Mi Hermoso Vagabundo.

(Sam Warren)...

Estoy en mi oficina, en una llamada con unos inversionistas Franceses que vendrán la próxima semana a firmar un jugoso contrato que llevo negociando hace meses. Cuando detallo la presencia de una mujer que viene entrando por la puerta principal.

¡Es mi madre!, con su semblante tan frío como siempre, toma asiento en frente de mi escritorio mientras yo sigo en lo que estaba, hasta terminar de hablar con los franceses.

_ ¿Y no saludas a tu Madre? _ me dice mientras se saca sus anteojos para colocarlos sobre mi escritorio.

_ Perdón, esta llamada, es muy importante y tú sabes que los negocios son lo primero _ le respondo levantándome de mi asiento para ir a saludarla.

Le intento dar un beso en la mejilla, pensando que se levantaría, me abrazaría y besaría mi mejilla, pero ella solamente me estrecha su mano y de inmediato vuelve a su postura erguida y tan fría como un temprano de hielo. Su comportamiento no me sorprende en lo absoluto, pero sí me duele porque al conocer a Rocío y a su madre conocí como debe ser el amor de una madre.

En mi caso, la mujer que me dio la vida jamás me ha mostrado algún gesto de afecto más que un saludo de mano y eso que hace casi un año que no nos vemos. Jamás un te quiero a salido de su boca, ni mucho menos un beso, un abrazo o una caricia hacia su único hijo.

_ ¿Qué te trae por aquí? _ le pregunto con esa misma frialdad e indiferencia que ella me suele dar.

_ Debemos hablar de tu futuro Sam, después de platicar con tu padre hemos decidido y llegado a la conclusión que ya es tiempo de que sientes cabeza, te cases y formes una familia para que nos des un heredero muy pronto.

_ ¿Quieren un heredero? Y para eso quieren que me case.

_ Si, como escuchaste, en pocos años tú serás el único que heredará nuestra fortuna y quien se hará cargo de todos nuestros negocios, pero tú tienes la obligación de conservar nuestro legado y para eso tienes que tener un hijo. Y no un bastardo, un hijo dentro de un matrimonio que lleve nuestro importante apellido y el de su madre que de seguro será uno de muy buena clase.

_ Por lo que veo ya tienen todo mi futuro planeado, lo más relevante es que yo no les he dicho si me quiero casar o no y mucho menos tener hijos, solo para mantener tu legado.

_ ¿Sam, me escuchaste hablar en forma de pregunta? ¿Te pregunté si quieres casarte?

_ No _ le respondo tratando de mantener la calma para no decirle que su estúpida idea se la meta por el cul*.

_ Exclusivamente te vine a informar, el próximo mes conocerás a tu futura esposa y luego de un par de meses de noviazgo te casarás con ella.

Contuve la rabia, mis padres aún creen que soy un crío al cual deciden todo lo que debo hacer con mi vida, aunque siempre he hecho lo que me dicen, pero esta vez no podría aceptar esa barbaridad, porque estudiar una carrera o trabajar dónde ellos me impusieron, no es lo mismo que casarme y formar familia con una desconocida para convertirme en un mal padre como lo fueron conmigo.

_ Como ya quedó todo claro, ahora me retiro, tengo varios asuntos que resolver antes de regresar a Inglaterra _ me dice mi madre levantándose de su asiento.

_ Te acompaño a la salida del edificio, yo también tengo asuntos que resolver _ le digo mientras tomamos el ascensor principal.

Al salir del ascensor, camino al lado de mi madre en absoluto silencio, sin cruzar palabra alguna para no volver a hablar del estúpido acuerdo que llegó con mi padre.

Al momento que camino por el lado de las recepcionistas, veo a Rocío llorando, nerviosa y queriendo salir corriendo de la empresa. No dudé en acercarme y preguntarle que le sucedía, ella solo me responde "Mi madre".

Supe de inmediato que algo grave le había sucedido a la señora Alicia y no dudé en ayudar a Rocío sin importarme una mierda la presencia de mi madre, quien se quedó en shock al ver mi reacción al dejarla sola.

Subo con Rocío al carro y ella solamente logra sacar tres palabras de su boca "Al hospital central" antes de sucumbir en llanto.

(No sé cómo consolarla, siento un fuerte dolor en el pecho al verla en ese estado, me duele su dolor, pero como su jefe no tengo esa cercanía que tengo cuando finjo ser Net por las noches y aunque me duele verla así no logro sacarle una palabra más durante todo el camino.)

Al llegar al hospital siento un nudo en la garganta al ver lo angustia que siente Rocío, mientras intenta hablar para preguntar por su madre, pero qué con tanto llanto no logran salir las palabras de su boca.

_ Señorita, buscamos a la señora Alicia Rivera, quien hace unas horas la trajo de su casa la ambulancia.

_ Déjeme ver _ me dice la enfermera mientras busca información en la computadora.

_ La señora se encuentra estable, sufrió un desmayo y los médicos le están practicando unos exámenes de rutina, si desean pueden esperarla en su habitación que queda en el segundo piso, habitación número 19.

_ Muchas gracias _ le responde Rocío, pudiendo recién sacar un hilo de voz.

_ Vamos a ver a tu madre _ le digo, colocando mi mano en su espalda para guiarla hasta las escaleras.

Cuando llegamos a la habitación, únicamente entra Rocío, mientras yo voy a buscar al médico a cargo de la madre de Rocío. Pregunto a varias enfermeras, hasta qué una me lleva con el médico.

_ Buenas tardes, ¿Usted es el médico a cargo de la señora Alicia Rivera?

_ Buenas tardes, sí, en qué puedo ayudarlo.

_ ¿Quiero saber cuál es el estado de salud de la señora Alicia?

_ La señora Alicia sufrió un desmayo y al realizarle los análisis de sangre de rutina, encontramos que tiene una gran anemia y estamos a la espera de los resultados de una resonancia magnética que ya le realizamos hace unos minutos. Puesto que con el antecedente de un cáncer que trató anteriormente, todo hace presagiar que el cáncer pudo haber vuelto y aún más agresivo que la primera vez.