YO NO TE DEBERÍA AMAR

Okay ¿Te parece si bebemos otra copa?.- Pregunto Emiliano.

- Perfecto.-

Bebimos aquellas copas y resultamos acabando la botella, hablamos de toda nuestra vida, de sus amores que por cierto no fueron muchos, era claro que el gigoló de la familia fue Joel.

De pronto me levanté para ir al baño y él de inmediato me tomo en sus brazos y comenzó a besarme suavemente mientras agarraba mi cabello.

- Me encantas Alana, amo tu aroma, tu dulzura, tu inocencia, dime una cosa ¿Tú si quieres estar conmigo?.-

- Por supuesto que sí.- Respondí sin siquiera dudarlo.

Dicho esto me levanto de nuevo en sus brazos y me llevo a mi cuarto, allí me bajo y comenzó a besar mi cuello con mucha delicadeza.

Mi piel estaba erizada, mi vientre estaba hecho Candela y mis piernas temblaban sin control.

El deseo que sentíamos era imparable y todo lo que queríamos era unirnos el uno con el otro y ser amados sin ningún control.

Emiliano comenzó a acariciar mis hombros y poco a poco fue retirando mi camisa dejándome en solo brasier.

Luego me recostó en la cama y lentamente fue bajando el short dejándome en solo bragas, la respiración en aquella habitación era cada vez más rápida, bajo hasta mis tobillos y desde ahí comenzó a regar besos subiendo lentamente hasta llegar a mi entrepierna, sentí su respiración caliente en mi zona oculta sobre mis bragas y esto me hizo gemir en voz alta.

- ¡Oh nena! eso quiero, que solo gimas para mí.-

De pronto comenzó a bajar lentamente mis bragas y quedé completamente expuesta ante sus brillantes y deseosos ojos.

Abrió con suavidad mis piernas y comenzó a regar besos por todo el rededor de mi entrada, esto me estaba volviendo loca y no sabía qué hacer, que decir, no tenía idea de lo que estaba apunto de suceder, yo solo me encargaba de hacer esos ruidos excitantes que se escuchaban en todo el lugar.

- Quiero que te relajes mi reina y que disfrutes de este momento maravilloso.- Dijo él mientras olía mi interior.

Comenzó con su lengua a abrirse paso por mis carnes hasta encontrar mi pequeño punto débil en donde comenzó a jugar y mientras él succionaba y jugaba en círculos yo me retorcía de placer apretando con fuerza la sabana de mi cama y gimiendo en completo descontrol.

De repente comencé a sentir como una electricidad desesperante se iba concentrando en mi pelvis, él siguió con sus movimientos mientras yo explotaba en millones de sensaciones desconocidas para mí.

Luego dejó de tocarme y volteé a verlo...Y ahí estaba ese hermoso hombre quitando lentamente su camisa y su pantalón quedando solo en bóxer, dejando a mi vista su enorme paquete queriendo romper aquella tela.

Me estiró las manos y me ayudó a ponerme de pie, luego quito mi brasier y se quedó viéndome de arriba a bajo saboreando sus labios.

- Eres perfecta y deliciosa nena.-

Yo solo lo escuchaba, no podía decir nada porque estaba completamente embobada viendo ese espectacular y perfecto hombre frente a mí.

de pronto comenzó a besarme con desesperación, con fuerza, con deseo y poco a poco mientras me besaba fue retirando sus boxer, dejando ver ese enorme amigo que estaba a punto de estallar, yo solo acariciaba su cabeza y bajaba mis manos por su espalda, cada que sentía eso extraños espasmo electrizantes en mi vientre clavaba mis uñas en sus brazos y esto lo hacía poner más apasionado.

Hacia círculos en mis pezones con su lengua y de vez en cuando los mordía suavemente, esta acción me hacía estremecer y gemir fuerte, era algo increíblemente delicioso.

Para mí todo esto que estaba viviendo era nuevo, me sentía feliz pero al mismo tiempo apenada, tenía sentimientos encontrados entre esos el que más prevalecía era el miedo, pero aún así deseaba desesperadamente que me hiciera suya.

Luego de regar besos por todo mi vientre siguió bajando hasta que llegó a mi entrada de nuevo y suavemente introdujo su dedo en mi entrada haciéndome estremecer de dolor y placer al mismo tiempo.

Comenzó a moverlo en círculos y esto hacia que me sintiera más húmeda aún.

Luego sacó su dedo y sobre la mesa había dejado un condón el cual agarró inmediatamente y lo coloco con suma facilidad.

No supe a qué hora lo puso sobre la mesa, ni me interesó, solo sé que me tenía navegando en otro planeta.

- Relájate nena, voy a entrar con mucha calma, te prometo que seré cuidadoso.-

Yo solo respire profundo y cerré mis ojos lista para sentir ese dolor del que tanto hablaron mis compañeras.

Él abrió mis piernas y comenzó a frotar su miembro entre mi pequeño botón y mi entrada hasta que de pronto comenzó a descender dentro de mí haciéndome sentir dolor, ardor, incomodidad pero al mismo tiempo sentía gusto, placer, deseo y tal vez satisfacción.

- Bien nena, voy comenzar a moverme.-

-Okay- Respondí muy agitada.

Y ahí comenzó el más exquisito baile que jamás había experimentado, sus movimientos eran cada vez más rápidos y sus caricias cada vez más apasionadas.

Escuchaba como de su boca salían gemidos deliciosos que me hacían excitar aún más. De pronto de un movimiento y sin salir dentro de mí me levantó y quedamos sentados en aquella cama y por instinto yo comencé a mover mis caderas como un vaivén hasta que el calor comenzó a concentrarse de nuevo en mi pelvis y entre movimientos agitados y fuertes alcancé ese punto máximo de placer llamado clímax.

Él dio un par de estocadas más y sin esperar más también llegó, gritando fuertemente mi nombre en aquella habitación.

- ¡OOhhh, Alana!.- Eres increíblemente deliciosa.-

Nos dejamos caer en aquella cama, sintiéndonos agotados, llenos de sudor y tratando de recuperar la respiración.

De pronto se acerco más a mí y yo por inercia coloque mi cabeza sobre su pecho.

- ¿Cómo te sientes? ¿No te lastimé verdad?.-

- Me siento muy bien, y no, no me lastimaste, al contrario fuiste muy cuidadoso.-

- Es que ese mito de que la primera vez de una dama siempre será terrorífica debe quedar atrás, siempre hay que tratarlas con amor y delicadeza.-

- ¿Sabes una cosa?, Naomi tenía toda la razón, me estaba perdiendo de lo más bueno que puede disfrutar el ser humano.-

- Jajaja, bueno ya lo sabes nena.-

Sin decir nada más, nos quedamos dormidos, no sé cuánto duramos así, lo único que sé es que yo me desperté y al ver que todo era real solo quería quedarme ahí, quería congelar el tiempo para no separarme del pecho de ese espectacular hombre que tenía junto a mí.

Pero las ganas de ir al baño no me dejaban estar tranquila así que no tuve más remedio que levantarme y cortar con ese sueño exquisito que estábamos viviendo en aquella cama.

Me levanté y envolví la sabana sobre mi cuerpo para ir corriendo al baño, sin siquiera ver si Emiliano seguía dormido o me estaba viendo correr.