Amor Valiente.

CAPÍTULO 22.

(Tyler)...

Suspiro aliviado al ver que Liz no pierde el conocimiento por completo, su cara está blanca como una hoja de papel y le cuesta mucho mantenerse en pie.

_ Llévame a casa _ logra decir Liz.

La tomé en mis brazos y caminé con ella hasta mi carro.

_ ¿Qué le sucede a la chica? _ me pregunta mi madre quien ve a Liz en mal estado.

_ Nada, después te explico _ le dije y mi madre me mira de mala manera.

_ Esa niña no debería beber tanto, está completamente borracha _ dice horrorizada una de las cuantas amigas que acompaña a mi madre.

Maldije entre dientes y mantuve la boca cerrada por respeto a mi madre, cerré la puerta del coche y me di la vuelta para subir e irme de ahí lo más rápido posible.

Tardé quince minutos en llegar a la casa de Liz, ella todo el camino estuvo divagando y pidiendo disculpa por su comportamiento, puesto que vomitó dos veces en el carro.

Me siento preocupado ¿Qué me dirán los padres de Liz al ver en el estado que llega su hija? Seguramente me llevaré el sermón de mi vida al excusar lo inexcusable.

Salgo del carro y ayudo a bajar a Liz que con suerte camina. Toco el timbre de la casa varias veces y nadie abre...

_ Liz, nadie nos abre _ le digo al no saber qué hacer.

_ Mis llaves están en el bolsillo de mi pantalón _ logra decir.

Busco en su ropa, tomo las llaves y abro la puerta de su casa. Vuelvo a tomar a Liz en mis brazos y con algo de dificultad subo las escaleras mientras que Liz me indica la puerta de su dormitorio.

La recuesto en su cama, le quito los zapatos y la sudadera con mucho cuidado, ya que estaba cubierta con vómito. Liz se encuentra tan drogada que ni siquiera se da cuenta de que está solo en ropa interior.

Mientras que yo la observo con la mente perdida, porque no me puedo explicar que tan semejante hermosura y el cuerpo más perfecto que he visto en mi vida, estuviera oculto bajo su ropa y unas horribles gafas.

Sé que todo esto es mi culpa, si no la hubiese llevado a mi casa, engañada. Nada de esto estaría sucediendo ¿Quizás debería llevarla al hospital? Me pregunto a mí mismo. Pero lo descarto de inmediato porque mi amigo estaría en serios problemas con la policía al decir que Bruno fue quién la drogó.

¿Qué puedo hacer? Bruno es mi mejor amigo de toda la vida. Pero Liz es una buena chica, a la que poco a poco he empezado a querer y a verla de diferente manera.

Todo comenzó, con querer protegerla, quería cuidarla de Bruno, pero hoy en mis propias narices mi amigo le hizo daño.

_ Tyler _ me habla Liz.

_ Ya estás en tu casa, será mejor que regrese a mi casa _ le digo en voz baja para que sus padres no nos escuchen.

_ No, no quiero estar sola _ me responde un poco perdida.

_ No me puedo quedar, si tus padres me ven aquí, de seguro nos matan a los dos _ le vuelvo a decir.

_ No hay nadie en casa, mi madre salió con su novio todo el fin de semana _ escucho aliviado.

_ Quiero agua _ me dice sentándose en su cama.

_ Iré a la cocina, te traeré agua y algo de comer para que te sientas mejor.

Salgo de la habitación, bajo las escaleras y recorro la casa buscando la cocina. Al estar ahí busco algo de comer y le sirvo un vaso con agua, para luego regreso a la habitación de Liz.

Al entrar veo que Liz aún está recostada en el respaldar de su cama.

_ Trata de comer algo _ le digo sentándome a su lado.

_ No tengo hambre.

_ Inténtalo, te sentirás mejor si comes algo _ le digo acercándome a ella para darle de comer en la boca.

Por suerte se bebió el agua y comió un poco. Para luego ayudarla a qué se recueste y pueda descansar.

_ Quédate conmigo, no quiero estar sola _ toma de mi mano para que me recueste a su lado.

La observo tan frágil y tan sola, que me acomodo a su lado y la abrazo para que sienta que estoy aquí con ella.

A la mañana siguiente...

Al despertar, observo que Liz aún está absolutamente dormida con mis brazos aún aferrados a su cuerpo. Se me corta la respiración cuando Liz se mueve incómoda y un leve roce de su trasero en mi entrepierna me hace tener el corazón a mil por hora, maldigo mentalmente la reacción involuntaria de mi amiguito que me tensa al no saber qué hacer.

Mi respiración se detiene cuando noto que Liz se despierta y ve nuestros cuerpos así de juntos. ¿Qué mierda hago? Me pregunto y en un segundo cierro los ojos para hacerme el dormido.

_ ¿Qué demonios estás haciendo aquí? _ me grita y pregunta Liz.

_ ¿Qué pasó? _ me vuelve a preguntar muy nerviosa.

Yo abro los ojos y la observo, pensando en que le diré.

_ Ayer, Bruno le puso droga al trago que bebiste _ le respondo.

Se levanta sobresaltada al verse vestida en ropa interior.

_ Te quité la ropa manchada de vómito, solo fue la sudadera. Así que ni pienses que pasó algo entre los dos _ le trato de explicar moviéndome incómodo para que no note el enorme estado de mi entrepierna.

_ No recuerdo nada de lo que dices, solamente recuerdo estar en el patio de tu casa y nada más _ me dice confundida.

_ Te traje a casa, pero me pediste que me quedará a tu lado _ le explico.

_ ¿Pasó algo o dije algo de lo que me pueda arrepentir?

_ Primero: mi carro está hecho un desastre, ya que vomitaste dos veces.

_ Segundo: Si hubiésemos hecho algo, tenlo por seguro que no te estarías arrepintiendo.

_ Y tercero: No suelo practicar la necrofilia.