Una Boda Por Conveniencia
—Ya despierta, es tarde. Tienes que prepararte para tu boda, no podemos perder tiempo —mi padre me destapa y me quita la almohada de la cabeza, para luego tirármela en la cara.
—Papá, por favor, no quiero casarme con él. No lo conozco, ni siquiera se presentó. ¿Por qué me haces esto?
Él ya estaba furioso y sé muy bien cómo puede terminar esto: en un día interminable de gritos e insultos.
Desearía que mi madre estuviera aquí. Estoy segura de que ella se opondría a este arreglo nefasto. Murió hace tres años y me dejó sola con este hombre que dice ser mi padre, pero que demuestra día a día que solo soy un objeto con un apellido distinguido.
—Es tu deber como hija obedecer. Tu boda fue arreglada hace dos años y así se hará. De lo contrario, nuestra empresa se irá al demonio y lo perderemos todo.
Me senté en la cama y asentí. Estoy demasiado triste como para seguir hablándole a la pared, porque eso es lo que siento cada vez que intento hacerlo razonar. Después de todo, no tiene que ser para siempre. En un año puedo pedir el divorcio y seré libre de mi padre y de mi esposo.
—Así me gusta. En un momento entrarán las mujeres que te van a preparar para la boda. No exageres, debes verte delicada y elegante.
Él salió de la habitación y entraron varias mujeres con valijas.
—Buenos días, señorita Agostina. Somos las estilistas, vamos a dejarla hermosa para el día más importante de su vida.
Sí, claro… como si estuviera feliz de casarme con un desconocido. Simplemente me resigné a vivir esta pesadilla.
—¿Puedo ducharme antes de comenzar?
—Por supuesto. Mientras preparamos todo, puede ducharse. Mi nombre es Irene, yo me encargaré de su cabello. Ellas son Lily, la manicura, y Ana, la maquilladora.
Las saludé con un apretón de manos.
—Volveré enseguida.
Saqué de un cajón ropa interior y una bata, y entré al baño. Lloré. Lloré por ser yo quien deba salvar la empresa de mi padre. Él despilfarró la fortuna de la familia en fiestas y prostitutas para sus asquerosos socios y amigos, y ahora soy yo la que tiene que salvarle el trasero. Nunca me dedicó el tiempo suficiente, nunca me dio el amor que un padre siente por su única hija. Después de la muerte de mi madre, dejé de existir.
Tras la ducha me quedé observándome frente al espejo y me dije a mí misma: “Solo un año”. Salí del baño y las chicas, muy amablemente, me pidieron que me sentara. Ellas me arreglarían a mi gusto.
—¿Quiere un cambio de color de cabello? Lo tiene muy largo y cuidado. Si desea, podemos darle un tono nuevo. Aunque su castaño es precioso.
—Sí, córtalo a media espalda y tiñelo de negro.
Me miraron sorprendidas. El largo de mi pelo llegaba a la cintura y jamás lo había cortado. Mi padre me lo prohibía y mi madre cumplía con sus caprichos. Este sería mi primer acto de rebelión.
—Sí, señorita. El azul de sus ojos resaltará más.
Mientras cortaban mi cabello, una arreglaba mis pies y otra mis manos. La maquilladora esperaba a que terminaran.
En total tardaron tres horas en prepararme. En dos horas debía salir a la mansión de la familia Novacci, donde un juez haría legal la unión. Me vi al espejo y quedé conforme con el resultado. Mi cabello negro fue lo que más me gustó.
—Gracias, señoritas. Espero que mi padre les dé una buena propina. Déjenme su tarjeta, las volveré a llamar.
—Muchas gracias. Le deseamos mucha felicidad a usted y a su esposo.
—Gracias.
Después de agradecerles se fueron y me dejaron a solas con mi angustia.
Me vestí como siempre y bajé a comer algo. No me habían dado tiempo a desayunar y sentía que el estómago me gritaba.
Mi padre estaba almorzando mientras revisaba su celular, que no dejaba de sonar. Ni siquiera me miró. Solo dijo:
—Lucrecia, suban a guardar las pertenencias de Agostina en sus valijas. Ya vendrán por ellas.
Las empleadas subieron a mi habitación y, una hora después, bajaron con todas mis cosas.
Me serví un plato de pasta y frutas, y me senté a su lado.
—Parece que tienes mucho apuro en sacarme de la casa.
—No es así, pero después de hoy vas a vivir con tu esposo. Es lo que corresponde.
—Lo sé. Lo único que pido es que no me abandones. Acuérdate de vez en cuando de que tienes una hija. No conozco a esa familia y, de esa manera, no voy a dejar de sentirme sola.
—Una vez que tengas hijos ya no vas a sentirte sola. Yo estoy muy ocupado para atender caprichos y es hora de que madures.
—¿Voy a poder terminar mi carrera?
Por fin levantó la vista de su celular para verme. Con su habitual inexpresividad respondió:
—Eso tienes que hablarlo con tu esposo.
Volvió a lo que hacía. Yo terminé de almorzar por última vez con mi padre, aunque me ignorara, y subí para vestirme.
Había un vestido en mi cama. Pensé que lo habían dejado las empleadas, pero encontré una nota:
“Esto lo compró tu madre antes de morir. Suponemos que lo compró para tu día de boda. Con amor, Lucrecia y Ramona.”
Tomé el vestido y me lo probé. Era hermoso, como si lo hubiera comprado para mí. Me quedaba perfecto. Elegante, sin ser ostentoso. Sentí que ella me acompañaba, dondequiera que estuviera.
Bajé las escaleras con cuidado de no pisar el vestido. Mi padre esperaba en la sala, sentado en un sillón mientras veía un partido de fútbol.
—Ya estoy lista.
Me miró y en sus ojos vi algo que no supe describir. Parecía que hubiera visto un fantasma, pero en un parpadeo volvió a la normalidad.
—Ya era hora. Es tarde. Ya vinieron por tus cosas y tu coche espera en la entrada.
El encargado del jardín y las empleadas se despidieron de mí en la puerta de la casa, entre lágrimas, diciéndome cuánto me iban a extrañar. Mientras tanto, mi padre se subía a su auto. Pensé que al menos me ayudaría a subir.
—Señorita Agostina, permítame ayudarla a subir al coche. Parece que su padre olvidó ese detalle.
Sonreí amargamente.
—Gracias, Carmelo. Por supuesto que sí.
Me acompañó hasta el auto y abrió la puerta.
—Te voy a extrañar mucho, Carmelo. Cuida a las chicas.
Lo abracé y subí al coche que me llevaría a mi boda con un hombre desconocido.
Editando por enésima vez está porquería.
Vamos de vuelta? 🤣
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 64 Episodes
Comments
fedra paublott
se ve interesante vamos a ver qué pasa
2025-08-28
0
Salomé Páez
buscó
2025-07-26
1
Li Otero
Si no sabes admistrar tu empresa es tu culpa no la de ella , si la empresa se va al demonio es por mal admistracion
2025-05-25
0