Feray: Resplandor De La Luna

Mi tía se fue con Yasemin, mientras mi madre y yo nos quedamos en la sala, mi padre salió a tomar un poco de aire.

- lo siento mucho por ponerlos en esta situación-- dije.

- No te preocupes Feray, nosotros accedimos a ayudarte en esto, solo dale un poco de tiempo a tu padre, él se siente un poco culpable por no haberse interpuesto en la relación de ustedes, si él hubiese sido un poco más estricto, tú no estarías pasando por esto, pero supongo que así quiso Alá que las cosas pasaran, lo único bueno de todo esto, es nuestro nieto, te prometo que no le faltará nada-- mi madre tomó mis manos y las acaricio con ternura.

- Gracias mamá, ustedes lo son todo para mí, les prometo que les voy a retribuir todo lo que han hecho por mí, voy a hacer sentir orgulloso a mi papá-- dije y ella sonrió con melancolía.

Mi papá llegó varios minutos después, se sentó en el sofá y suspiró con fuerza -- hija, espero que todo esto que planeas hacer, valga la pena y de una u otra forma, tu corazón se sienta liviano después de tu venganza, solo te pido que no hagas nada que te ponga en riesgo, y que una vez que empieces algo, no te detengas hasta lograr tu objetivo, ten presente que siempre podrás contar conmigo, no estás sola en esto, y sé que tu mamá opina lo mismo -- miré a mi madre y ella asintió apoyando las palabras de mi papá.

- Gracias, ustedes son los mejores -- nos unimos en un abrazo, después me despedí y fui a mi habitación a descansar.

Mientras lograba conciliar mi sueño, levanté mi mano y observé el dedo dónde estaba puesto el anillo de promesa, una sonrisa irónica se dibujó en mis labios.

- Vas a sentir, lo mismo que yo sentí, y voy a librar a tu esposa de una escoria como tú -- dije imaginándome el rostro de Khan frente a mi, finalmente me quedé dormida.

.

.

.

.

.

El fin de semana paso con normalidad, ya era lunes y debía ir a trabajar, me levanté, tomé una ducha, me vestí y bajé al primer piso, mi madre ya había puesto la mesa.

- mamá, me voy, nos vemos en la noche-- mi padre venía entrando, fue a comprar pan fresco para el desayuno, me tomó de los hombros y me empujó hacia el comedor.

- aún hay tiempo para que desayunes -- dijo mirando la hora en su reloj-- recuerda que ya no estás sola, debes alimentar a nuestro nieto, no seas descuidada-- me reprendió.

- Si papá, lo siento, es que me levanté un poco tarde -- dije mientras mi mamá me ponía un plato de menemen, borek y pan fresco.

- No te preocupes por el tiempo, Levent se ofreció a llevarte, me lo encontré en la panadería, pasará por ti en 10 minutos, el va para la misma dirección que tú-- comentó mi padre.

Desayuné lo más rápido que pude, al terminar mi madre levantó mi plato y me trajo un té, creo que extrañaré el café.

- no olvides tu té, debes tener tu estómago relajado para tu jornada -- me lo bebí rápidamente.

- hoy tengo mi cita con el nuevo Obstetra, queda cerca de mi trabajo y es a la hora del almuerzo -- comenté.

- ¿y en qué momento vas a almorzar?-- preguntó mi madre preocupada.

- pedí permiso para salir 15 minutos antes, usaré ese tiempo para almorzar -- mi mamá se sintió aliviada, en ese momento escuchamos el sonido del claxon, ya había llegado Levent por mi, me despedí y salí.

- Hola Feray, cómo has estado -- preguntó con amabilidad.

- Muy bien, ¿y tú? ¿cómo están tus niños?-- pregunté, el es nuestro vecino hace muchos años, su esposa lo abandonó dejándolo a él solo con sus tres hijos, dos niñas y un niño, es admirable como hizo para sacarlos adelante.

- Están en el colegio, y hoy me salió una reparación cerca donde trabajas, necesito ese dinero para comprar los materiales de estudio de mis hijos -- me comentó mientras ponía en marcha su auto.

-¿y que están necesitando tus hijos?--

- algunos cuadernos, lapiceros y papel de colores-- habló con naturalidad.

- cómo agradecimiento por llevarme, ¿me permites comprar lo que necesitas, por ti?-- el me miró por unos segundos y luego sonrió.

- No pienses que me ofrecí a llevarte para que te sientas obligada y tengas que darme algo a cambio, te conozco desde que estabas pequeñita, eres como una sobrina para mi, lo hago con gusto-- comentó.

- no lo hago por eso, realmente quiero hacerlo, tus niños son muy obedientes y listos y les tengo mucho aprecio, además tú eres un gran papá, incluso con el dinero que ganes hoy, quizás puedas comprarle algo que ellos quieran, o invitarlos a comer un helado, por favor acepta mi ofrecimiento -- insistí y el sonrió.

- Esta bien, muchas gracias -- finalmente accedió.

- Entonces, dime con exactitud, que necesitan-- saqué de mi bolso mi agenda y lapicero, el me dijo lo que necesitaban sus niños, cuando anoté todo, guardé mi agenda, poco tiempo después, llegamos al centro comercial.

Me bajé de su auto y le agradecí-- en la noche te llevaré las compras -- el asintió.

- Muchas gracias, que Alá te bendiga -- dijo y se fué.

Abrí la tienda y me puse a verificar que todo estuviese en orden, los demás empleados comenzaron a llegar y la jornada comenzó, había poca afluencia de clientes, pero con dos o tres que vinieran, cumpliríamos con la venta del día.

Favorablemente, logramos concretar 4 ventas antes de medio día, dejé a una de mis subordinadas, encargada de la tienda, mientras yo regresaba, fui a buscar algo de comer y como me quedo algo de tiempo, aproveché para ir a comprarle las cosas a los hijos de Levent; en un solo lugar logré encontrar todo, le compré unas cosas de más que no estaban en la lista, luego regresé a la tienda a dejar todo en mi casillero y de nuevo salí, está vez me dirigí al hospital a mi cita.

Al llegar me registré y esperé pacientemente mi llamado.