La historia de amor entre un vampiro y una bruja...en le medio hay una alfa que no va a permitir que ellos estén juntos...
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ALIANZA INESTABLE
Elara y su grupo se encontraban en medio de una alianza forzada y llena de tensiones, uniendo a dos facciones que habían sido enemigas durante siglos: los vampiros y los lobos. La misión de salvar el mundo del equilibrio pendía de un hilo, y cada movimiento debía ser calculado con precisión. Al amanecer, ambos líderes, Vladis y Lyra, acordaron que una reunión era esencial para trazar el plan contra la fuerza oscura que amenazaba su existencia.
El gran salón del castillo de los vampiros se llenó rápidamente de figuras de ambos bandos. La atmósfera estaba cargada de desconfianza y reticencia. Elara se levantó, la Esfera de los Ecos en sus manos, proyectando un mapa holográfico del mundo ante todos los presentes.
—"Aquí es donde estamos," señaló un punto en el mapa. "Y aquí," movió su mano hacia una región oscura y nebulosa, "es donde las fuerzas oscuras han comenzado a concentrarse."
Vladis, con su porte noble y mirada penetrante, añadió: —"Nuestros exploradores han informado de una serie de rituales oscuros en esta área. Creemos que están intentando desatar un poder antiguo que podría destruirnos a todos."
Lyra, siempre vigilante y con los ojos de un ámbar penetrante, intervino: —"Necesitamos un plan de ataque. Dividiremos nuestras fuerzas en tres grupos: uno para infiltrarse y sabotear los rituales, otro para enfrentar a sus ejércitos, y un tercero para proteger nuestros territorios de cualquier emboscada.
Los días siguientes estuvieron llenos de preparativos intensos. Elion trabajaba incansablemente, descifrando antiguos textos y preparando hechizos que podrían ser cruciales en la batalla venidera. Caelum y Adrián entrenaban con los lobos, compartiendo técnicas y estrategias de combate. La fricción entre los bandos era palpable, pero la necesidad de sobrevivir superaba las rencillas.
Una noche, mientras Elara se preparaba para descansar, Lucian se acercó a ella en silencio. —"Puedo sentir tu desconfianza," dijo suavemente. "Pero también sé que compartimos un objetivo común."
Elara lo miró, midiendo sus palabras. —"No es fácil confiar en alguien que podría considerar traicionarnos en cualquier momento."
Lucian asintió lentamente. —"La desconfianza es mutua, pero la amenaza es real. Debemos confiar en nuestros instintos y en la necesidad de esta alianza, por frágil que sea."
Al amanecer del tercer día, el grupo se dividió según lo planeado. Elara, junto con Caelum, Lucian y un grupo selecto de vampiros y lobos, formaron el equipo de infiltración. Adrián y Elion lideraron las fuerzas principales en una confrontación directa, mientras que Lyra organizaba las defensas en los territorios.
El camino hacia el centro de las actividades oscuras estaba plagado de peligros. Trampas mágicas y criaturas corruptas por la energía oscura los acechaban en cada esquina. Elara, con el Ojo de la Noche brillando en su mano, guiaba al grupo con firmeza y determinación.
Finalmente, llegaron a una antigua fortaleza en ruinas, rodeada de un aura siniestra. Las paredes estaban cubiertas de inscripciones oscuras y símbolos de poder corrupto. Lucian señaló una entrada oculta.
—"Por aquí," dijo en voz baja. "Esto nos llevará directamente a la cámara central."
El grupo avanzó con cautela, sus pasos resonando en el silencio opresivo de la fortaleza. A medida que se adentraban más, los susurros de voces antiguas llenaban el aire, susurrando promesas de poder y destrucción.
Al llegar a la cámara central, se encontraron con una escena de pesadilla. Un círculo de figuras encapuchadas se encontraba alrededor de un altar, donde una energía oscura y pulsante se concentraba. En el centro, una figura alta y encapuchada recitaba un hechizo en un idioma antiguo y olvidado.
—"Debemos detener esto," susurró Elara, su voz llena de determinación. "Ahora."
Caelum asintió, preparándose para desactivar las trampas mientras Elara y Lucian se concentraban en los hechiceros. La batalla fue rápida y brutal. Elion utilizó su conocimiento para contrarrestar los hechizos oscuros, mientras Caelum y Adrián se enfrentaban a los guardianes con una sincronización perfecta.
Elara, con el Ojo de la Noche y la Esfera de los Ecos, desató una ráfaga de energía pura que rompió el círculo de protección de los hechiceros, interrumpiendo su ritual. Las figuras encapuchadas cayeron una a una, pero la figura central levantó una mano y, con un último esfuerzo, lanzó un hechizo hacia Elara.
Lucian, en un acto de sacrificio, se lanzó frente a ella, recibiendo el impacto del hechizo. Cayó al suelo, su cuerpo temblando mientras la energía oscura lo consumía. Elara, horrorizada, se arrodilló a su lado.
—"Lucian..." murmuró, sintiendo su dolor y su sacrificio.
Él la miró, una sonrisa débil en sus labios. —"Protege el equilibrio," susurró antes de que sus ojos se cerraran para siempre.
Con el ritual interrumpido y los hechiceros derrotados, el grupo se retiró de la fortaleza, llevando el cuerpo de Lucian con ellos. La victoria había sido costosa, pero necesaria. Sabían que la guerra estaba lejos de terminar.
De vuelta en el campamento, el grupo se reunió para honrar a Lucian y discutir los próximos pasos. Vladis y Lyra se unieron a ellos, reconociendo el sacrificio del vampiro y reafirmando su compromiso con la alianza.
—"No podemos permitir que su sacrificio sea en vano," dijo Vladis solemnemente. "Debemos seguir adelante y destruir esta amenaza de una vez por todas."
Lyra asintió. —"Nuestros exploradores han descubierto más rituales oscuros en otras partes del mundo. Debemos dividirnos y enfrentarlos donde sea que estén."
Elara y su grupo, ahora reforzados por la determinación y el sacrificio de Lucian, se prepararon para la siguiente fase de su misión. Los informes de los exploradores indicaban que los rituales oscuros se extendían a lo largo de varias regiones estratégicas, cada uno crucial para el plan de la fuerza oscura. Decidieron dividirse en tres equipos para atacar simultáneamente y evitar que los rituales se completaran.
El primer equipo, liderado por Elara, Caelum y un grupo de élite de vampiros y lobos, se dirigió a las montañas del norte, donde un antiguo santuario se había convertido en el epicentro de actividades oscuras. El segundo equipo, bajo el mando de Elion y Adrián, se movió hacia los pantanos del este, un lugar lleno de energía mágica volátil. El tercer equipo, encabezado por Lyra y Vladis, se dispuso a proteger los territorios aliados y asegurar que ningún ritual pudiera completarse sin ser desafiado.
Elara y su equipo se enfrentaron a un terreno traicionero mientras ascendían las montañas. La temperatura descendía a medida que subían, y la nieve cubría los senderos, ocultando trampas y peligros. Sin embargo, su determinación no flaqueaba.
Llegaron al santuario al amanecer, y encontraron a un grupo de hechiceros oscuros rodeando una enorme estatua de piedra que irradiaba energía maligna. Elara levantó el Ojo de la Noche, canalizando su poder para romper las defensas mágicas de los hechiceros. Caelum, con su agilidad y destreza, desactivó trampas ocultas mientras los vampiros y lobos se lanzaban a la batalla.
La lucha fue intensa. Los hechiceros oscuros usaban la energía del santuario para reforzar sus hechizos, pero el poder combinado del Ojo de la Noche y la Esfera de los Ecos se demostró superior. Con un esfuerzo conjunto, lograron desmantelar el ritual y destruir la estatua, liberando al santuario de la influencia oscura.
Mientras tanto, Elion y Adrián lideraban su equipo a través de los traicioneros pantanos del este. La atmósfera era sofocante, y el aire estaba cargado de magia antigua y peligrosa. Avanzaban con cautela, conscientes de que cada paso podía desencadenar una trampa mágica.
Encontraron a los hechiceros oscuros en medio de un pantano burbujeante, rodeados de criaturas deformes y retorcidas por la magia oscura. Elion utilizó su vasto conocimiento de hechizos para crear un escudo protector, permitiendo que Adrián y los guerreros se acercaran a los hechiceros. La batalla que siguió fue brutal y caótica, con hechizos oscuros y espadas chocando en un frenesí de guerra.