Una Boda Por Conveniencia

2 meses después...

Después de sentir que moría por 12 hs nació mi bello hijo, fue un parto rápido, pero me mataron las contracciones. Quien iba a pensar que un ser tan pequeñito me haría sentir tanto dolor y tanto amor al mismo tiempo.

Bastian Novacci, peso 3,400kg, es precioso, tiene los cachetitos rosados y abundante pelito rubio. Sin dudas es igual a su papá, pero esos ojitos son míos.

Pasaron dos días y por fin llegamos a casa, la empresa funciona más que bien y en tan poco tiempo volvimos al mercado como una de las mejores marcas cosméticas, pensaron que me iba a quedar en casa haciendo nada, pero no.

Después de abandonar la universidad no tenía nada más que hacer, trabajar era todo lo que me despejaba. Mi papá, Álvaro y mi esposo eran los que se iban a los viajes de negocios, y ahora me siento feliz de que la empresa de mi madre vuelva a ser lo que era.

Me hubiera encantado que ella estuviera al lado mío, que cargue a su primer nieto y lo consienta. Sin dudas ella sería la mejor abuela, ya que fue una gran mamá conmigo.

—¿Por qué estás llorando mi amor?— Demián se sentó a mi lado y pasaba su mano por mi espalda.

— Extraño mucho a mi mamá, y pienso en lo feliz que ella sería al conocer a su nieto.

— Lo se mi amor, pero no te pongas triste. Tenés que ser como ella, valiente y buena y amorosa como lo era contigo.

—Si, después de todo, Bastian tiene sus abuelos y lo van a mimar tanto como ella lo hubiera hecho. —Sonreí con mis últimas palabras.

—Si es que mi madre les da tiempo para dejarlos con los abuelos.

Es verdad, mi suegra y yo nos volvimos muy unidas, ella estuvo muy pendiente de mí todo el embarazo, me acompañó a todos los controles y ecografías. No solo le compró cosas como para sus 20 años de edad, sino que también estuvo ahí dándome la mano cuando empezó el trabajo de parto.

Las primeras semanas fueron difíciles para los dos, no lográbamos dormir las horas suficientes. Bastian se despertaba cada 2 horas y media para alimentarse y nosotros dos éramos muertos vivientes, pero felices de que nuestro hijo sea un bebé sano y gordito.

La hora de volver al trabajo llegó. Tenía reuniones postergadas y ya es hora de cumplir con mis obligaciones. Mi bebé estaba conmigo en la oficina y se quedaba con mi secretaria si tenía que entrar a una reunión. Ya duerme más tiempo y Bastian era un bebé tan mimado que siempre estaba en los brazos de alguien.

—¡Mira que bellos salieron en la revista!— Mi papá llego a casa a la hora de la cena, dejando en frente mío una revista de empresarios locales.

—Agostina Domínguez, la empresaria del año, nos cuenta como renovó su empresa y como llevar la maternidad y el trabajo en armonía. — Estoy tan orgulloso de vos mi amor.

Mi papá, el no solo está pendiente de mí, sino que trata de ayudarnos a todos.

—Donde está en campeón del abuelo — Traía una bolsa con regalitos.

—Durmiendo en su habitación papá. Ya dejen de traerles regalos que no le hace falta nada. Con que estén presentes en su vida alcanza.

—Vamos a tener que mudarnos muy pronto Agos, ya no hay lugar en este departamento.

—Es una casa para un soltero, yo puedo conseguirles algunas casas si quieren empezar a ver, los puedo ayudar si quieren, no me molesta.

—Está bien papi, me gustaría, extraño lo que es vivir en una casa y no en un edificio sin plantas ni tierra. Me gustaría que Bastian crezca en un lugar así.

Los tres sonreímos.

Éramos una familia tan feliz, no había lugar para problemas ni cosas tristes, por fin mi vida estaba completa, mi esposo, mi hijo y mi verdadero padre estaban a mi alrededor dándome todo el amor que toda mujer necesita.

¡**Hola mis chicas! Les dejo este capítulo cortito. La novela ya llega a su fin. La idea no era que sea larga, ya que tengo otro proyecto esperando por ustedes y espero que les guste tanto como esta. Voy a ir actualizando en cuanto tenga los capítulos cerrados. Les agradezco los comentarios y likes a los capítulos, eso me anima a seguir escribiendo. Muchos besos a todas.

Jess