Élite. Amor, Pasión Y Determinación.

Contenido para mayores de 18

La mirada de Andrew era oscura, el azul de sus ojos era intenso, sus pupilas dilatadas y su fuerte erección pegada al cuerpo de la joven.

Besó los labios de la joven con tanta fuerza haciéndola jadear, ella estaba perdida de deseo.

—Hermosa… —Dijo impresionado al rasgar el sujetador de la joven, sus pechos bien erguidos y tersos acapararon su atención.

—Maldición. —Gruñó y se prendió de uno de sus rozados picos mientras apretaba el otro con desespero.

La rubia echaba su cabeza hacia atrás y se retorcía debajo, eso era la jodida gloria y apenas estaba empezando su noche.

Mordiscos en las puntas la volvían loca y solo apretaba más la cara de él hacia allí, el hombre descendió besándola y paseando su lengua, dejando un camino brilloso.

Las próximas en perecer fueron sus bragas, hechas añicos, quedaron regadas en alguna parte de la habitación del hombre.

Besaba el ombligo de la joven metiendo su lengua en ella, dejando marcas en cada parte que besaba.

Andrew quería dejarle claro a todo el que pudiese verla que era de él, que Andrew Harrington era su dueño.

El hombre besó su vientre y sus muslos, paseaba la punta de sus dedos por el inicio de su pierna hasta abajo, beso la puta de sus pies y fue subiendo, Gia no sabía cómo algo tan simple con un beso en sus piernas la prendía tanto.

El sujeto besó la parte interna de su muslo haciéndola enloquecer, ella gemía sin control, necesitaba de atención y mucha.

—Andrew… Por favor. —dijo suplicante y él la vio sonriendo de lado.

—Que quieres hermosa… Dime lo que quieres —Su voz era ronca y muy sexy.

—Lleva ya tu boca allí y cálmala. —Su sonrisa se amplió y llevo su boca a donde su mujer quería.

Con sus labios el hombre delineó cada parte allí.

Sus manos acariciaban su cuerpo mientras su lengua iba a sus pliegues, era delicado, pero ágil y ella comenzaba a perder la cabeza por él.

Movimientos circulares la estaban haciendo temblar con una mano agarraba su cabello y con la otra las sábanas.

—Dios, Andrew… —Gimo ella.

Una vez que la vio tan excitada como quería, se fue directo a su precioso tesoro, a la joya preciada y delicada que la haría explotar al sentirlo jugando con él.

La lengua del hombre Roza suavemente aquel botón tan sensible, haciendo movimientos circulares, lo succiona y deja pequeños mordiscos en cada parte de allá abajo.

—Andrew… Dios mío. — Él seguía moviéndola e introdujo uno de sus dedos, estaba tan mojada que lo volvía loco, ella disfrutaba son parar aquello era una verdadera locura.

El hombre introdujo un segundo de, ya que aquello estaba un poco ajustado y eso le encantaba.

El cuerpo de la joven se estremeció y él reemplazó su dedo por su boca para no dejar perder nada de su pequeña Gia, pues, sabía que estaba cerca.

Ella trataba de sacarse, pero él no la dejó, la sostuvo firme hasta que explotó en su boca.

—Dios, santo cristo, Andrew… ah mm —Dijo al explotar que cosa tan divina había sentido ella, la rubia se reprochó el haberse perdido de esto tan delicioso.

—Estás exquisita, hermosa, ahora prueba un poco de ti. —Dijo, antes de besarla ella estaba agotada con sus ojos brillosos y su mirada oscura.

El beso era intenso y chispas se podían ver a su alrededor.

Él baja a sus pechos y los devora nuevamente, le encanta jugar con ellos, los muerde, los chupa y los jala lo enloquecen, podría quedarse felizmente entre ellos, esta mujer es una droga muy adictiva para su sistema.

Con un deseo recorre desde la punta de su nariz a sus piernas y luego las abre, tenerla expuesta lo hace sentir con más poder que con el uniforme y su rango.

La mujer lo observa con tanto deseo en sus ojos y es el momento para hacer que la tanto ha deseado el hombre desde que la vio, estar tan adentro como pueda.

—Ábrelas mucho más mi reina. El enorme hombre se posiciona arriba de la pequeña Gia, con una mano toma su barra y la pasea por la entrada de su chica.

Ella cierra sus ojos esperando el impacto y …

—Ojos en mí, Mi reina. Ambos ojos conectan y acerca la cabeza de esa barra más a la entrada, está lo suficientemente preparada para recibirlo y su objetivo es borrar cualquier recuerdo en ella.

—Después de hoy no recordarás otro toque en tu piel, entendido. —Ordena en su papel de superior

—Si mi Coronel… —Eso lo prende y empuja un poco, debe acostumbrarse a él primero, él sabe lo que posee.

—Ahh… Mierda. —Jadea y suspira. —El hombre entrecierra sus ojos y la mira con sospecha y preocupación.

—¿Estás bien? —Pregunta y ella asiente

—Solo sigue. — Ella dice y lo besa.

Su polla duele a medida que entra y se topa con una pequeña barrera, otro grito sale de ella. Gia siente como si la partieran solo y placer juntos.

Y allí confirma Andrew lo que no quería creer.

Ella tiene sus ojos apretados y una sola lágrima se salió con el apretón.

Andrew la besa para que se calme sin siquiera atrever a moverse y aparte aún no está totalmente dentro de ella, si antes estaba celoso ahora está obsesionado con esta mujer, su mujer.

—Otra vez ocultando cosas mi reina … —Le susurra en los labios.

—¿Eres virgen?…

—No… Hace un rato si lo era. —Ella sonríe.

—Pensé que no entraría… —Vuelve a decir ella y esta vez él sonríe.

—Estás hecha para mí, pero aún falta un poco… Ella siente.

—Lo quiero todo y no te contengas. —El hombre comienza a moverse, entra y sale de ella y eso es exactamente el paraíso para él.

Entra y sale de ella con delicadeza hasta que ella misma comienza a moverse pidiendo más.

Él aumenta un poco sus embestidas, tampoco la va a dañar, ya habrá tiempo para más.

—Andrew quiero más… más fuerte.

—Como ordene la reina. —La embiste con más fuerza y gruñe con cada empujón, ella es perfecta y encaja perfectamente con él.

Le come la boca y termina por meterse entero el grito de escucha en todo el edificio, pero aun así sigue pidiendo más, ella se apodera de su boca y muerde su labio inferior.

—Mía, Gia Giordani eres mía. —Ella sigue gimiendo, su posesividad le encanta.

—Lo entiendes Gia… —La besa de nuevo

—Si lo hago… —La pelvis de él choca con la de ella, cada impacto es mejor más delicioso, la joven se tensa de nuevo y está cerca, el hombre no se queda atrás y también está por alcanzarlo.

—Más rápido Andrew… —Pide y eso hace, el hombre le da más fuerte y más rápido.

—Estoy cerca de nuevo Andrew…

—Relájate mi reina y déjate ir… —Dos embestidas más y ambos colapsan la llena completamente y ella lo empapa también, él se deja caer encima y se queda así por unos minutos.

—Mi Gia… Mía. —Ella sonríe.

—Es aquí cuando te levantas y me dices que me largue. —No espere que te acose, dice levantando una ceja.

—Es aquí donde quedas atrapada conmigo, no te vas a escapar de mi Gia y no estoy bromeando.

Sale de ella y enciende la luz, la escena es maravillosa, las sábanas blancas ya no lo son, la mancha roja la adorna y no puede evitar la sonrisa en su cara.

Andrew la levanta y la mete en la tina, la limpia con la esponja. La deja un momento para ir a cambiar las sábanas, luego de hacerlo regresa por ella, la coloca en la cama y va por ropa para ella.

No me busques ropa o volverás a romperla, dice y él se acerca y la besa.

—No porque es momento que descanses…

—No lo creo. —Ella sonríe.