Amor Ardiente

Con el paso de las semanas, Valeria se adaptó a su nueva vida en Londres. Su trabajo en la galería era apasionante y desafiante, y cada día aprendía algo nuevo. Sin embargo, la distancia entre ella y Daniel se hacía sentir más con cada día que pasaba. Las videollamadas y los mensajes no podían reemplazar la calidez de estar juntos físicamente.

Una tarde, mientras caminaba por las calles de Londres después de una exitosa reunión con un artista, Valeria recibió una videollamada de Daniel. Su rostro iluminó la pantalla, y aunque ambos sonreían, el anhelo era evidente en sus ojos.

—Daniel, te extraño tanto. Londres es increíble, pero no es lo mismo sin ti —dijo Valeria, tratando de contener las lágrimas.

—Yo también te extraño, Valeria. Cada día sin ti es un desafío. Pero sé que esto es importante para ti, y quiero que sepas que estoy orgulloso de ti. Hemos hablado de esto antes, y sé que estamos en el mismo equipo —respondió Daniel, con una mezcla de tristeza y amor en su voz.

La conversación continuó, con ambos expresando sus sentimientos y reafirmando su compromiso de hacer que su relación funcionara a pesar de la distancia. Decidieron que era hora de hacer una visita, y comenzaron a planear el próximo viaje de Daniel a Londres.

Valeria se dedicó a preparar su apartamento y planificar actividades que pudieran disfrutar juntos. La anticipación de ver a Daniel le daba una energía renovada, y trabajó más duro que nunca para asegurarse de que su tiempo juntos fuera especial.

El día de la llegada de Daniel finalmente llegó. Valeria estaba nerviosa mientras esperaba en el aeropuerto, sus ojos escaneando la multitud en busca de él. Cuando finalmente lo vio, corrió hacia él y se abrazaron con fuerza, como si no quisieran soltarse nunca más.

—Daniel, estoy tan feliz de verte. Esto significa tanto para mí —dijo Valeria, con lágrimas de felicidad en sus ojos.

—Valeria, estar aquí contigo es todo lo que he deseado. Vamos a aprovechar cada momento —respondió Daniel, besándola tiernamente.

Durante los días que siguieron, exploraron Londres juntos, visitando museos, restaurantes y parques. Cada experiencia era más especial porque estaban juntos, y su amor parecía más fuerte que nunca. Valeria mostró a Daniel su lugar de trabajo, presentándole a sus colegas y compartiendo su pasión por el arte.

Una noche, mientras cenaban en un acogedor restaurante, Daniel tomó la mano de Valeria y la miró con seriedad.

—Valeria, esta visita me ha mostrado cuánto valoro nuestra relación. Quiero que sepas que estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para que esto funcione. Podemos planear visitas más frecuentes, y si en algún momento sientes que necesitas regresar, hablaremos de eso también. Lo importante es que estemos juntos en esto —dijo Daniel, con determinación.

Valeria sonrió, sintiendo el mismo compromiso y amor.

—Daniel, te amo y estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario. Esta experiencia ha fortalecido mi amor por ti. Vamos a superar esto juntos —respondió Valeria, con una mirada llena de esperanza.