Holii mi nombre me lo reservo, pero soy colombiana y me gustaría compartibles mis historias y que les guste y me puedan apoyar. TQM
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Lo que viene después
La noche continuo con normalidad reímos y coqueteamos, cuando ya eran las 10 de la noche pagamos los helados y salimos. El camino hasta mi casa fue silencioso, pero cómodo. Yo iba abrazándolo por la espalda, sintiendo el viento frío mezclarse con el calor de su cuerpo, como si todo encajara por primera vez.
Cuando llegamos, me ayudó a bajar de la moto y se quitó el casco, se quedó mirándome unos segundos, como dudando si acercarse o no.
Tiago: —Gracias por confiar en mí.
Ann: —Gracias por no soltarme.
Se acercó despacio y me besó otra vez, pero esta vez fue corto, suave y lleno de cuidado. Un beso de despedida… pero también de promesa.
Tiago: —Nos vemos mañana.
Ann: —Mañana.
Entré a la casa con el corazón acelerado, apoyé la espalda en la puerta y sonreí como una tonta y por primera vez, eso se sintió bien.
Esa noche dormí tranquila, sin vueltas en la cabeza, sin reproches y sin miedo.
A la mañana sigue, me desperté antes de que sonara la alarma. No fue el ruido, ni la luz… fue la sensación, esa extraña calma mezclada con emoción que no me dejaba quedarme quieta.
Me giré en la cama y tomé el celular casi por reflejo, como si supiera que ahí iba a encontrar algo Y ahí estaba.
Un mensaje de Tiago, enviado hacía apenas unos minutos.
Tiago: Buenos días preciosa.
Tiago: Espero que hoy despiertes con la misma sonrisa con la que me despedí de ti anoche.
Sentí cómo el corazón me daba un salto absurdo en el pecho.
Me quedé mirando la pantalla unos segundos, pensando qué contestar, sin querer sonar muy obvia… pero tampoco distante.
Ann: Buenos días.
Ann: Creo que sí… desperté sonriendo.
La respuesta no tardó.
Tiago: Entonces valió la pena todo.
Tiago: ¿Nos vemos más tarde?
Apoyé el celular sobre mi pecho y cerré los ojos, por primera vez en mucho tiempo, la idea de “más tarde” no me daba miedo.
Pero junto con esa emoción, apareció la duda. Tal vez esta vez… valía la pena arriesgarse.
El teléfono vibró otra vez, pero esta vez no era Tiago.
Deysi llamando…
Dudé un segundo antes de contestar, pero lo hice.
Ann: ¿Hola? —respondí, aún con la voz dormida.
Deysi: Ann… —dijo apenas— ¿estás sola?
Su tono serio me sacó de golpe de la nube en la que estaba.
Ann: Sí, ¿qué pasó?
Suspiró al otro lado de la línea.
Deysi: No quiero arruinarte el momento, pero necesito decirte algo… como amiga.
Me senté en la cama, abrazando mis piernas.
Ann: Dime.
Deysi: Ayer sonabas feliz —continuó— y me alegra, de verdad. Solo… prométeme algo.
Ann: ¿Qué cosa?
Deysi: Que no vas a ignorar las señales raras solo porque te gusta.
Deisy: Que si algo te incomoda, no lo vas a justificar.
Guardé silencio.
Deysi: No te estoy diciendo que no lo intentes —añadió rápido—, solo que no te pierdas a ti por intentar que funcione.
Sus palabras no dolieron. Pesaron.
Ann: Lo sé… —murmuré— Te lo prometo.
Deisy: Bien —dijo más tranquila— Y si algo se te mueve raro en el pecho… me llamas aunque esté lejos.
Sonreí, con un nudo en la garganta.
Ann: Gracias, de verdad.
Colgamos.
Me quedé mirando el techo, pensando en lo que había dicho. No era miedo, era cuidado.
Volví a mirar el chat con Tiago, el último mensaje seguía ahí.
> ¿Nos vemos más tarde?
Lo quería ver, no lo negaba. Pero ese deseo no venía solo… venía acompañado de una promesa que me hice a mí misma.
No desaparecerme.
No justificar lo que doliera.
No callar lo que me incomodara.
Respiré hondo y escribí.
Ann: Sí… nos vemos más tarde.
Pero antes de enviar el mensaje, pensé algo que me sorprendió incluso a mí:
Esta vez no iba a perderme en él, esta vez iba a quedarme conmigo.
Presioné “enviar”.
Dejé el celular a un lado, me levanté de la cama y abrí la ventana, el aire fresco entró al cuarto y por primera vez en mucho tiempo, sentí que estaba empezando algo nuevo… no solo con Tiago, sino conmigo.
Y aunque no sabía qué iba a pasar después, sí sabía algo con certeza:
Ya no estaba huyendo.