Divorciada, Viuda Y Amada

*Felipe

Esta mañana invité a desayunar a Alejandra, no sé que me ha hecho está mujer que no quiero estar lejos de ella, tengo vagos recuerdos de cuando la conocí en las Vegas, platicamos muy a gusto, tomamos unas copas y bailamos todo el rato, le conté de mi prometida y lo que venía sospechando por darle largas a la fecha de nuestra boda. Me reto a que me casará con una desconocida, era una locura, en dónde iba a encontrar una desconocida para seguir el juego, no lo haría.

La tomé de la mano y salimos del bar dejando a sus amigos y mi amigo adentro, caminos por las calles de las Vegas y al pasar por una de las capillas volvió a repetir si no era capaz de hacer esa locura y al ver qué no desistía de su cometido la jale de la mano y entramos entre risa y risa le dije a la persona que estaba vestido de Elvis que si podía casarnos, me vio con los ojos bien abiertos y encogió los hombros, —que más da, dijo y entregamos nuestras identificaciones, después de ahí salimos casados, los tragos estaban de más al llegar a su habitación solo nos dejamos llevar, serían los tragos o el deseo, solo sé decir que pase una de las mejores noches, solo que al despertar no recordaba de lo que habíamos hecho la noche anterior, salí de ahí y volé rumbo a Francia en dónde me esperaba una empresa que estaba bajo mi responsabilidad y obvio mi prometida.

Hoy quiero aclarar todo, no sé cómo vaya a tomarlo me da miedo a que piense que me aproveche de ella o que quería hacerlo daño, yo estaba enamorado, no estaba ciego por esa mujer, que creí en ella, hice muchas cosas por ella hasta le di todo y para que, para que ella me traicionara de la peor manera.

Estoy aquí por mi empresa y encontrarme con Alejandra fue lo mejor que me haya pasado, se que no fue de la mejor manera, no sé los motivos por lo que se casó, solo sé que ellos eran muy amigos casi hermanos y que haya resultado en una tragedia no es bonito y no me alegra, al contrario, conocí a sus padres por negocios con mi familia y sé que hasta ellos la están pasando muy difícil con la perdida de su único hijo.

Con respecto a Alejandra aunque estuvimos casados por tres años y que solo nos conocimos un día o más bien una noche, voy a cortejarla y enamorarla, me gusta todo, lo sencilla y humilde que es, su sonrisa y esos ojos que cuando me ven hacen que me pierda en su mirada.

después del desayuno de hoy en dónde la Vi enfurecer, y a la vez devorar ese postre sin ningún remordimiento, cosa que Fabiola cuidaba cada gramo o más bien microgramo que consumía. En fin Ale es diferente y por eso me gusta y por lo que pude observar hoy creo que puedo agradarle también.

Llegué a mi oficina contento, saludando a todos los que veía en mi paso, fui a darle un vistazo al equipo de Consultora de Ale y ya casi terminan su trabajo y debo reconocer que hacen un buen trabajo.

Trabajé pensando en ella, aceptó salir a cenar y me siento como un adolescente en su primer cita con la chica popular de la escuela, jajaja, necesito tranquilizarme, no sé que pasará está noche, si ella sabe o recuerda lo que pasó esa noche o hasta donde recuerda, porque yo estoy más que perdido y necesito saber.

Quede de pasar por ella a las siete de la noche, me fui a mi departamento a cambiarme, me di un baño y me arregle con los nervios de punta, digo estaba peor que un adolescente precoz, ¿cómo está ella? Salgo de mi departamento rumbo a casa de sus papás, le había mandado un mensaje para saber a dónde pasaría por ella.

Al llegar bajo del auto y tocó la. Puerta, me habré un señor no muy mayor, pero deduzco puede ser su padre.

—Buenas tardes, ¿puedo ayudarle en algo?, me dice.

—Buenas tardes, mi nombre es Felipe Franco, busco a la señorita Alejandra, le contesto y me queda viendo de pies a cabeza, no dijo nada solo me invitó a entrar dándome el paso con las manos.

—Estoy lista, papi nos vemos más tarde, le dice al señor, —ya conociste mi papá Rodrigo de la Rosa, mi mamá Magalí y él es el señor Franco, les dice a sus papás.

—Ya se presentó, dice el señor muy serio y su mamá me saludo dándome la mano con una sonrisa muy amable, —a qué hora trae a mi hija, no la puede traer muy noche, dice y Ale solo sonrió.

—Papá ya no soy una niña, nos vemos más tarde, vamos señor Franco, me dice y me despido de sus papás con la mano porque la señorita quería sacarme de ahí a empujones.

—Disculpa a mi papá, él parece ser muy frío y duro con mis amigos, pero es un amor cuando lo conoces bien, me dice subiéndose al coche el cual le había abierto la puerta, subí del otro lado y empecé a conducir al restaurante que había reservado para este momento.

Llegamos y le ayudé como todo caballero bajar del auto, la tomé de la mano para entrar, el Hostess nos lleva a nuestra mesa, nos deja la carta en lo que llega el camarero que nos atenderá.

Pedimos nuestra comida y por supuesto un vino y aperitivos, que nos trajeron antes de nuestros platillos, cenamos en total silencio, por ratos levantaba la mirada y veía concentrada en su comida, no sé si sean los nervios de los dos que ninguno decía absolutamente nada.

después de la cena nos quedamos viendo en silencio, era incómodo, si pero se sería bien estar incómodo, no sabía cómo comenzar a hablar, quería contemplarla por mucho tiempo, se veía muy hermosa con ese vestido que traía.

—Señor Franco

—Alejandra, hablamos a la misma vez.