No sé, mamá… —Mi voz se quebró un poco—. He estado ocupado con… cosas.

—Cariño, sé que has estado pasando por muchas cosas, pero esta es Navidad. Solo una noche. Sería tan especial para nosotros que vinieras. Tu padre te echa de menos, y yo… yo solo quiero verte y saber que estás bien.

La sinceridad y el amor en sus palabras hicieron que algo se quebrara dentro de mí. ¿Cómo podía ella preocuparse tanto por mí cuando yo me había alejado tanto de la persona que ellos conocían? Sentí las lágrimas acumularse en mis ojos, pero las contuve. No podía permitirme esa debilidad, no ahora.

—Mamá, yo… lo intentaré. No te prometo nada, pero haré lo posible.

—Eso es todo lo que te pido, Jasper. Te queremos, y siempre estaremos aquí para ti. No importa lo que pase, siempre serás nuestro hijo.

Nos despedimos, y cuando colgué el teléfono, me quedé mirando la pantalla por un largo rato. Las palabras de mi madre resonaban en mi mente, cada una de ellas intensificando la duda que ya crecía dentro de mí. ¿Podría alguna vez regresar a ellos, a esa vida? ¿O ya estaba demasiado lejos, demasiado perdido en la oscuridad?

Me levanté del sillón, sintiendo el impulso de hacer algo, cualquier cosa para silenciar esos pensamientos. Caminé por el departamento, revisando el equipo que Nyx me había dejado para preparar la escena, pero mi mente estaba lejos de ahí. No podía evitar preguntarme si alguna vez había tenido control sobre mi propia vida desde que la conocí, o si todo había sido una ilusión, un juego de poder en el que yo solo era una pieza más.

El sonido del viento soplando contra las ventanas me sacó de mis pensamientos. Afuera, la nieve seguía cayendo, cubriendo el mundo en una capa blanca y fría, como un recordatorio de que el tiempo no se detenía, ni siquiera para aquellos atrapados en sus propios infiernos.

Me acerqué a la ventana y miré hacia la calle, donde todo parecía tan tranquilo en contraste con el caos dentro de mí. En ese momento, supe que tenía que tomar una decisión. Seguir adelante con el plan, aceptando lo que significaría para mí y mi alma, o encontrar una manera de salir de esta oscuridad, aunque eso significara ir en contra de Nyx.

Pero incluso entonces, mientras la duda crecía dentro de mí, una parte de mí seguía deseando su aprobación, su amor. Y esa era quizás la parte más aterradora de todas.

El silencio en el departamento era abrumador. Mis pensamientos seguían dándole vueltas a la conversación con mi madre cuando el sonido de la cerradura girando me hizo dar un salto. Me volví hacia la puerta, sintiendo cómo mi corazón se aceleraba, y la vi entrar.

Nyx cerró la puerta detrás de ella con un movimiento firme. Tenía las manos llenas de bolsas, que dejó caer en la mesa con un ruido seco. Su expresión no mostraba rastro alguno de la frialdad que solía tener cuando hablaba de nuestros "proyectos", aunque sus ojos seguían siendo tan fríos como siempre.

—Todo está listo —anunció, mientras sacaba varios objetos de las bolsas y los esparcía sobre la mesa—. Hay que asegurarnos de que no quede rastro alguno. Si lo hacemos bien, nadie sabrá nunca que estuvo aquí.

Mi mirada recorrió los elementos que había traído: guantes, plásticos, herramientas que no me atreví a identificar del todo. Todo parecía tan real ahora, tan inevitable.

—Nyx... —comencé, mi voz sonando más débil de lo que había planeado—. ¿Qué... qué vamos a hacer ahora?

Ella levantó la vista, sus ojos clavándose en los míos con una intensidad que me dejó sin aliento. Por un momento, temí que hubiera notado la duda en mi voz, pero su expresión no cambió.

—Es hora de terminar con esto, Jasper —respondió, su tono firme e implacable—. Marcus es un obstáculo, uno que necesita ser removido. No hay más que pensar. Esta noche acabaremos con él para siempre.

Sus palabras cayeron sobre mí como una sentencia. No había vuelta atrás, al menos no para ella. Nyx estaba decidida, y si yo flaqueaba, si mostraba alguna debilidad, lo más probable es que terminara del mismo modo que Marcus. Lo sabía, lo sentía en cada fibra de mi ser.

Ella me observó en silencio por un momento, como si estuviera evaluando si tenía alguna objeción, algún vestigio de duda que necesitara ser eliminado. Pero no dije nada. Asentí lentamente, aunque por dentro sentía que cada uno de mis pensamientos se estaban fragmentando, quebrándose bajo el peso de lo que estaba a punto de hacer.

Nyx no pareció necesitar más confirmación. Comenzó a organizar los elementos sobre la mesa, preparándose para lo que venía a continuación. La frialdad en su forma de moverse, en la precisión de cada acción, me hizo darme cuenta de cuán diferentes éramos realmente. Ella estaba hecha para esto, para la oscuridad, para el control. Y yo… yo solo estaba tratando de seguirle el ritmo, tratando de encontrar mi lugar en un mundo que no me pertenecía.

Mientras Nyx trabajaba, mis pensamientos volvían una y otra vez a las palabras de mi madre. A la promesa tácita de normalidad, de calidez, de un amor que siempre estaría ahí para mí, sin importar lo que hiciera. Sentí un nudo en la garganta. ¿Podría realmente volver a ese mundo después de esto? ¿O era demasiado tarde?

El sonido de Nyx levantando una de las herramientas me sacó de mis pensamientos. La vi sostener un cuchillo con la misma facilidad con la que otros podrían sostener un lápiz. Se acercó a mí y me lo tendió, con sus ojos clavados en los míos.

—Tú decides, Jasper —dijo, su voz baja pero cargada de intención—. Si quieres hacerlo, este es el momento.

Tomé el cuchillo con manos temblorosas, sintiendo el peso frío del metal en mi palma. Todo parecía desenfocarse, como si el mundo estuviera alejándose de mí. Miré a Nyx, buscando algún indicio, algo que me diera la fuerza para seguir adelante. Pero todo lo que encontré en sus ojos fue esa misma frialdad, esa determinación que me había atraído hacia ella en primer lugar.

Y en ese momento, supe que estaba solo. Esta era mi decisión, y solo yo tendría que vivir con las consecuencias. Apretando el cuchillo con más fuerza, intenté silenciar la tormenta en mi cabeza, centrarme en el presente. No podía permitirme dudar, no ahora.

Nyx me miró por un largo instante antes de asentir lentamente, como si aprobara mi resolución. Luego, se dio la vuelta y se dirigió hacia la habitación donde Marcus estaba confinado, dejándome atrás con el cuchillo en la mano y el peso de la decisión que estaba a punto de tomar.

La presión en mi pecho creció, y sentí que el aire a mi alrededor se volvía más denso, casi irrespirable. Detrás de mí, escuché los pasos de Nyx desvaneciéndose en la oscuridad del pasillo, y supe que este era el punto de no retorno.

Me acerqué a la puerta de la habitación, sintiendo cómo el mundo a mi alrededor se ralentizaba, cada paso resonando en mis oídos como un tamborileo sordo. Sabía lo que debía hacer, lo que Nyx esperaba de mí. Pero también sabía que, al cruzar esa puerta, al tomar esa última decisión, no habría marcha atrás.

Apreté el cuchillo una vez más, tratando de encontrar una fuerza que no estaba seguro de tener. Pero en lugar de avanzar, me quedé quieto, atrapado en la encrucijada entre la oscuridad que Nyx me ofrecía y la pequeña luz que aún parpadeaba débilmente dentro de mí.

¿Podría realmente matar a Marcus? ¿Podría seguir adelante con este plan, sabiendo que al hacerlo, destruiría la última parte de mí que aún se aferraba a la idea de un futuro diferente, un futuro lejos de la violencia de Nyx?

Y entonces, sin pensarlo un segundo más, entré en aquella habitación, cambiando el rumbo de mi vida y de mi futuro.

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Kaidenn
Me encanta como escribes, me hace sentir parte de la historia. Espero poder seguir leyendo más de tus obras.
Daniel: Muchas gracias por el apoyo 🫂😊 me da gusto saber que en algun lugar del mundo hay alguien a quien le gusta mi manera de contar las historias.

Espero no defraudarte y seguir contando con tu apoyo 🫂
total 1 replies
Tsubasa Oozora
Interesante, porfi no tardes en actualizar
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