Elizabeth es una dulce doncella no desea cumplir con su destino, y decide cambiar de vida sin tomar en cuenta los sentimientos del amor de su vida, ella se aleja, pero su Rey siempre está cerca de ella, hasta que logra doblegarla y traerla a su lado
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CAPÍTULO 22
Cuando ella ve que él se estaciona frente al mismo edificio, decide bajarse del taxi y quedarse a esperar a ver cuanto tiempo tardará él en ese lugar.
Ya tiene casi tres horas sentada en un café frente al edificio.
Ella decide llamarlo, para seguir acumulando pruebas de su engaño.
__Hola, amor ¿vas a venir por mí?
__ Claro mi reina, ¿ya saliste?
__No aún me falta una clase y ¿qué estás haciendo?
__ extrañándote y viendo televisión. En un rato paso por ti.
__ No sabes que, mejor quédate donde estás, yo tomo un taxi _ Elizabeth le colgó sin darle tiempo a responderle nada.
Arthur había sido llamado por la nana de Hilda, que le aviso que ella había tenido una crisis nerviosa y Arthur llamó a la psicóloga para que la atendiera en su departamento mientras él estaba afuera conversando con la nana, esperando el diagnóstico de la doctora que tres horas después aún estaba atendiendo a Hilda.
A los pocos minutos, él se puso impaciente sabía que Elizabeth estaba por salir y por nada del mundo se arriesgaría a que ella no lo encuentre en el departamento. Así que se despidió de la nana y se marchó, al día siguiente vendría a escuchar el diagnóstico, salió directo al departamento, pero para su sorpresa ella ya estaba ahí.
Él se sorprendió al encontrarla sentada en la terraza, tomando un trago de whisky.
__¿qué te ocurre, amor? _ dijo parándose a su lado y besando su cabeza
__ Nada, me siento deprimida, pero horita se me pasa. _ Elizabeth estaba cansada de sus mentiras así que no le preguntaría nada.
Arthur sintió miedo de la actitud de Elizabeth, él se sentó a su lado y la atrajo hacia él para sentarla en su regazo.
__ Te amo mi pequeña
Elizabeth dibujó una sonrisa amarga en su rostro, ella no le preguntaría nada porque para eso tendría que explicarle por qué lo ha estado siguiendo, ella ha decidido darle un mes para que él se sincere con ella y si no lo hace simplemente desaparecerá y se irá a Alemania y comenzará una nueva vida para ella.
Ella se quedó en silencio y él la tomó por la barbilla para mirarla a los ojos y pudo ver un rastro de reproche y desprecio, pero él no entendía el porqué de su actitud. Pero no indagará más allá, solo disfrutará estos días a plenitud con ella.
__ ¿Te gustaría cenar conmigo? _ preguntó Arthur
__ Si, mi amor.
Ambos subieron a la habitación y pasaron la tarde acostados viendo televisión, ella lo abrazaba como si quisiera fundirse en él.
__Tranquila mi pequeña no iré a ningún lado.
__ Solo abrázame
Él se separó de ella la miro a los ojos y la besó, fue un beso tierno y apasionado, ella lo sentía tan suyo que se negaba a creer que el la estuviese engañando, solo no lo podía creer, pero lo duro para ella era que una y otra vez él le mentía, supuestamente, había venido para estar con ella y pasaba toda la mañana con la zorra esa en su departamento, ¿rezando? no creo, pensó Elizabeth
Cuando comenzó caer la tarde, se fueron a cambiar para ir a cenar, cuando Arthur la vio salir, su cara cambio rotundamente no quería dejarla salir con ese vestido rojo tan sexy, solo pensaba en desnudarla y hacerla suya, no se quería imaginar la impresión de los demás hombres que la devorarían con sus ojos lujuriosos.
Elizabeth leía en su rostro exactamente lo que pensaba, sonrió y lo ignoró caminó hacia la puerta y él no tuvo opción que seguirla.
__Estas muy hermosa, pero muy sexy.
__ Gracias, ya lo sé, muchos me lo han dicho _ dijo Elizabeth mostrando una sonrisa pícara.
__ Pero, que atrevida eres, ¿no me respetas?
__ Jajaja, claro que sí, y tu Rey Sapo, ¿me respetas?
__ Si te respeto y te amo con todo mi corazón, juramento de Rey.
Elizabeth lo sintió tan sincero, que se sintió tonta. Suspiró y continuó comiendo, de a ratos lo observaba, buscando un rastro de duda, pero solo veía a un hombre enamorado.
Terminaron de comer y regresaron al departamento, estuvieron escuchando música y bailando en la terraza de la habitación, Arthur la estrechaba en sus brazos, estaba ansioso, no entendía por qué aún ella no había querido entregarse a él, al parecer ella aún dudaba de su amor, él se había entregado a ella sin reservas y se frustraba al ver que ella no lo valoraba, ya tenían casi tres años juntos y él quería saber que le faltaba hacer para que ella entendiera que era la única mujer que él amaba, pero no se atrevía a preguntarle.
Ellos comenzaron a besarse y Arthur comenzó a excitarse, Los besos fueron subiendo de nivel y cuando el bajo a sus senos ella lo detuvo, él se separó de ella besó su frente y salió de la habitación, tomó sus llaves y salió del departamento, Elizabeth se llenó de miedo e inseguridad, creía que él se iría con la zorra a desahogarse, ella tomó su cartera y también salió con intenciones de irse al antro, necesitaba dejar de pensar, se imaginaba a Arthur en los brazos de Hilda y su corazón se aprisionaba, no podía respirar, cuando salió del ascensor lo encontró recostado de la pared de la entrada principal, su mirada estaba pérdida y él se estaba fumando un cigarrillo.
Ella trató, de retroceder para volver a su apartamento, pero su aroma la delató, el volteo a mirarla y se acercó a ella
__ ¿Para dónde crees que vas a esta hora?
__pensé que te habías ido a desahogarte, así que iba por un trago.
Él mostró una sonrisa amarga,
__ Así que ¿es por eso, que aún no te entregas a mi?, ¿aun desconfías de mí? Entiende algo, Elizabeth, es verdad que tengo muchas ganas de hacer al amor y de saciarme, de amar y ser amado toda la noche, pero todo eso lo quiero hacer contigo; es a ti a quien quiero escuchar gemir y gritar entre mis brazos, incluso estoy seguro de que si tengo sexo con otra persona no me ayudaría en nada. Seguiría deseándote y de paso estaría en riesgo de perderte. ¿No crees que sería muy tonto arriesgar más por menos?
__Si, realmente eres muy tonto _ dijo ella sonriendo de manera coqueta.
__ Te amo, pequeña ahora vamos a dormir
__ Yo también te amo.
Ellos subieron abrazados y al llegar a su departamento se cambiaron y se fueron a dormir.