En un ducado renacido de las cenizas, Finnian Seraphina se alza como el salvador, ajeno a la sombra que se cierne sobre él. La enigmática Lady Nayana irrumpe en su vida, una exitosa comerciante cuyo ingenio y belleza ocultan un fuego inextinguible: el de Alaia Elowen. Impulsada por la pérdida de su familia a manos de Finnian, Alaia se infiltra en su mundo, usando sus negocios y su intelecto para tejer una red de engaño, mientras Cataleya la celosa amante de Finnian, ve su posición amenazada y se consume en la ira, Finnian se siente extrañamente atraído por Nayana, ajeno a que cada palabra halagadora, cada gesto calculado es un paso más en la implacable "Venganza de Alaia". ¿Logrará su sed de justicia consumirlo todo, o el precio de la venganza será demasiado alto?
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Capítulo 21
Tras un momento en el que Finnian estuvo en silencio dándole la espalda a Nayana se volvió a ella, ahora mirándola de forma amenazadora, había algo más en los documentos que Finnian le había enviado a Nayana, las trampas que había hecho en ciertos negocios para ganar más de lo que debía, si Nayana logro descubrir los fallos de Cataleya, también debía saber los suyos.
-Lady Nayana – la mira con dureza -, quizás en los documentos que recibió descubrió algo más…, algo que no implica a Cataleya – Nayana lo miro con tranquilidad antes de responder.
-Lo único que encontré fue las cuentas que perjudicaban al Ducado, lo que el Duque hace para beneficiarse un poco más, no me incumbe. Mi lealtad en esta investigación es hacia la integridad financiera del Ducado Seraphina, no hacia la moralidad de sus métodos para amasar fortuna. Me aseguré de que todos sus movimientos queden limpios, ya se lo había dicho Duque, lo admiro y lo respeto, y nada a cambiado.
Finnian la estudió, su mirada desconfiada pero también asombrada. Nayana no solo era brillante, sino que también era astuta, y peligrosamente pragmática. Entendía las reglas del juego del poder, y parecía dispuesta a jugar por ellas. Había querido ponerla a prueba, ver si se atrevía a desvelar sus propios secretos. Y ella, con una elegancia maestra, había evitado la trampa sin negarse a sí misma.
-Me pregunto si esa admiración y respeto que menciona, podrían llevar algo más…- Finnian se acerca a ella.
-No voy a negar que es un hombre atractivo, y es natural que surja una cierta conexión entre mentes afines. Lo mejor es no avanzar más de lo profesional.
- Acaso tiene miedo de que pueda robarle el corazón – Nayana sonríe y se pone de pie.
-El problema en verdad es que cuando yo deseo algo no me rindo hasta obtenerlo, y una vez que lo tengo, no lo dejo escapar, suelo ser muy recelosa con lo que me pertenece – Nayana disminuye la distancia entre ellos -, antes de que existan problemas, es mejor evitarlos - Finnian no retrocedió, su mano se levantó, intentando acariciar su mejilla, sus ojos fijos en sus labios.
-Quizás yo desee tener esos problemas – Finnian intenta besarla, pero ella se aparta.
- No lo creo, porque no me conformaría con ser solo su amante.
- Claro, el puesto de Duquesa lo que todas deseen – Finnian soltó una risa corta y despectiva, su mano cayendo.
-No se equivoque, yo no deseo el puesto de Duquesa, el hombre que es mío debe serlo para siempre, y por lo que he visto al Duque no le interesa tener una sola mujer.
- No había llegado a mi vida una mujer que me interese tanto como usted - Nayana lo miró, sus ojos esmeralda fríos y penetrantes. Ella sabía que era una mentira, una táctica para desarmarla.
-¿Cuánto durara ese interés Duque? Una semana, un mes, si tengo suerte tal vez 1 año como máximo.
- No me conoce lo suficiente.
- Tiene toda la razón no lo conozco lo suficiente, pero si recuerda nuestra charla anterior, yo busco algo firme, algo en lo que me sienta segura, no una relación fugaz. Si Cataleya, ya no es de su agrada quizás en el burdel encuentre algo que le pueda interesar, si me lo permite me tengo que retirar.
-Si me lo permite yo podría llegar hacer la seguridad que tanto añorado. Una relación de igual a igual, basada en la fuerza y el intelecto. No en la pasión efímera. Mi interés en usted va más allá de la mera atracción física.
- La seguridad, Duque, es un concepto elusivo en este mundo. Especialmente cuando se trata de alianzas. Su propuesta... es interesante, una relación basada en la fuerza y el intelecto, dice. Eso sí me atrae. Las mentes afines, las voluntades fuertes, pueden construir imperios, por lo que conozco de usted sé que haríamos que este Ducado sea muy poderoso, incluso podríamos llegar a tener el mismo poder que la familia imperial – Nayana pudo ver como sus ultimas palabras fueron satisfactorias para Finnian -; sin embargo, sus antecedentes, Duque, no inspiran precisamente la clase de seguridad que busco. Sus relaciones, hasta donde alcanzo a ver, han sido más de conveniencia o de efímera pasión que de verdadera solidez.
Finnian no se inmutó por la crítica. De hecho, la dureza en sus palabras pareció picarle. Su sonrisa se ensanchó un poco, un depredador que disfruta de su presa.
- Quizás, Lady Nayana, aún no había encontrado una mujer digna de tal lealtad. Una mujer cuya mente fuera tan cautivadora como su belleza. Alguien que no fuera un mero adorno, que solo ansiara elevar su estatus.
- ¡Qué elocuente! Un halago que, si bien suena dulce, se ha susurrado al oído de muchas, me atrevo a decir. La verdadera lealtad se demuestra con acciones, no con palabras bonitas. Y la seguridad que busco es la de un compromiso inquebrantable, no una promesa que se disuelve con el primer rostro nuevo que aparezca. Considero que he demostrado mi valor, no hay otra mujer en su territorio que haya logrado levantar dos negocios prósperos de la nada, y hoy le he vuelto a demostrar de lo que soy capaz, y de mi lealtad.
Duque, si puede convencer a una mujer como yo de que su interés es genuino y duradero... entonces, y solo entonces, podríamos hablar de algo más allá de los números y las trampas de Cataleya. Pero le advierto: no soy fácil de cortejar. Y una vez que me comprometo, espero la misma devoción a cambio. Cualquier desaire, cualquier traición, y el precio a pagar será insoportable.
Ahora debo retirarme, tengo otros asuntos importantes que merecen mi atención, si necesita mi ayuda de nuevo no dude en buscarme, sabe donde encontrarme, supuse que estos días deben haber sido estresantes para usted, me tome el atrevimiento de traer algunas plantas para que lo agregue en su baño y pueda relajarse, ya se lo deben haber entregado a su mayordomo, permiso – Nayana hace una reverencia y sale del despacho, dejando a Finnian desconcertado.
Finnian la observó, la frustración luchando con una fascinación creciente. Nayana no solo era inaccesible físicamente, sino que su mente era un laberinto de desafíos. Ella le había ofrecido una oportunidad, un juego de cortejo que, para un hombre como él, era más intrigante que cualquier conquista fácil. La había dejado con la promesa de una posibilidad, sin haberle permitido acercarse ni un solo centímetro. La trampa estaba puesta, y Finnian, ciego a su verdadero propósito, estaba dispuesto a caer en ella.