Emilio Belmonte con su personalidad fuerte e impulsiva, es el más parecido a Brandon, su padre. Asi qué, ¿Hasta dónde será capaz de avanzar para conquistar a la mujer que ama y se le escapa sin razón?
Parte III de "Un Jefe Pervertido"
NovelToon tiene autorización de Tamara Gallo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Especial Milcaris -¿Qué haces aquí?
Milcaris García
Después de una noche muy movida, me despierto en una cómoda cama de hotel, rodeada por unos brazos extremadamente musculosos y me siento renovada.
Iba a escapar como buena niña, pero él me tiene prisionera y es imposible; me remuevo todo lo que puedo para salir e ir a ducharme, hasta que lo despierto.
—¿Puedes dejar de moverte?— Pidió con su voz super sexy.
—Necesito ir al baño— Avisé y él suspiró con mala gana.
—Pero volverás a la cama— Declaró mientras yo me alejaba.
—No, debo irme— Dije decidida.
Muy lindo y rico lo que sucedió anoche, pero me es obligatorio volver a casa, mis padres seguramente querrán matarme por no llegar a trabajar, aunque a decir verdad, se puede encargar mi hermano.
Cierro la puerta del baño y entro a la regadera con urgencia. En cuestión de veinte minutos me ducho y salgo envuelta en la toalla sin pena alguna, ya que esta mañana cuando llegamos a la habitación, me tuvo completamente desnuda.
— No puedes irte —Dijo Héctor.
—¿Por qué no?— indagué curiosa.
—Me sentiré abandonado— el drama en persona.
— Como si tú nunca hubieses hecho lo que yo— Fui sarcástica mientras me vestía con tranquilidad.
—Sí, pero...
— No puedes irte porque es tu habitación — Señalé el lugar y él me miró sorprendido— Sé lo que piensan los hombres.
—No iba a decir eso— Negó con la cabeza— Creí que pasaríamos el día juntos.
—No, gracias. No estoy interesada en esa oferta —Le di un beso en sus hermosos y carnosos labios para irme sin mirar atrás.
—¡Milcaris!— Él me llamó cuando cerré la puerta, pero no volví para saber qué necesitaba.
Soy así, una chica que a sus 21 años solo ha estado con chicos por puro placer, ya que he tenido malos amores que abandonan luego de unos meses, a diferencia de mis amigas; una virgen y otra con diminuta experiencia por falta de amor paternal.
Bueno, a decir verdad, dudo que Flor siga pura luego de esta noche en la que se fue con Jairo. Ella parece ser muy libertina, pero es solo su mente pervertida la que habla, ya que su cuerpo no ha sido profanado por nadie.
Héctor es hermoso y no se puede negar lo que se ve, pero ¿De qué sirve? Solo es otro del montón, mentiroso e interesado en el cuerpo femenino, ¿Y saben como lo supe? Porque con unos pocos besos me invitó a irme con él, entonces, ¿Para qué querría quedarme a comer con él?, ¿Pasar el día juntos? No, debe estar loco.
Saliendo del hotel, subí a un taxi y fui a casa, donde ya me esperaban mis padres.
—¡Vete a trabajar! No quiero saber qué hiciste o dónde estuviste— Papá, tan amoroso nótese el sarcasmo, me habla sin siquiera mirarme.
—¿Buenos días, no?— Reclamé "educada".
—Será "tardes" — mi madre hace comillas con sus dedos —¿Dónde estabas? ¿Sabes lo preocupada que estuve?— Viene hacia mí y me abraza.
—Sabes cómo soy —Aclaré.
—Tu hermano se fue temprano, pero sabes que no es tan inteligente como tú— Papá me miró y observó mi vestido—A esa cosa le falta tela —Frunció su ceño y yo reí.
Muy pocas veces crítica lo que hago, a dónde salgo, con quién o como visto; y es algo que agradezco porque me da libertad.
Fui a mi habitación y me cambié de ropa para irme a trabajar, además de llevar un bolso más.
Estaba a punto de irme cuando mi madre vino hacia mí con una taza térmica.
—Es café, supuse que lo necesitarías — Me sonrió y le devolví el gesto.
—Lleva a los guardias— Ordenó el señor García.
—Bien...— Acepté para no discutir y salí de allí.
Es gracioso porque anoche no fui acompañada de ningún seguridad, pero ahora mismo sí.
Conduje mi auto hasta la empresa y estacioné en mi lugar; mi padre nos heredó en vida la cadena de supermercados "FamilyGar", pero como son tantos, decidió en su juventud, tener un edificio y manejar todo desde allí, mientras visitaba de ves en cuando los supermercado.
—Buenos días — Saludé a la chica de recepción y subí a mi piso como hago cada día.
La tarde es simple y tranquila, hasta que se termina el horario de trabajo.
Salgo de allí hasta el gimnasio que está muy cerca y entro a los vestidores para cambiarme nuevamente.
Decido hacer poco ejercicio, ya que el rubio de anoche ha agotado toda mi energía, por lo que voy a la caminadora y empiezo lento, aunque voy aumentando la velocidad.
—Hola, hermosa escapista— Dijo alguien a mi lado; reconocí su voz, es difícil no hacerlo.
—¿Qué haces aquí? —Pregunté a Héctor un poco sorprendida, puesto que su casa queda bastante lejos y tiene otros centros de musculatura en el camino.
—¿Qué crees?— cuestionó él.
—Digo que me sigues, pero eso es de enfermos— Paré la caminadora y lo miré fijamente.
—Es lo que provocas cuando corres lejos de mí— Confirmó
—Hazte tratar— Dije indiferente. Agarré mi botella de agua y me alejé de él.
—No, monita. Mi cura eres tú— Me abrazó desde atrás y me alzó como si fuera una pluma. Aunque, sí, a su lado no soy más que una pequeña mujer.
—¿Por qué me dices monita? ¿Tengo cara de mono?— Me enojé un poco por sus palabras.
—No, monita. Te llamo así porque cuando llegamos al hotel me atrapaste con tu cuerpo y luego no me dejabas; sin embargo, pude haberme negado, pero no quise. — Susurró en mi oído, aún desde mi espalda.
No puedo negar que lo dicho por él es cierto, pero me he sonrojado por ese atrevimiento que se tomó.
—¿Quién te dijo dónde encontrarme?— Cambié de tema para no admitir lo antes mencionado.
—Jairo y tu amiga, aunque los llamé y se enojaron, pero según tu amiga... Debo dominarte— ejerció presión en mi glúteo y me sobresalté por la sorpresa— A decir verdad, no tengo problemas con aceptar este reto.
—¿Qué reto?— No entendí lo que quiso decir, o mejor dicho sí, pero ya me puse nerviosa.
— Tú. — Volvió a susurrarme— Tú eres un reto que quiero ganar —Me volteó y me besó hambriento, lo cual correspondí ya caliente.
—¿Nos vamos?— No perderé la oportunidad de repetir el plato que se me ofrece en frente de mis ojos, además, no estoy a dieta.
Aunque, le reclamaré a Florencia por venderme tan fácilmente, además de interrogarla para saber si ya invadieron su flor o la meto a un convento. También necesito de Lady y las tres nos debemos una salida o pijamada donde podamos llamar a Eliani y saber de ella. El cuarteto se ha desarmado y lo extraño bastante.