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Atrapados Por El Destino

Atrapados Por El Destino

Status: Terminada
Genre:Completas / Matrimonio arreglado
Popularitas:16.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Araceli Settecase

Hacía ocho años que Valentina Rossi se había visto obligada a casarse con Leonardo Bianchi. Ambos provenían de familias influyentes , pero siempre habían vivido separados y ni siquiera habían consumado el matrimonio.

Sin embargo, ahora Valentina deseaba buscar su propia felicidad, por lo que decidió pedirle el divorcio a Leonardo. Su respuesta fue clara: él era su marido y sería también quien le proporcionaría esa felicidad.

Al principio, Valeria se negó a intentarlo siquiera; al fin y al cabo, Leonardo un conocido donjuán. Pero las circunstancias, incluyendo la crisis de salud de su padre, lo empujaron a reconsiderar su decisión y la hicieron cambiar de opinión.

NovelToon tiene autorización de Araceli Settecase para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 8 : Reflexiones de Leonardo

Leonardo Bianchi estaba sentado en su despacho, con la mirada fija en la ventana. Afuera, la noche había caído sobre la ciudad, y las luces titilaban en la distancia. A pesar del bullicio que lo rodeaba, su mente estaba en otro lugar, perdida en un mar de pensamientos y recuerdos.

Recordaba el día de su boda con Valentina Rossi. Ella apenas tenía 17 años, una niña con ojos llenos de sueños y esperanzas. A él, un hombre de 33 años, lo habían obligado a casarse con ella por cuestiones familiares y de negocios. Desde el principio, la situación le había parecido injusta, casi criminal. Sentía como si le hubieran arrebatado su inocencia, su juventud.

—Cuando la vi por primera vez —murmuró para sí mismo—, me pareció la criatura más hermosa que había visto en mi vida.

Leonardo suspiró, apoyando la cabeza en sus manos. Se había sentido sucio, como un pedófilo, por casarse con una niña que debería estar disfrutando de su juventud, estudiando, teniendo una vida despreocupada. Cada vez que la veía, ese sentimiento de culpa y rabia crecía en su interior.

—No era justo —continuó, su voz un susurro en la soledad de la habitación—. No era justo que ella pagara las consecuencias de las decisiones de otros.

Con el tiempo, Leonardo había decidido mantener la distancia. No quería imponer su presencia en la vida de Valentina, no quería ser una carga para ella. Así que se había apartado, permitiéndole crecer y florecer por su cuenta. Pero siempre había estado pendiente de su bienestar, aunque ella no lo supiera. Le gustaba saber que estaba progresando, que estaba construyendo algo con su vida.

—Siempre me pareció una niña hermosa —admitió, una sonrisa triste curvando sus labios—. Y me enorgullecía ver lo fuerte y decidida que se estaba volviendo.

Las mujeres habían sido una distracción, una forma de llenar el vacío que sentía en su interior. No era un santo, lo sabía. Había tenido sus aventuras, pero no eran tantas como la gente decía. La mayoría de las veces, eran solo rumores, exageraciones de la prensa y la sociedad.

—Pero ahora... —Leonardo se levantó, caminando hasta la ventana—. Ahora todo ha cambiado.

Había decidido que quería a Valentina de vuelta. No como una niña desabrida, sino como la mujer que se había convertido. Quería que fuera su esposa en todos los sentidos, quería construir una vida juntos, una familia. Sabía que no sería fácil, que tendría que ganarse su confianza, su amor. Pero estaba dispuesto a intentarlo.

—Voy a recuperarla —dijo con determinación—. Voy a recuperarla y demostrarle que podemos ser felices juntos.

Leonardo sabía que el camino sería largo y lleno de obstáculos. Tendría que enfrentar sus propios demonios, sus miedos y culpas. Pero por primera vez en mucho tiempo, sentía que tenía una razón para luchar, un objetivo claro. Y estaba decidido a no rendirse.

Mientras Leonardo reflexionaba, los recuerdos seguían fluyendo. Recordaba cómo había observado a Valentina desde la distancia, asegurándose de que estaba bien. Había enviado a su mejor investigador para que la vigilara, no por desconfianza, sino por una necesidad desesperada de saber que estaba segura, que era feliz.

—Siempre estuve pendiente de ti —murmuró, su voz llena de arrepentimiento—. Aunque tú no lo supieras, siempre me importaste.

Recordaba las cartas que había escrito pero nunca enviado, las palabras que quería decirle pero que se quedaban atrapadas en su garganta. Había sido un cobarde, lo sabía. Había dejado que el miedo y la culpa lo consumieran, y en el proceso, había perdido la oportunidad de ser feliz con la única mujer que había amado de verdad.

—Nunca más —se prometió—. Nunca más dejaré que el miedo me controle.

Leonardo sabía que tenía que actuar, que tenía que hacer algo para recuperar a Valentina. Sabía que ella merecía una explicación, una disculpa por todo el dolor que le había causado. Pero más que nada, sabía que tenía que demostrarle que había cambiado, que estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para ganarse su amor y su confianza.

—Valentina... —susurró, su corazón latiendo con fuerza—. Voy a demostrarte que podemos ser felices juntos. Voy a hacer todo lo que esté en mi poder para ganarme tu amor.

Con esa resolución, Leonardo se sintió más fuerte, más decidido. Sabía que tenía un largo camino por delante, pero también sabía que estaba listo para enfrentarlo. Por Valentina, por su futuro juntos.

Leonardo se dirigió a su escritorio y sacó una hoja de papel. Con mano firme, comenzó a escribir una carta, poniendo en palabras todos los sentimientos que había guardado durante años. Sabía que una carta no sería suficiente, pero era un comienzo.

Valentina,

No sé cómo empezar esta carta, ni siquiera sé si la leerás, pero siento que debo escribirte. Durante estos años, he sido un cobarde. Me aparté de ti, te dejé sola cuando más me necesitabas. No hay excusas para mi comportamiento, y sé que he causado mucho dolor.

Quiero que sepas que nunca dejé de pensar en ti. Siempre has sido una parte importante de mi vida, aunque no lo demostré de la manera correcta. Siempre te vi como una mujer fuerte y decidida, y estoy orgulloso de todo lo que has logrado.

Te debo una disculpa, pero más que eso, te debo una explicación. La verdad es que me sentía como un monstruo por casarme contigo cuando eras tan joven. No quería ser la razón por la que perdieras tu juventud y tu libertad. Por eso me aparté, para que pudieras vivir tu vida sin mi sombra sobre ti.

Pero ahora me doy cuenta de que estaba equivocado. Me doy cuenta de que te necesito en mi vida, y estoy dispuesto a luchar por nosotros. Quiero que seamos una familia, quiero construir un futuro juntos.

Sé que será difícil, y que no tengo derecho a pedirte nada después de todo lo que he hecho. Pero quiero que sepas que estoy aquí, dispuesto a hacer todo lo que sea necesario para ganarme tu confianza y tu amor.

Con todo mi amor,

Leonardo

Leonardo dobló la carta y la guardó en un sobre. Sabía que tenía que entregarla en persona, que tenía que enfrentar a Valentina y decirle todas esas cosas mirándola a los ojos. Era el primer paso en su camino para recuperarla, y estaba dispuesto a darlo.

Se levantó de su escritorio, decidido a ir al viñedo al día siguiente. Quería verla, quería hablar con ella, quería empezar a enmendar todos los errores que había cometido. Sabía que no sería fácil, pero por primera vez en mucho tiempo, sentía que tenía una razón para luchar.

Al día siguiente, Leonardo llegó al viñedo temprano. El sol apenas comenzaba a salir, bañando los campos con una luz dorada. Caminó entre las vides, su corazón latiendo con fuerza mientras se acercaba a la caseta donde sabía que Valentina estaría.

Cuando llegó, la encontró trabajando, sus manos expertas cuidando de las plantas. La observó por un momento, admirando su dedicación y su fuerza. Finalmente, respiró hondo y se acercó.

—Valentina —llamó, su voz suave pero firme.

Ella se volvió, sorprendida al verlo allí. Sus ojos se encontraron, y Leonardo sintió una punzada de dolor al ver la desconfianza y el resentimiento en su mirada.

—¿Qué haces aquí, Leonardo? —preguntó, su tono frío y distante.

Leonardo se acercó lentamente, sacando la carta de su bolsillo. La sostuvo frente a ella, sus ojos suplicantes.

—Necesito hablar contigo. Hay algo que necesito decirte, algo que he guardado durante mucho tiempo.

Valentina lo miró con escepticismo, pero finalmente asintió.

—Está bien, hablemos. Pero no esperes que sea fácil.

Leonardo asintió, sabiendo que tenía mucho que explicar, mucho que enmendar. Pero estaba listo para empezar, listo para luchar por la mujer que amaba.

Se sentaron en una pequeña mesa fuera de la caseta, el viñedo a su alrededor proporcionando un telón de fondo tranquilo para la conversación que estaba a punto de tener lugar. Leonardo entregó la carta a Valentina, observando cómo sus manos temblorosas la abrían y comenzaban a leer.

El silencio que siguió fue tenso, cargado de emociones no expresadas. Leonardo apenas podía respirar mientras esperaba su reacción, su corazón martillando en su pecho. Finalmente, Valentina levantó la vista, sus ojos brillando con lágrimas.

—Leonardo... —comenzó, su voz quebrada—. No sé qué decir.

Leonardo tomó su mano, apretándola suavemente.

—No espero que me perdones de inmediato, Valentina. Solo quiero que sepas que estoy aquí, que estoy dispuesto a luchar por nosotros.

Valentina retiró su mano, limpiando una lágrima que corría por su mejilla.

—Fueron muchos años, Leonardo. Muchos años de soledad, de sentirme abandonada. ¿Cómo puedo saber que has cambiado?

Leonardo asintió, sabiendo que sus palabras no serían suficientes.

—Déjame demostrarlo , Valentina . Sé que he cometido muchos errores , y que te he hecho daño . Pero estoy dispuesto ha hacer lo que sea necesario para ganarme tu confianza .

Valentina lo miró fijamente , sus ojos aún llenos de desconfianza . Pero en el fondo , había una chispa de esperanza , una pequeña parte de ella quería creer que Leonardo estaba siendo sincero .

- Está bien - dijo finalmente -. Tienes una oportunidad, pero no esperes que sea fácil. Tendrás que demostrarme con acciones, no solo con palabras, que has cambiado.

Leonardo asintió, agradecido por la oportunidad. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesto a luchar por el amor de Valentina. Quería demostrarle que estaba dispuesto a cambiar, ser el hombre que ella se merecía.

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Glenda Guedez
más o menos
Mabel Luisa Nagele
Excelente
Maigualida Ramirez
eso me había tenido intrigada por lo menos se explicó cuando fue que tuvieron sexo
María del Rosario Rincón Basto
no me gustó, la narración no estuvo acordé. narra del divorcio. luego que la visito le pido el divorcio y esa noche tuvieron sexo. cuando se divorciaron???? o fue un sueño???
Maigualida Ramirez
que bueno que está vez les va a ir muy bien
Tatiana Aricapa
totalmente de acuerdo cuando pasó /CoolGuy//Chuckle/
Araceli Settecase
La novela no esta completa . Fue un error que yo corregí todavía no la terminé .
Gloria Gómez
porque dice comoleta? y ahora continúa, me parece una falta de respeto con el lector
Maigualida Ramirez
que tierno el merece ser feliz
Luz Maria Palacios
esta buena la trama, pero en qué momento se entregó ella, insisto fue obra del espíritu Santo, como que aquí falla un poco la trama, está interesante pero como queda embarazada??
Patricia Aguayo
más o menos tu novela.
Araceli Settecase
No , es que yo no me esplaye en más en la escena .
Angelik Cardin
con un beso se embarazo. ??
Luz Maria Palacios
si cuando estuvieron juntos o fue por obra del espíritu Santo 🤣🤣🤣
Maigualida Ramirez
me gusta lo que le dijo vale ese estúpido
Maigualida Ramirez
ahí me jodieron cuando estuvieron juntos estos dos que yo no me enteré que locura
Ysabel Perez: 😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂yo tampoco
total 1 replies
Maigualida Ramirez
ojala encuentre la felicidad que no tuvo con ese mal parido
Maigualida Ramirez
este hombre definitivamente es un imbécil
Maigualida Ramirez
ese hombre es un imbécil machista hijo de la gran p...ta ese desgraciado
Maigualida Ramirez
por lo menos se está dando cuenta el pendejo ese que si esposa no es una estúpida mojigata que es una mujer echada para adelante
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